«Un libro obliga a pensar y a tomar una postura»:Gonçalo M. Tavares

Por Víctor Gaspar
Distrito Federal, 01/11/12, (N22).-    

El escritor Gonçalo M. Tavares, quien según José Saramago podría recibir en 30 años el Premio Nobel de Literatura; platicó en exclusiva con Agencia N22, sobre los libros, la literatura y su importancia entre el arte y la ciencia. 
El escritor  es el único representante luso que ha sido galardonado con el premio a mejor libro extranjero en Francia en 2010, esto lo empata con destacados nombres como Gabriel García Márquez, Philip Roth o Günter Grass.

Es un gusto charlar con usted,háblenos de su libro El barrio y los señores.
Primero
me gustaría decir que es un honor y un placer el que se edite en México, por
Almadía, para los lectores mexicanos. Es una utopía que mezcla un homenaje
ficcional entre artistas y escritores, en un tiempo y en un espacio que nunca
existieron. Es una especie de utopía en el sentido de que me resisto a la
estupidez y un intento de crear un universo de imágenes lúdicas y a un proyecto
enorme que tiene que ver con un homenaje que hago a la literatura y a las
artes. Pero es fundamental decir que son imágenes de ficción, nada tiene que
ver con la vida real de los autores.
Su formación  combina física y arte, ¿Cómo sintetiza estos dos extremos? Usted integra dibujos en esta edición. En
sus páginas se percibe una invitación a conectarse con la filosofía, con el
pensamiento sin restarle espacio a la literatura.
Yo
creo que la filosofía, la literatura, la ciencia forman parte de un todo. Como
en las matemáticas, por ejemplo, que están muy presentes en los libros de
lógica. Para mí el dibujo es otra forma de escritura, como sabemos, con un
lápiz, aunque lo damos por hecho, podemos escribir o dibujar o escribir
números. Escribimos dibujos y matemáticas, hacemos ambas cosas con esa misma máquina
llamada lápiz. En la computadora no sabemos porque hay un programa para
escribir y hay otro programa para dibujar. La escritura y el dibujo tienen con
común el trazo y por tanto, para mí, la escritura es un dibujo y el dibujo es
una manera de pensar también, y eso es valioso. El dibujo es una forma de
escribir y probablemente una forma de escribir subestimada en el mundo
intelectual, particularmente en el mundo occidental, se ve al dibujo como algo
menor, algo para niños. El dibujo no es sólo para artistas sino también una
forma de pensar, pero pensamos a través de la escritura o de las matemáticas y
pensamos a través del dibujo, creo que a veces perdemos un poco esta última
faceta.
¿Cómo se transforma el
pensamiento en una sociedad globalizada que trivializa el conocimiento?. En un
texto sobre usted  destacaba la necesidad de rescatar este pensamiento, de
recolocarlo. ¿Se ha perdido?
En
lo que mí respecta, creo que la literatura es un espacio para el pensamiento.
Es también un espacio de placer, pero es un placer que no es el mismo al que
causa el ver un programa de televisión, no puede ser lo mismo. Me cuesta mucho
disfrutarlo. No es un placer pasivo, leer debe ser algo activo.  La lectura se debe hacer con un lápiz, como si
ese lápiz fuese un arma, hay que leer armados con un lápiz, como con una
espada. Leer no es  sólo exhibir una
cosa, atestiguar el trazo de un libro. Evidentemente si un libro es pasivo, va
a tener lectores pasivos. Un libro obliga a pensar y a tomar una postura, y
también tiene que ver con la identidad, con regresar sobre las páginas, sobre
la línea, leer dos veces la misma frase. Creo que a partir de eso es que
obtenemos algo importante como es la identidad.
¿Qué terrenos está explorando
actualmente en la literatura?
Cuando
escribo, me causa curiosidad saber lo que estoy ofreciendo. A mí me interesa
cada vez más la relación entre la imagen y el texto. Escribí y publiqué en
Portugal el año pasado un libro que se llama Short Movies. Es un libro que no
tiene imágenes pero que con su texto construye imágenes. Busco mostrar que
ciencia y arte no están muy separados.
 Actualmente estamos expuestos a
imágenes que se nos ofrecen a velocidades extremas que imponen una velocidad diferente
a la velocidad del proceso de lectura que, si bien activo, como usted señala, no
puede ser tan vertiginoso como la imagen, el cine.
El libro es una invención extraordinaria, la más grande invención técnica. En
el sentido de que no nos bombardea la conciencia, es un espacio extraordinario.
Un libro se constituye precisamente como un paraje, un libro da vida a sus
lectores y los lleva cada vez más lejos, más lejos, más lejos. Y al mismo
tiempo tiene la capacidad de silenciar; cuando estamos leyendo, estamos
absoluto silencio, en cierta inmovilidad, no nos movemos, y aislados. Y estas
sola característica de estar en silencio, de estar solos, de estar inmóviles,
son tres cualidades que son muy caras en nuestros tiempos actuales. Siempre
estamos moviéndonos, siempre estamos hablando mucho, siempre en grupo y cuando
llega esa soledad, entramos en silencio, lejos del caos. También está esta idea
de permitir la concentración, como se dice en portugués, concentración es
con-centro, es decir, estar concentrado significa estar con un centro y un
libro extraordinario siempre se vuelve un centro. Como usted lo decía en
relación a las imágenes, cuando nos aparece una imagen, y después otra imagen y
otra, eso se vuelve lo opuesto a la concentración, son varios centros. En ese
sentido un libro combate esa forma de artificio instaurado por las imágenes. Es
fundamental decir, sin embargo, que las imágenes también pueden ser vistas como
un libro. Si nosotros nos detenemos frente a una pintura por treinta minutos, estamos
prestándole la atención que le damos a un libro. La culpa no es de las
imágenes.
Cuando
nos detenemos frente a una gran fotografía. En cierta manera consumimos imágenes como consumimos otros productos.
El barrio y los señores, es editado en México por Almadía, la traducción es de Florencia Garamuño y el prólogo de Alberto Manguel.
Imagen:http://bit.ly/TdOJXL
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