Familias albanesas, en su mayoría musulmanas, protegieron a judíos del régimen nazi
Redacción/CDMX
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) Albania, país que en su mayoría era población musulmana, se solidarizó con aquellos judíos que pudieron refugiarse en su territorio.
Ya en 1938, el rey Zog de Albania había ofrecido asilo político a más de 300 judíos e incluso, les concedió la ciudadanía albanesa.
Sin embargo, esa protección no duró mucho, ya que un año después, en 1939, Italia invadió Albania y lo declaró su protectorado.
A partir de ese momento, el país estaba bajo el control de la Italia fascista de Benito Mussolini y complicó el ingreso de judíos a estos territorios.
Al término de la guerra en 1945, Albania tenía en su territorio más de 3 mil judíos refugiados y fue uno de los pocos países europeos que poseían una mayor población judía.
«Los albaneses acogieron a los judíos en sus familias, los alimentaron, los cuidaron, los escondieron. Y cada vez que las cosas se volvían más peligrosas, encontraron formas de trasladarlos a otros lugares», explicó Shirley Cloyes DioGuardi, de la Liga Cívica Estadounidense Albanesa en Estados Unidos.
Esa cifra de más de 3 mil judíos tiene su explicación en la solidaridad de los ciudadanos albaneses y de un código de honor llamado besa.
El código de honor besa es una estricta regla moral basada en la compasión y la tolerancia con los otros.
Besa significa “promesa de honor”, y es una tradición que se remonta al siglo XV pero que persiste entre los albaneses.
«Besa vincula el honor personal con el respeto y la igualdad con los demás. Entre sus principales valores está la protección sin condiciones de un invitado, lo que puede incluso llegar al hasta el punto de arriesgar la propia vida», dice DioGuardi.
Esta tradición se ha transmitido por siglos como parte del Kanun, que son leyes no escritas regidas por la costumbre durante el siglo XV para gobernar a las tribus del norte de Albania.
Cuando los nazis ocuparon Albania, exigieron a las autoridades albanesas les entregaran las listas de judíos para que fueran deportados, a lo que las autoridades locales se negaron.
La ayuda brindada a los judíos fue considerada una cuestión de honor nacional.
Esta tradición humanitaria se repitió en la década de 1990, cuando más de 500 mil refugiados, en su mayoría de etnia albanesa, dejaron Kosovo e ingresaron a Albania huyendo de las fuerzas militares serbias.
Actualmente, Albania ofrece nuevamente asilo a decenas de afganos que huyen de los talibanes.
Albania, es un país pequeño y pobre que ha dejado ver a lo largo de su historia su hospitalidad y compromiso con las personas que por alguna circunstancia se han visto obligadas a abandonar su país, víctimas de la persecución.
(Con información de BBC Mundo)