INAH detecta vestigios de casona del barrio francés del siglo XIX

Distrito Federal, 15/08/12 (N22).- Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) detectaron vestigios de una antigua residencia del barrio francés, que se estableció a mediados del siglo XIX en lo que hoy es la Avenida Balderas, en la colonia Centro de la Ciudad de México. El hallazgo de estos restos arquitectónicos ayuda a complementar el conocimiento sobre la expansión que tuvo la urbe hacia el poniente en esa época.

Un equipo de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, bajo la coordinación del arqueólogo Mauricio Gálvez Rosales, realizó excavaciones en un predio —de 39 m de largo por 33 m de ancho— de dicha calle, donde se cavaron 28 pozos de sondeo que permitieron detectar en la parte posterior los cimientos de un quiosco de planta octagonal (de 4.50 m x 2.50 m) y de un cuarto (de 4 m x 5.50 m) que debió ser la habitación del mayordomo de la casa. En esta área trasera también se hallaron indicios de un muro que dividía esta propiedad de otra.

Para Mauricio Gálvez, estos hallazgos son relevantes debido a que la arqueología histórica sobre casonas del siglo XIX —sobre todo aquellas que datan del México independiente—, se había limitado al estudio de la llamada casa principal, pero no de elementos arquitectónicos complementarios, por ejemplo de jardinería, como lo descubierto en la Avenida Balderas.

“Los restos de arquitectura detectados en este predio ayudan a complementar, por una parte, datos acerca de la expansión que tuvo al poniente la Ciudad de México, hacia 1840-1850; y por el otro, la manera en que estaban construidas este tipo de casas, es decir, que también contaban con un jardín posterior que podía incluir un pequeño quiosco y el cuarto de la servidumbre”, comentaron los arqueólogos Mauricio Gálvez y Roberto Fuentes Martínez.

La época de construcción de esta residencia se determinó con base en la consulta de fuentes históricas, entre ellas litografías de Casimiro Castro, en las que se observa que para mediados del siglo XIX comenzaron a edificarse casas señoriales sobre la Calle de la Acordada o de la Ciudadela (llamada así por los edificios que se encontraban en sus extremos), y que hoy se conoce como Balderas.

Ambos arqueólogos anotaron que su colega Hugo Arciniega Ávila, experto en urbanismo en México durante el siglo XIX, comentó que para 1840-1850, la capital del país —que estaba restringida a lo que hoy es el Centro Histórico— comenzó a extenderse hacia el poniente, donde la élite vio el lugar idóneo para radicar. Y en los alrededores de lo que ahora es Avenida Balderas se estableció el barrio francés.

Al parecer, la residencia de Balderas no estuvo limitada por otras construcciones hasta fines del siglo XIX, cuando comenzó a edificarse la iglesia metodista “El Mesías” —preciada por su estilo gótico—, misma que se convirtió en su vecina a partir de 1901.

En el área que da a Balderas, abundó la arqueóloga Moramay Estrada Vázquez, a través de los pozos de sondeo se detectaron pisos de mosaico y de concreto, rellenos, tubos de barro de drenaje y canales de ladrillo. Además de una serie de columnas y restos de muros que formaron parte de las habitaciones o pasillos de la casona, que datan de finales del siglo XIX o inicios del XX, es decir, la residencia tuvo diversas remodelaciones.

“Asimismo —agregó—, en el material de relleno se hallaron fragmentos de cerámica prehispánica conocida como Azteca III (1300-1521), además de colonial y del siglo XIX: monocroma, vidriada, mayólica, porcelana china y europea, entre otros. Esta última loza refiere el estatus de los dueños de la antigua casa, inclusive encontramos la cara de una muñeca de porcelana, de manufactura alemana”.

Los arqueólogos Mauricio Gálvez y Roberto Fuentes Martínez continuarán con las indagaciones en archivos, a fin de saber quiénes fueron los propietarios originales del predio de Balderas. Actualmente consultan el Fondo Casasola de la Fototeca Nacional del INAH, con el propósito de reconocer la fachada de esta casa, la cual pudiera aparecer en imágenes de la Decena Trágica, pues uno de sus escenarios fue precisamente esta calle.

Por planos fechados para 1939, en los que se observa una propuesta de modificación de la fachada, se sabe que para ese entonces el dueño era el señor Enrique Gutiérrez, y que la parte posterior del terreno era usada como bodegas. También, mediante fotografías ha sido posible reconocer que a partir de esa década, el inmueble cambió de frontis en cinco ocasiones.

El arqueólogo Mauricio Gálvez finalizó que después de mes y medio de exploraciones en el lugar, se procederá al análisis de los materiales recuperados en los pozos de sondeo y la integración del informe de los trabajos arqueológicos.

Imagen: INAH

12MAG

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *