La fonda gourmet El Convite, convocó a Marissa Saavedra, Todd Clouser, Raúl Vizzi y Felipe Pérez Santiago con su Ensamble Vórtice
Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodrígez).- La cultura ha sido uno de los sectores más golpeados en la pandemia, debido a que esta ocurre en una comunión pública. Por ello, en la fonda gourmet El Convite, de la colonia Portales Sur, en la Ciudad de México, vinculados a la música en vivo desde sus inicios en los años noventa, decidieron en el mes de junio pasado generar las mesas de discusión De mole, de dulce y de manteca: reflexiones para la realidad después del covid-19. Dichas mesas se transmitieron en vivo por la cuenta de Facebook de El Convite. Ahí, músicos, periodistas, fotógrafos, comunicadores, promotores artísticos discutieron qué posibilidades artísticas permitiría la cuarentena y, eventualmente, la nueva normalidad. La primera actividad resultante de esa discusión fue el proyecto Jazz sobre ruedas, de lo que se trataba era de subir a músicos renombrados en una camioneta, como Alain Derbez o Fernando Rivera Calderón, para dar conciertos con sana distancia en las calles de la colonia. Eso detonó una respuesta entusiasta de la comunidad bajo la pregunta ¿qué podemos hacer para que la música no pare? Así nació una serie de conciertos patrocinados por los vecinos. Edgardo Aguilar, socio fundador de El Convite, cuenta lo que sucederá a partir del 28 de noviembre.
«Nos planteamos hacer una serie de sesiones grabadas de músicos de diferentes géneros en un ambiente íntimo, que la gente pudiera disfrutar cada sábado, como ya era la cita en El Convite desde hace muchos años, pero ahora desde la web, en nuestro propio canal de youtube. Lo interesante aquí es que no lo hacemos solamente desde El Convite, es generar una nueva realidad en la pandemia: al músico se le paga su tocada, pero este pago es producto de la colectividad. Clientes, amigos, proveedores que se han sumado para, en medio de la pandemia, seguir generando, seguir con la vida y encontrar opciones para no parar. Al proyecto se sumaron vecinos como los de la pollería «Lily», la tlapalería «El Surtidor», y de clientes que vienen, y al ver esto, no quieren que la dinámica pare, entonces se suman aportando, patrocinando un concierto a la vez. Así ha nacido una primera serie de cuatro conciertos de diferentes géneros de música para transmitir las siguientes cuatro semanas.»
¿En dónde y quiénes hacen la grabación?
Se nos ocurrió hacerlo desde la casa de uno de nosotros, con todas las medidas de seguridad, en un ambiente íntimo y que eso se reflejara en la imagen, cuidando todos los aspectos y que fuera accesible para todo el mundo.
Los músicos se sumaron de inmediato porque había la necesidad de tocar que no ha sido posible por el encierro obligado por la pandemia, no ha habido actividad laboral para ellos, así que gustosos se sumaron. De igual forma se lo planteamos a la gente de audio que colaboró, se sumaron sin pensarlo bajo la idea de generarnos una nueva realidad.
Para Celina Aguilar, también socia fundadora de El Convite, esto es el resultado del trabajo de muchos años.
«Siempre hemos creído en la solidaridad, en la amistad y en el compartir. Para nosotros es importante. La palabra “convite” es convidar, compartir. Todos los proyectos que hemos hecho desde que nace esta fonda gourmet, que muchos lo conocen como un centro cultural, han tratado de hacer comunidad, de estrechar lazos con los clientes que se vuelven amigos. Es una necesidad de satisfacción y de estar bien tanto con el vecino como con el cliente. También en los proyectos que hemos hecho, como los conversatorios a la distancia, buscamos se sientan como una conversación íntima entre la música y las calles, que se sienta un abrazo colectivo a la distancia. Es lo que buscamos transmitir en este proyecto de los conciertos cerrados, que cuando los vean, se sientan que realmente están ahí, es también meterse en lo que piensa el músico y en lo que pasa detrás de cámaras. Cada sábado se estrenará un concierto en el canal de Youtube de El Convite, donde quedará alojado para poder ser visto por cualquier persona.»
Alberto Aguilar, socio y chef de El Convite, considera que las limitaciones que nos ha puesto la enfermedad, podría demostrarnos qué es verdaderamente necesario e importante. Para los promotores de estos conciertos es la experiencia musical compartida.
«La música nos ha permitido continuar con nuestra idea de casa, de negocio y de familia. Porque al final todos nuestros proyectos han girado en torno a la música. Cuando las medidas de salubridad cancelaron la música en vivo, con Jazz sobre ruedas logramos sacar a los músicos a la calle y eso es lo importante, que la música se convirtió en parte cotidiana de la escena callejera, había músicos de alto nivel tocando cuando en esos momentos sólo había silencio en la calle. La reacción de la gente fue maravillosa.»
La música es para cualquier persona, pero como todo, tiene un costo, y cuesta mucho. En México aún es difícil que la mayoría de las personas piense que los artistas y creativos trabajan como cualquier persona.
«Sí, la música cuesta trabajo, esfuerzo y dinero. Ahora hemos tenido la posibilidad mágica de que la gente ha reaccionado frente al gremio de los músicos, uno de los más golpeados estos meses. Y se ha dado cuenta que lo esencial es lo importante. En nuestro caso, todo el tiempo hemos pagado conciertos, festivales, haciendo lo que nos gusta e invitando a que otras personas se sumen y lograr una satisfacción emocional.
»Fue la gente quien vino a buscarnos para decirnos: ¿cómo apoyamos?, ¿cómo podemos patrocinar? Y de alguna forma se ha logrado todo esto.
»Este es un momento angular y fundamental para algo que no sabemos cómo va a ser en el futuro, hoy ya es una realidad esta idea colaborativa, de empatía, entendimiento y solidaridad. A nivel social, una parte grande de la sociedad en la que participamos ha entendido esto, no sólo en la comunidad en torno a El Convite, también en otras partes de la Ciudad de México. Pienso que en conjunto podemos hacer un cambio fundamental para que todas las cosas a nivel cultura, cambien y sean diferentes», concluyó Alberto Aguilar.
Imágenes cortesía de Edgardo Aguilar
Imagen de portada: Todd Clouser