INAH pone énfasis en la restauración del mural precolombino

DISTRITO FEDERAL, México, (N22/INAH).- 
A dos años de su implementación, el Programa Nacional de Conservación de Pintura Mural Prehispánica ha sentado un precedente histórico en la preservación del patrimonio pictórico precolombino, al ejecutar proyectos de restauración en 44 sitios arqueológicos del país, donde se han dictaminado e intervenido 101 frentes con este tipo de manifestaciones, que equivalen a 133 m², desde fragmentos de menos de un metro hasta murales de gran extensión, como los de Bonampak, Cacaxtla, Cholula y Teotihuacan.

Dicho programa, impulsado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), se desarrolla a través de 11 proyectos regionales encaminados a la preservación de antiguas manifestaciones pictóricas, cuya atención es prioritaria, en tanto que forma parte de las expresiones plásticas que las civilizaciones precolombinas elaboraron como medio de comunicación y creación artística.

“Los esfuerzos para conformar, fortalecer y dar continuidad a este programa nacional han permitido, además de registrar, diagnosticar y atender una importante cantidad de pintura mural prehispánica en el país, fomentar la creación de un espacio que no existía en México, al que restauradores, científicos, gestores culturales y responsables de la conservación de la pintura mural de todo el país pueden acudir para obtener información, a la vez que aportarla.

“Es un resultado sin precedentes en la conservación de pintura mural prehispánica en México; nunca antes habíamos estado en posibilidades de dictaminar, en tan poco tiempo, el estado de conservación de tal cantidad de espacios con representaciones pictóricas”, dijo Lilia Rivero Weber, coordinadora Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, al destacar que tras la atención de estas expresiones plásticas, hoy es posible volver a apreciar imágenes que ya no se veían, para disfrute del público, y que a su vez aporta valiosa información iconográfica para los investigadores.

La experta en restauración subrayó que aunado al alcance cuantitativo de patrimonio atendido, un logro fundamental ha sido asegurar la continuidad de recursos del propio Instituto para este programa, que se emprendió en 2010 con tres millones de pesos, y para 2012 se ejercen ocho millones de pesos; esta continuación se deriva de la propia estructura de gestión de la iniciativa, cuyo objetivo fundamental es llegar en 10 años a la conservación preventiva y no posterior a los daños, a través de un trabajo constante de monitoreo en los frentes con pintura mural.

El Programa “busca, mediante la elaboración de proyectos específicos de la Coordinación de Conservación del INAH y el apoyo de otras instituciones académicas, como la UNAM y la Universidad de Florencia, Italia, efectuar el estudio, la investigación y documentación de la pintura mural prehispánica en México, a fin de plantear estrategias de conservación a corto, mediano y largo plazo, así como en casos emergentes, que permitan la preservación y promuevan la difusión de la pintura mural como parte del patrimonio cultural de la nación.

La restauradora explicó que este esquema de atención sigue los lineamientos internacionales en materia de conservación, y se aplica en tres fases: el diagnóstico y mapeo de sitios con vestigios pictóricos, en los que se hace un análisis a profundidad del estado de conservación que tienen, para determinar puntualmente y bajo una planeación óptima las necesidades de preservación y restauración de los murales; esta etapa conlleva la investigación documental sobre el sitio y las labores de conservación realizadas hasta la fecha.

Rivero Weber detalló que derivado de dicho diagnóstico se determinan las fases de restauración a seguir, con prioridad en aquellos frentes que necesitan una intervención emergente, lo cual permite protegerlos y detener los procesos de deterioro que les afectan. La tercera fase del PNCPMP verifica los proyectos integrales preparados por los restauradores para ejecutar una intervención directa de los espacios.

“Entre 2011 y 2012, el diagnóstico y mapeo que se deriva de cada proyecto y subproyecto permitió dictaminar el estado de conservación de mil 367 metros cuadrados de pintura mural de distintas épocas y regiones del país, desde la península de Yucatán hasta los estados del norte y noroeste. En dichos frentes se determinaron aquellos en estado delicado, donde se tuviera que aplicar un tratamiento de manera emergente.

“Asimismo, el monitoreo de los espacios en buen estado de conservación continúa, con la finalidad de detectar cualquier agente que los dañe y atacarlo antes de que comience el proceso de deterioro. De igual manera, se intervinieron —con procesos de conservación y restauración directa— 133 metros cuadrados de representaciones murales prehispánicas”.

Lilia Rivero explicó que el Programa Nacional de Conservación de Pintura Mural Prehispánica comenzó fortaleciendo proyectos prioritarios de atención del patrimonio mural prehispánico con gran valor histórico y estético, que se atienden desde hace varios años, como los de los sitios arqueológicos de Cacaxtla, Cholula y Bonampak, que presentan una problemática de conservación complicada.

