El artista español en esta obra, que fue mostrada tiempo atrás en la Sala de Arte Público Siqueiros, hace un homenaje al valor de los estudiantes que se movilizaron el 2 de octubre de 1968
Ciudad de México (N22/Ireli Vázquez).- El 2 de octubre sucedió la terrible matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, durante el movimiento estudiantil de 1968. Esa tarde, en un desplante brutal de fuerza, la protesta fue reprimida con una serie de acontecimientos que aún no terminan por esclarecerse; arrojaron un número indeterminado de muertos, heridos y detenidos.
Algunos medios de comunicación cubrieron los hechos, de los cuales quedaron fotografías y algunos videos que ahora conocemos y nos han permitido dimensionar lo que ocurrió ese día. Una imagen y el conocimiento previo de lo que había sucedido aquella tarde, fue lo que le bastó al artista Fernando Sánchez para poder desarrollar la escultura: Estudiante, obra que pretende visibilizar, motivar a reflexionar y no olvidar los acontecimientos que ocurrieron ese año en Tlatelolco.
«El año 68 fue muy importante para la lucha de las libertades y, sobre todo, está protagonizada por el mundo de la intelectualidad y de los estudiantes más jóvenes; sin embargo, el 68 mexicano, tan importante, tan radical, tan violento y tan transgresor, “quiebra” tan fuerte en la sociedad que todavía llega al día de hoy; yo creo que en occidente, por mi experiencia, no es suficientemente conocido y cuando lo hemos mostrado [la escultura] en lugares como en Austria, en España, en Alemania o en Holanda, sigue creando una sorpresa entre gente intelectualmente preparada, una sorpresa de haber sido una historia lateral en el 68», explicó en entrevista el artista visual Fernando Sánchez.
En esta escultura, junto con un video que hacía referencia a los hechos y un plano bordado, que formaron parte de la exposición Hoy también fue un día soleado en la Sala de Arte Público Siqueiros en 2016, el artista lo que quiere representar es un homenaje a los estudiantes y a la sociedad que injustamente ha sido reprimida.
«El deseo de realizar un proyecto de Tlatelolco se basa fundamentalmente en tres piezas, una es la idea de un monumento que falta, que es esa sociedad civil, esos estudiantes que fueron masacrados y que al día de hoy siguen desapareciendo por discrepancias políticas, bajo circunstancias como el narcotráfico, la delincuencia organizada, etcétera, porque también tiene una implicación política. La gran cantidad de periodistas que sufren el acoso y la censura, y la amenaza en México, necesitaba esa «monumentalización» de ese personaje que pudo ser cualquiera, por el hecho de estar ahí reclamando los derechos civiles, que es vejado de una manera muy primitiva por los fuerzas militares, de bajar los pantalones para que no se puedan mover, que denigra todo tipo de humanidad u orgullo y que, bueno, permanece como un ser indefenso, incapaz de defenderse, pero que tiene una potencia y tiene una oportunidad», mencionó.
Las expresiones artísticas y los hechos histórico-sociales no están peleados, al contrario. Y Fernando Sánchez busca deconstruirlos a través del arte y desmantelar mitos y representaciones, ofreciendo una visión no hegemónica de la historia.
«Yo creo que los artistas no debemos tomar el papel que quizá toman los predicadores, los sacerdotes o los curas, yo creo que la sociedad mexicana está muy viva y es un tema que realmente lo ha tomado la ciudadanía como “propio”. Los artistas de vez en cuando canalizamos algunas energías e intentamos dirigir poco más allá, con nuestras herramientas, lo que la sociedad ya está apuntando o demandando, es decir, yo, por ejemplo, lo que creo que hice bien fue escuchar y dar la voz en una segunda fase, a la ciudadanía, después de realizar este monumento», concluyó el artista.