Redacción/CDMX
El pasado 19 de febrero se descubrió un taller encubierto de falsificación en un distrito del norte de Roma, en donde se confiscaron más de 70 obras de arte fraudulentas, falsamente atribuidas a artistas notables, junto con materiales utilizados para imitar lienzos antiguos, firmas de artistas y sellos de galerías ya no operativas.
Detectar una obra de arte falsa es un desafío que requiere una combinación de conocimientos históricos, análisis técnico y herramientas científicas avanzadas, los expertos en autenticación utilizan cinco reglas simples pero útiles para distinguir las piezas originales de las falsificaciones:
Los pigmentos nunca mienten
Los especialistas examinan los materiales utilizados en la obra, como los pigmentos y el lienzo, para determinar si coinciden con los disponibles en la época del artista. Si se encuentran materiales modernos en una pintura que supuestamente es del siglo XVII, es una clara señal de falsificación.
Mantener el pasado presente
El valor de una obra depende de su procedencia y contexto histórico. La falta de un historial claro puede ser una señal de falsificación, como ocurrió con los Vermeers falsos creados por Han van Meegeren, quien engañó a coleccionistas y expertos hasta que reveló su fraude para evitar cargos de traición.
Entrecerrar los ojos
El estilo de un artista es tan único como una huella dactilar y es difícil imitarlo sin inconsistencias. Mientras que algunos falsificadores como Van Meegeren y Beltracchi cometieron errores en sus gestos pictóricos, Eric Hebborn logró engañar a los expertos gracias a su destreza y al brandy, que lo ayudaba a imitar con fluidez a los maestros antiguos. Su trabajo sigue siendo tan convincente que incluso hoy algunas instituciones se resisten a aceptar que sus falsificaciones no son auténticas.
Profundizar
Un bodegón atribuido a Van Gogh fue cuestionado durante años debido a su paleta de colores y la falta de registros de propiedad. Sin embargo, en 2012, una radiografía reveló que el artista había reutilizado un lienzo en el que originalmente pintó dos luchadores, mencionados en una carta a su hermano Theo en 1886.
Este descubrimiento no solo validó la pintura, sino que también ofreció una nueva perspectiva sobre la lucha interna del artista, reflejada en su proceso creativo. Esto resalta la importancia de ir más allá de los análisis superficiales para determinar la autenticidad de una obra.
Las pequeñas cosas las delatan
Los detalles mínimos, como la ortografía correcta en una firma, son esenciales para autenticar una obra de arte. Un error tan pequeño—por ejemplo, la omisión de una “c” en la firma inconfundible de Pollock—puede revelar una falsificación. Este descuido le costó 17 millones de dólares a Pierre Lagrange, y se relaciona con otros casos en que obras atribuidas falsamente a artistas de renombre, vendidas por galerías prestigiosas como Knoedler & Co, resultaron ser fraudulentas. En esencia, son las pequeñeces las que delatan a los impostores y pueden destruir reputaciones en el mundo del arte.
Estos cinco métodos combinados han permitido a los expertos descubrir algunas de las falsificaciones más sofisticadas de la historia del arte, asegurando que las verdaderas obras maestras sean reconocidas y preservadas.
(Con información de BBC)