Redacción/CDMX
¿Te has preguntado alguna vez cómo los estándares de belleza influyen en nuestra percepción de las personas, incluso de aquellas que cometen delitos?
El lookismo es una forma de discriminación basada en la apariencia física, donde se favorece o prejuzga a las personas según su conformidad con los estándares de belleza predominantes.
Este fenómeno convierte la belleza en una expectativa moral, más que en una simple preferencia personal.
La filosofa Heather Widdows identifica cuatro ideales de belleza globales que moldean nuestras percepciones de valor y éxito:
Delgadez: La presión por mantener una figura esbelta es omnipresente en diversas culturas, asociándose esta con salud y atractivo.
Firmeza: Se valora un cuerpo tonificado y sin flacidez, lo que impulsa a muchos a seguir rutinas de ejercicios intensas y, en ocasiones, a recurrir a procedimientos estéticos.
Suavidad: Una piel lisa y sin imperfecciones es considerada esencial para cumplir con los cánones de belleza actuales.
Juventud: La juventud se asocia con vitalidad y atractivo, lo que lleva a una constante búsqueda por parecer más joven.
Estos ideales no solo influyen en la autoimagen de los jóvenes, sino que también afectan su percepción del éxito y la aceptación social.
La presión por cumplir con estos estándares puede llevar a la adopción de comportamientos extremos, como dietas restrictivas, ejercicios extenuantes y cirugías estéticas.
Un aspecto intrigante del lookismo es su influencia en la percepción de individuos involucrados en actividades delictivas. Por ejemplo, cuando una persona atractiva comete un crimen, la sociedad tiende a mostrar sorpresa y, en ocasiones, indulgencia, debido al “efecto halo”, donde la buena apariencia de una persona lleva a asumir cualidades positivas en otros aspectos de su vida.
Además, existe la hibristofilia, una atracción hacia individuos que han cometido crímenes graves.
Este fenómeno, también llamado “síndrome de Bonnie y Clyde”, pueden llevar a algunas personas a idealizar y sentirse atraídas por criminales, influenciadas por sesgos cognitivos y una fascinación por lo prohibido.
El lookismo y los ideales de belleza establecidos no solo afectan la autoestima y las decisiones de los jóvenes, sino que también moldean nuestras percepciones y prejuicios hacia los demás, incluyendo a aquellos que han cometido actos delictivos.
(Con información de The Big Think)