INAH culmina restauración en capilla de Tlacolula

Distrito Federal, 16/10/12 (N22).-

Producto de casi dos años de labores constantes en la Capilla del Santo Cristo, del municipio de Tlacolula de Matamoros, Oaxaca, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) concluyeron la restauración in situ de más de 50 obras religiosas de los siglos XVII y XVIII, así como de los cientos de relieves con hoja de oro que decoran el interior de la ermita. Los trabajos para garantizar la permanencia y valor estético de estos bienes culturales, implicaron una inversión de 8.5 millones de pesos.

La atención en el recinto religioso, que data del siglo XVI, incluyó la intervención de la talla del Señor de Tlacolula, que fue creada en esa misma centuria con pasta de caña, y que es objeto de profunda veneración popular en la región.
En el marco de la fiesta patronal del poblado, que se realiza del 12 al 21 de octubre, Alfonso de Maria y Campos, director general del INAH, efectuó la entrega de las obras restauradas, en compañía de Lilia Rivero Weber, coordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural; Nelly Robles García, coordinadora nacional de Arqueología; Eloy Pérez Sibaja, delegado del INAH en Oaxaca; Salvador Cruz Sánchez, párroco de la iglesia; Rubén Vasconcelos, cronista de la ciudad de Oaxaca; así como del Comité Pro-Restauración de la Capilla del Señor de Tlacolula.
Durante la ceremonia, que tuvo lugar al interior de la capilla y musicalizada con la banda sonora Al sur de Oaxaca, Alfonso de Maria y Campos enfatizó el valor excepcional de la casa del Santo Cristo y la importancia de su puesta en valor; “ahora que concluyó la restauración de este espacio, y a petición de la comunidad, dejaremos un manual para la limpieza y el cuidado mínimo que requiere la profusa decoración y obras del templo, al que también se le instaló un nuevo sistema eléctrico con luz apropiada que garantice su preservación.
“Pido a la población que se comprometa a respetar y cuidar la capilla, a no invadirla y avisar al Instituto sobre cualquier problema que pudiera presentarse, a fin de mantener este espacio que alberga la cultura de nuestros ancestros, riqueza que se mantiene viva en las tradiciones de Tlacolula”, expresó el titular del INAH.
En su oportunidad, Edmundo Luis Ramírez, presidente del Comité Pro-Restauración de la Capilla del Señor de Tlacolula, reconoció la labor de los especialistas del Instituto que lograron revertir el deterioro del recinto religioso. “Ahora nosotros tenemos el compromiso de cuidarlo para que permanezca así por muchas generaciones más, por ello exhortó a todos los tlacolulenses a hacer todo lo posible porque no se deteriore, debemos evitar introducir veladoras y flores que pueden dañar el decorado del templo, debemos conservar la grandeza de la casa del patrono”.
Una vez concluida la entrega oficial, se efectuó una gran fiesta en el atrio de la iglesia con una decena de marmotas, gente ataviada con trajes típicos y la banda sonora del poblado; posteriormente, De María y Campos y Lilia Rivero encabezaron la tradicional bendición de la olla del tepache, bebida que después fue repartida entre los asistentes.
Respecto al proceso de restauración, Lilia Rivero Weber señaló “es vital para el INAH la conservación del patrimonio cultural que las comunidades resguardan en espacios religiosos, por ello el interés de involucrar a los pobladores en el cuidado de los mismos, integrándolos en las tareas de restauración como auxiliares o ayudantes, lo que facilita la valoración de los procesos de conservación, y crea un vínculo de apropiación patrimonial que refuerza la identidad cultural de las poblaciones”.
“La intervención de las obras de la capilla requirió de una inversión de 600 mil pesos en estudios de diagnóstico del estado de conservación que tenían las piezas, y 7 millones 916 mil pesos más en la restauración de las mismas”, comentó la restauradora.
La Capilla de Tlacolula —edificada por la orden dominica— se ubica a 34 km de la ciudad de Oaxaca, donde más de 20 restauradores del INAH, coordinados por el especialista Salvador Guillén Jiménez, se avocaron al rescate de la vasta cantidad de relieves que fueron hechos con cal y bellamente decorados con hoja de oro, con las representaciones de santos, mártires, arcángeles, ángeles, cristos y vírgenes.
La labor también incluyó la restauración de siete retablos y siete esculturas, 30 pinturas sobre vidrio y lienzo que datan de los siglos XVII y XVIII, así como de ocho piezas metálicas, entre ellas una baranda de plata, el púlpito y una reja de hierro que comunica a la capilla con el Templo de Nuestra Señora de la Asunción. Asimismo, se recuperó pintura mural de 300 años de antigüedad, que estaba oculta por repintes en el guardapolvo, con imágenes de ángeles y flores.
Rivero Weber resaltó la participación constante del párroco Salvador Cruz y de la comunidad, a través del Comité Pro-Restauración de la Capilla del Señor de Tlacolula, que facilitaron las labores de restauración y dieron seguimiento a cada una de ellas, lo que a su vez ayudó para asesorarlos sobre los procesos de mantenimiento posterior de las obras y su conservación preventiva.
En la primera etapa de intervención (mayo a diciembre del año pasado), las labores se enfocaron en los relieves de 250 años de antigüedad, 14 pinturas de caballete del siglo XVIII y cinco retablos con hoja de oro que datan de los siglos XVII y XVIII.
Durante la segunda etapa, a través de diferentes equipos de especialistas que trabajaron simultáneamente, se limpiaron y consolidaron 16 pinturas hechas sobre vidrio con un respaldo de papel pintado del siglo XVIII —de 47 cm de alto y 35 de ancho— que tenían suciedad y descamación de la capa pictórica.
En lo que respecta a las seis esculturas, se les hizo el retiro de suciedad y repintes, se atendieron faltantes por golpes, rajaduras, y se combatió el fuerte ataque de insectos que presentaban. Cuatro de las tallas —de 1.5 metros de altura en promedio— son de retablos, y corresponden a las representaciones de la Inmaculada Concepción, San José, San Juan y La Virgen Dolorosa; las dos restantes son ángeles lampararios —de entre 80 cm de altura y 1 m de ancho—, de los cuales se sostienen dos lámparas de plata que también fueron restauradas.
Asimismo, se limpió y estabilizó la imagen del Señor de Tlacolula, hecha en el siglo XVI con pasta de caña policromada, la cual presenta buen estado de conservación, por lo que solamente se le resanó una fractura en el brazo izquierdo al nivel del hombro, se le reintegró color con pinturas al barniz y se montó de forma adecuada en su cruz para evitar futuros daños.
En cuanto a los dos retablos del siglo XVIII, hechos en madera policromada y con hoja de oro, el principal daño que tenían era de ataque de insectos a la entabladura y a las molduras decorativas, por lo que se les colocaron injertos de cedro; además se hizo remoción de manchas de cera y hollín, unión de fragmentos desprendidos, estabilización de bastidores de soporte, resanes y reintegración del color con pinturas al barniz y dorados.
De las piezas metálicas de la capilla, que datan de los siglos XVII y XVIII, se dio tratamiento a dos lámparas del presbiterio, tres candiles y una baranda de plata. Se intervinieron también el púlpito y una reja de hierro que comunica la capilla con el Templo de Nuestra Señora de la Asunción.
Las piezas de plata presentaban capas de sulfuro que las manchaban, además de rayones y algunas fracturas; se les limpió la corrosión, se les dio un pulido para realzar el brillo y se les aplicó una capa de barniz protectora.
Mientras que la reja y el púlpito, ambos de hierro, estaban oscurecidos por un barniz que les fue colocado en los años 80 y por la corrosión natural del metal; la herrería de la reja (pintada de dorado) estaba cubierta por capas de hollín y manchas de cera, con la restauración se logró recuperar 70 por ciento de policromía de la parte superior.
Finalmente, se recuperó la pintura mural del siglo XVIII, que estaba oculta en el guardapolvo por un repinte de tono rojo, y otros más de reciente aplicación.
Imagen: http://bit.ly/R36URF
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