INAH concluyó recupeación de murales de El Tajín

  • Las pinturas, creadas entre 800 y 1200 d.C., muestran la representación de grecas y volutas, que aluden al dios Quetzalcóatl, y también figuras zoomorfas
DISTRITO FEDERAL, México, (N22/INAH).-
Con el tratamiento aplicado a las imágenes prehispánicas que decoran la cara sur del Edificio I, de la Zona Arqueológica de El Tajín, en Veracruz, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) concluyeron la restauración de los 30 metros lineales de pintura mural de esa antigua construcción, que fue plasmada por grupos totonacos entre 800 y 1200 d.C.
Se trata de obras pictóricas que se albergan al interior de dicha edificación, ubicada en el área conocida con Tajín Chico, que corresponde a la zona residencial de la antigua ciudad totonaca. “Son murales únicos por su gran colorido, logrado con base en pigmentos naturales y minerales; donde destacan varias tonalidades de verde, azul y amarillo, así como rosa, blanco, café, rojo y negro”, destacó la restauradora Dulce María Grimaldi Sierra, responsable de la restauración.
La recuperación de pintura mural del Edificio I, conocido también como Palacio de los Murales, informó, requirió de tres años de trabajos, durantes los cuales se desarrolló un proceso de eliminación de sales de carbonato de calcio (producidas por la humedad y las filtraciones de agua), corrección de los resanes aplicados anteriormente, fijado de capa pictórica y consolidación del sustrato. “Se atendieron tres frentes del edificio (norte, sur y poniente), que tienen obra pictórica, y en algunas zonas se retiraron capas de polímero sintéticos, que fueron aplicadas a la pintura en los años 90, y que con el paso del tiempo presentó deterioros al interactuar con el medio ambiente”, comentó la restauradora de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH.
Grimaldi Sierra recordó que cuando los murales fueron descubiertos a principios de los años 90 quedaron a la intemperie, por lo que para protegerlos se colocó una techumbre de material orgánico. Actualmente esta cubierta ha sido remplazada por una nueva palapa. El Edificio I fue un palacio de la elite gobernante, que fue explorado junto con otros espacios habitacionales del sitio prehispánico por el arqueólogo Jurgen Brugemann, de 1985 a 1992.
Sobre la iconografía, la restauradora destacó que la obra mural muestra la representación de grecas y volutas, que aluden al dios Quetzalcóatl, y también figuras zoomorfas que fueron pintadas con gran detalle con representaciones de hombres-peces, hombres-reptiles y “un felino con cabeza y extremidades humanas, además de un caracol, con partes humanas cubiertas con plumas de ave”. Con una antigüedad aproximada de mil años, los murales de El Tajín además de decorar taludes del Edificio I, también se observan sobre pisos, banquetas, un pórtico y al interior de los nichos.
“La suntuosidad de este aposento nos habla del refinamiento con que vivían los antiguos gobernantes de la ciudad”, abundó Grimaldi. A decir de la especialista, los autores de los murales tenían una técnica muy depurada, pues las figuras “están trazadas con gran detalle y precisión, donde los motivos se repiten, pero de uno a otro van cambiando en pequeños detalles. Estas pinturas además tuvieron un función ritual y nos muestran aspectos de la religión de los antiguos habitantes de la metrópoli totonaca”.
La restauradora explicó que la intervención de los murales se complementó con una serie de actividades de registro, documentación, diagnóstico, monitoreo de intervenciones anteriores e investigación de los mismos. Acciones que se realizaron con recursos del Programa Nacional de Conservación de Pintura Mural Prehispánica del INAH, y de la delegación de este Instituto en Veracruz. “Asimismo, se realiza un estudio para determinar la técnica pictórica empleada en el Palacio de los Murales, que se deduce se trata de una técnica mixta. Creo que primero se pintó al fresco una capa y, posteriormente, se colocó otra capa de pintura sobre la superficie ya seca”.
Grimaldi Sierra añadió que durante este proceso de restauración también se restauraron elementos decorativos de estuco con figuras geométricas, que carecen de color. “Si comparamos estos estucos con los murales, es como si pasáramos del barroco al arte abstracto en un solo paso”, destacó. Este año también se prevé realizar estudios con georradar al Edificio I, a cargo del doctor José Ortega, del INAH, mediante los cuales se podrá observar al interior del mismo, con el objeto de detectar escurrimientos de agua y otros deterioros internos en la estructura.
Actualmente, el recorrido por el Tajín Chico ya está abierto al público, por lo que “es muy importante difundir el contenido artístico y los esfuerzos que se están haciendo para la conservación de esta área de la zona arqueológica”, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en 1992.
Foto:INAH
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