Museo Regional de Nayarit, reestructurado, será reabierto próximamente

  • El recinto estrenará una sala y un guión actualizado, para mostrar al público 508 piezas arqueológicas que dan testimonio de las culturas de Occidente

Distrito Federal, 27/09/12 (N22).-

Con 508 piezas arqueológicas y un nuevo discurso que integra los hallazgos más recientes sobre las culturas de Occidente, el Museo Regional de Nayarit (MRN) será reabierto próximamente por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).

La renovación del recinto incluye además una nueva sala y la recreación de una tumba de tiro, característica de los pueblos prehispánicos que se asentaron en esa región cultural, que abarca los estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán y algunas partes de Zacatecas.

Después de casi 20 años de la última actualización del acervo e información en el MRN, que se alberga en un inmueble del siglo XVIII, el INAH implementó un proyecto de infraestructura y reestructuración museográfica, con el objeto de renovar los contenidos, además de posibilitar el acceso de personas con discapacidad motriz a través de rampas, las cuales próximamente serán complementadas con un elevador.

“Con una inversión de poco más de cinco millones de pesos, el Instituto puso al día este museo arqueológico, que posee una de las colecciones más grandes en su tipo de la región de Occidente, con más de cinco mil piezas que dan un panorama del desarrollo prehispánico en Nayarit, desde el año 2200 antes de Cristo a 1530 de nuestra era”, informó Miguel Ángel Delgado Ruiz, director del MRN.

“A través de dichas labores —agregó—, a cargo de las coordinaciones nacionales de Obras y Proyectos, y de Museos y Exposiciones del INAH, se logró enriquecer el discurso del recinto con una nueva sala, integrada por materiales provenientes del Proyecto Arqueológico El Cajón, con la cual la museografía se complementa y ahora suma seis módulos temáticos”.

En el módulo por estrenarse se mostrarán alrededor de 110 figuras de barro con representaciones de animales, guerreros, jugadores de pelota, mujeres embarazadas y músicos, que fueron hallados en 2006 en 29 tumbas de tiro, durante las exploraciones de dicho proyecto en los sitios La Playa y Lagunitas (municipios La Yesca y Hostotipaquillo, en Nayarit y Jalisco, respectivamente); en esta sala también se hizo la reproducción de la denominada Tumba 24.

La arqueóloga Geylu Valderrama Macías, coordinadora curatorial, indicó que dichas figuras (fechadas hacia 200 a.C. y 600 d.C.) itineraron en una exposición que recorrió diversas ciudades de México, y también se llevó a Eslovenia, en 2008. “Ahora los objetos regresan a la entidad donde fueron recuperados para ser exhibidos de manera permanente.

“Otras piezas que se mostrarán —añadió—, son ornamentos de concha y rostros antropomorfos de piedra; además se incorpora información de ocho asentamientos mineros de los siglos XVIII al XX, y de comunidades indígenas actuales del área, como coras y huicholes”.

Valderrama Macías adelantó que la primera sala versa sobre el antiguo consumo de moluscos, que dio origen a montículos de concha de diferentes dimensiones a lo largo de la costa, cuya evidencia más temprana data de 2200 a.C., así como acerca de la producción de ornamentos hechos con caracoles y conchas, como pulseras, collares y orejeras.

En ese sentido, destacan algunas piezas que por primera vez se integran a la propuesta museográfica, como pesas de buceo, flotadores y pesas de piedra para red de pescar, así como anzuelos de concha, provenientes del municipio Bahía de Banderas, utilizados por antiguos pobladores del Occidente de México, entre 900 y 1350 d.C.

Al respecto, la restauradora Paula García comentó que para la nueva museografía se restauraron 73 piezas arqueológicas, de las cuales 30% corresponden a objetos que por primera vez se exhiben, como es el caso de los anzuelos de concha.

En las siguientes salas se explica la tradición de tumbas de tiro, que eran enterramientos a los que se accedía mediante un tiro vertical de hasta 16 metros de profundidad; también se abordan las urnas Mololoa, otra tradición mortuoria prehispánica, en la que los difuntos eran incinerados y las cenizas depositadas en ollas de barro; así como la cultura aztatlán, que se desarrolló entre 900 y 1350 d.C., y destacó por el uso de la obsidiana y el desarrollo de la metalurgia.

En el módulo temático sobre la tradición tumbas de tiro se incluyen dos esculturas de barro —de 75 cm de altura, las piezas más grandes de la exposición—, que fueron recuperadas en un decomiso en la comunidad de Tequilita, en 1960, mismas que tras haberse exhibido de 2004 a 2006 en España, Bélgica, Australia y Chile, fueron restauradas para volver a mostrarse.

“Estas piezas representan a individuos en posición sedente, con decoración corporal en líneas negras y ornamentos, como brazaletes, orejeras y nariguera; también fueron sometidas a un proceso de conservación con el que fue posible retirar capas de sales que impedían ver su policromía”, destacó la restauradora Paula García.

En la sección correspondiente a las urnas Mololoa, se exhiben cuatro de ellas, encontradas en 1960, cerca del río del mismo nombre; son de barro color crema con formas antropomorfas y de cuerpos cilíndricos. También se muestran nueve vasijas funerarias con diseños geométricos en rojo, localizadas en 1996 en la colonia López Mateos, de la ciudad de Tepic, y contenían restos óseos incinerados.

Sobre la cultura aztatlán se muestran navajillas de obsidiana negra, que ilustran los talleres de producción lítica desarrollados por este pueblo prehispánico, además de sellos, petrograbados de aves, pipas y figurillas de cerámica, así como cascabeles de cobre y oro, y anzuelos y agujas de metal que datan de 900 a 1350 d.C.

La última sala aborda la conquista española, liderada en esa zona por Nuño Beltrán de Guzmán, en 1530. Se muestran cinco esculturas —de entre 25 y 50 centímetros de altura— que fueron enterradas durante la época prehispánica para evitar su destrucción a la llegada de los ibéricos, mismas que fueron encontradas en 1991 en el hoy municipio de Bahía de Banderas.

Reestructuración integral

El Museo Regional de Nayarit (MRN) ocupa un inmueble construido en la primera mitad del siglo XVIII, que perteneció al hacendado Felipe Liñán de la Cueva; durante el siglo XIX se convirtió en la Casa Comercial Alemana Delius y Consulado Alemán, hasta que en 1930 se declaró en quiebra.

En 1946, el INAH y el Gobierno del Estado de Nayarit firmaron un acuerdo para crear un departamento de investigación arqueológica y un pequeño museo, que originalmente se alojó en el Palacio de Gobierno; tres años después fue trasladado a la planta baja del actual recinto; finalmente, en 1969 se determinó que todo el edificio fuera sede del MRN, para dar testimonio de la grandeza arqueológica de la entidad a través de diversas piezas.

De acuerdo con el arquitecto Jorge Escobedo, del Centro INAH-Nayarit, la reestructuración integral del inmueble, que incluyó adecuaciones para el acceso a personas con discapacidad, consistió en la realización de obras tendientes a combatir problemas de exceso de humedad, además del cambio de la instalación eléctrica, y de algunos marcos de puertas, ventanas y pasamanos de madera que ya no eran útiles debido al ataque de insectos.

Asimismo, se realizaron obras de resane y repintes en los interiores de salas y en la fachada. “Para finales del año en curso comenzarán las labores de construcción de un elevador, con el cual complementaremos el programa de accesibilidad que nos permitirá acercar a públicos con necesidades diferentes y específicas”, concluyó Miguel Ángel Delgado, director del MRN.

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