La Marcha del Orgullo gay, no olvidar el valor histórico y político

En su edición 41, acudieron a la marcha alrededor de 70 mil personas; esta gran fiesta y lucha se vio abrumada por marcas que cada vez más se apropian del movimiento 

Ciudad de México (N22/Ana León).- «La comunidad sexo diversa se mantiene aún con salarios miserables, ocupan el mayor número de desempleo, esto se ve mucho en las mujeres trans que, lamentablemente, el 80% de ellas están precarizadas y cuya esperanza de vida es de 35 años, lo cual aumenta producto de los crímenes de odio», declaró Flora, parte de Pan y Rosas y el Movimiento de los Trabajadores Socialistas [una organización anticapitalista, socialista, que lucha por el pleno derecho de las mujeres, por la igualdad en salario, contra la precarización femenina, por aborto seguro, libre y gratuito, y por plenos derechos a la comunidad sexo diversa], durante la marcha 41 del Orgullo Gay, que se realizó el sábado 29 de junio en la Ciudad de México. 

Todas las imágenes: © Eréndida Esmeralda


El testimonio es importante por las cifras que arroja y por el llamado que hace: No olvidar que ésta, más allá de ser un fiesta, es una lucha política. En 1978 se realizó la primera manifestación pública que buscaba, como este año, recorrer las calles de Reforma, cosa que fue impedida y conseguida al año siguiente. Desde entonces, las calles de Reforma hasta el Zócalo de la ciudad son ocupadas por miles de personas que salen a celebrar la libertad, pero también a manifestarse por los derechos que aún no se han alcanzado, como la aprobación del matrimonio igualitario en todo el país; en 2010 se consiguió para la Ciudad de México y luego siguieron estados como Quintana Roo, Colima, Campeche, Baja California Sur, entre otros. 


Bajo el lema Ser es resistir, la marcha que se realizó este fin de semana, alcanzó una participación de alrededor de 70 mil asistentes. Mucho se criticó a través de redes sociales e in situ, de la apabullante presencia de marcas, de la bandera por el orgullo estampadas con el logo de Uber o Didi y demás. Genaro Lozano, politólogo y columnista en el diario Reforma, habló para no olvidar que la marcha del orgullo es «sobre todo política. Marchamos para honrar memoria del movimiento. Marchamos para exigir derechos y recordar que no hay libertad política, si no hay libertad sexual.»

Una lucha, que también recuerda movimientos en otras geografías como los 50 años de Stonewall, las manifestaciones y disturbios ocurridos el 28 de junio de 1969 en Nueva York, considerados como el inicio del movimiento organizado por la reivindicación de los derechos de la comunidad LGBTI+. Pero éste no es el único hecho a recordar, mucho antes y en nuestra propia ciudad, en 1901, una redada en un baile clandestino de homosexuales integrados por la clase alta del país, algunos de ellos vestidos de mujer, dio como resultado en la detención de 42 de ellos; sin embargo, uno de ellos, se sabe, era el yerno de Porfirio Díaz, por lo que su nombre fue borrado y el hecho recordado como el Baile de los 41, número que coincidió con el aniversario de la marcha. 


Para Érick, que asistió por primera vez a la marcha, fue grato encontrarse con un gran apoyo hacia la diversidad, no sólo el que crea la misma comunidad, sino también de los heteros. Aunque no idealiza, sabe que el apoyo no es por parte de todos los sectores de la sociedad y es consciente de las diferencias de opinión que siempre van a estar presentes. En su opinión, lo que más hace falta, además de los plenos derechos y libertades a este sector de la población, es el respeto. 


Y en ese mismo tenor fue también la opinión de Jasmín y María José, pareja que acudió a la marcha y en cuyas playeras se leía la leyenda “Love is Love” (amor es amor). Para ellas acudir es una forma de «normalizar lo que somos, porque aunque la gente lo ha aceptado, todavía sigue habiendo cierta discriminación hacia nosotros.»


La marcha que inició poco después del mediodía y se prolongó hasta pasadas las 19 horas. En ella participaron sectores del arte y la cultura, embajadas, Acnur, la SRE, organizaciones y colectivas que trabajan VIH, personas migrantes y refugiados, poblaciones trans, Amnistía México, entre otros.