En la primera actividad participaron Juan Gregorio Regino, director de desarrollo intercultural de la Dirección General de Culturas Populares, Ana Elena Mallet, curadora de arte contemporáneo, Estercilia Simanca Pushaina, originaria del pueblo indígena Wayuu de Colombia y ganadora de la convocatoria de la Primera Bienal, y Juan Mora, cineasta egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM.
Regino, al dar la bienvenida al evento, explicó que entre los objetivos de la Bienal están el promover la creatividad indígena, reconocer sus distintas expresiones y posicionar en el ámbito académico las artes indígenas contemporáneas.
«La convocatoria fue un llamado para las diferentes instituciones nacionales e internacionales, a la academia y a la sociedad, para buscar la manera de difundir esas artes y expresiones artísticas que han ido transformando e innovando a los pueblos», señaló.
«La Bienal implica romper con algunos paradigmas y estereotipos para buscar la manera de mostrar esta diversidad de manera distinta […] Creo que la creatividad es un elemento esencial de la identidad, productividad e innovación, una fuerza social, abierta y plural, donde se expresan ideas y expresiones procedentes de fuentes tradicionales, de grupos mayoritarios o minoritarios.
A lo que agregó: «Es a través de las artes que la creatividad alcanza su mayor expresión y forma parte de la funcionalidad de la existencia, parte intrínseca de la realidad de las sociedades».
Ana Elena Mallet presentó su ponencia “La mirada indígena y las prácticas artísticas contemporáneas”, en la que hizo una revisión de algunas definiciones conceptuales sobre arte contemporáneo y diseño, disciplinas, dijo, que dialogan nuevos lenguajes y mensajes.
Explicó que el arte contemporáneo es el diálogo entre varias disciplinas. No existe sin un mercado económico y simbólico, elementos que se legitiman con ferias y colecciones, mientras que el diseño y el arte tienen que ver con el contexto.
«En el diseño de hoy, el mexicano hace referencia de su contexto y retoma sus raíces sin caer en lo que se conoce como folclor y también tiene un sistema de legitimación y distribución».
Por su parte Estercilia Simanca Pushaina, una de las ganadoras de la Bienal con el documental Nacimos el 31 de diciembre, compartió su experiencia para la realización de dicho trabajo, que surgió como una necesidad de sensibilizar algunas prácticas del pasado reciente en su comunidad. Una búsqueda que se vuelve visible a través de un lenguaje sencillo que pudiera entenderse en otras instancias y lugares.
Al tomar la palabra, Juan Mora se refirió a la función del video en las comunidades indígenas y presentó algunas materiales. «Ellos hacen un video para preservar la memoria […] es un arte vivo de la comunidad, anónimo, no se trata de que destaque alguien, sino de llevar la reflexión dentro de esa comunidad y preservar tradiciones».
Respecto al uso del video por parte de comunidades indígenas, Mallet opinó que la creatividad y el arte realizado ha sido un concepto esencial en el desarrollo del arte popular del siglo XX, por lo que es un buen momento para cuestionar modelos de distribución y darnos cuenta que los grupos indígenas han usado estos nuevos lenguajes para expresarse perfectamente «sin caer en cuestiones tradicionales».
Como parte de esta Bienal será inaugurada una exposición el próximo 9 de agosto en el Museo Nacional de Culturas Populares, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo.
La muestra, bajo la curaduría de Juan Coronel Rivera, se conforma del trabajo de 48 artistas indígenas, entre ganadores y menciones honoríficas de la convocatoria.
Imagen: Conaculta