En este sentido, abundó que mediante el proyecto de Conservación Integral de la pintura mural de la Zona Arqueológica de Cacaxtla, en Tlaxcala —una de las más importantes del país por su factura impecable e iconografía única, creada entre 800 – 1000 d.C.—, se estudia su problemática de manera multidisciplinaria, con arqueólogos, ingenieros y químicos especializados en el desarrollo de fórmulas adecuadas para eliminar polímeros sintéticos (adhesivos) y facilitar la consolidación; el esquema es coordinado por la restauradora Diana Medellín.

Otras de las antiguas manifestaciones que se atienden son las del conjunto arquitectónico de Atetelco, en la Zona Arqueológica de Teotihuacan, en Estado de México, bajo la coordinación de Alfonso Cruz y Monserrat Salinas; es un espacio que data de 350 – 550 d.C., afectado por la situación climática, donde se estudia la implementación de una cubierta para que los murales no sigan expuestos al intemperismo y se conserven de manera óptima después de la conservación que han recibido.

De igual manera, se ha avanzado sustancialmente en el Proyecto de Conservación e Investigación de la pintura mural de los Bebedores de Pulque, en la Zona Arqueológica de Cholula, a cargo de la restauradora Dulce María Grimaldi. La atención de esta obra es prioritaria, porque se trata de 120 metros cuadrados de imágenes plasmadas hace poco más de 1,800 años, en el interior de una subestructura.

Paralelamente, en La Casa de las Pinturas, en la Zona Arqueológica de Bonampak, Chiapas, se ha logrado avanzar en su proceso de conservación, con labores como limpieza y eliminación mecánica de algas, líquenes y capas de carbonatos que se depositan año con año por las condiciones geoclimáticas del lugar, y las propias características que tienen los murales, creados hacia 790 d.C.

Tales tareas han permitido volver a ver detalles de las indumentarias y rasgos de los personajes que ya no se podían observar, de manera que nuevamente se puede hacer la correcta apreciación de una de las representaciones pictóricas mayas mas importantes, lo que además aportará valiosa información a los investigadores; el proyecto está a cargo de los restauradores Haydee Orea y Gilberto Buitrago.

Rivero Weber agregó que también se emprendió un proyecto de largo alcance, de mapeo y diagnóstico en la Costa Oriental de Quintana Roo. “Es un parteaguas en la atención de sitios con pintura mural, porque a través de este proyecto —coordinado por las restauradoras Valerie Magar, Patricia Meehan y Mónica López Portillo— se diagnosticó y atendió la pintura mural de sitios incluidos en importantes rutas de turismo cultural, como Xel-Há, Xcaret, Tulum, Tankah, Cobá, Muyil, El Rey y San Gervasio.

El PNCPMP también se aplica en Oaxaca, particularmente en sitios donde hay tumbas prehispánicas con pintura mural, de las cuales se evalúa el estado de conservación, como las de Zaachila, Suchilquitongo, Yagul, Lambityeco, Dainzú, Mitla y Monte Albán, a cargo de las restauradoras Mónica Vargas y Gloria Martha Sánchez.

En este grupo de antiguas tumbas decoradas con pintura mural, se incluye la recientemente descubierta en Atzompa, a la que restauradores entraron inmediatamente a petición de la Coordinación Nacional de Arqueología, en apoyo para facilitar que la prospección arqueológica se llevara a cabo adecuadamente, y donde el equipo de la CNCPC apoyó en la conservación de las manifestaciones pictóricas de la cámara funeraria.

Rivero Weber detalló que los frentes con pintura mural se han atendido con distintas tecnologías, acorde a su nivel de deterioro, los materiales con los que fueron elaborados y el medio en el que se encuentran.

La coordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, subrayó que para la atención de murales también se hace uso de tecnología de última generación, como es el caso de la nanotecnología, cuya aplicación se trabaja con la Universidad de Florencia; además, en distintos proyectos se hacen investigaciones experimentales sobre el uso de diversos productos de consolidación.

Finalmente, señaló que antes de implementar este programa nacional, los proyectos pequeños o de bajo y mediano impacto tenían poca probabilidad de conseguir recursos para su ejecución, es por eso que existían pinturas murales que nunca había sido diagnosticadas, mientras que otras habían sido intervenidas numerables veces. “Ahora los proyectos pequeños tienen una posibilidad real de hacer un cambio significativo en la conservación, difusión e investigación del patrimonio mural prehispánico”.

Imagen: INAH

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