Tomamos las palabras de la periodista Pilar del Río que describe bellamente a quien también fuera compañera del escritor y periodista Gabriel García Márquez
Ciudad de México (N22/Redadacción).- De un problema pulmonar, falleció este sábado 15 de agosto Mercedes Barcha, quien fuera compañera de vida de Gabriel García Márquez. Estuvieron casados por 56 años y tuvieron dos hijos: Gonzalo y Rodrigo.
Según algunas fuentes familiares, Mercedes padecía hace meses problemas respiratorios y murió en casa, junto a sus hijos y nietos. La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, lamentó el fallecimiento.
Para el día de mañana se tiene programada una ceremonia íntima que culminará con una cremación.
Los biógrafos del Nobel dicen que Mercedes Raquel Barcha Pardo, también conocida como la «Gaba», fue una de sus grandes musas para describir el mundo femenino, «Mercedes fue la gran novela de Gabo. Una mujer absolutamente incondicional. Como pareja eran el complemento perfecto: ella tenía los pies en la tierra, mientras Gabo, para dicha de todos, era la fantasía». Así describía a la «Gaba», Rodrigo Castaño Valencia, amigo incondicional de García Márquez, en un relato publicado en la revista Fucsia.
No obstante, las palabras de Pilar del Río, nos parecen más justas y precisas:
«En su universo cabían García Marquez y su obra. Ella era aliento, fuerza y pasión. Y mucho amor y comprensión.» Sobre todo frente a lo que se le adjudica como uno de los mayores reconocimientos, su papel protagónico en la creación de las «condiciones adecuadas» para que el Nobel colombiano se pudiera dedicar por completo a la escritura de Cien años de soledad, sin tener que preocuparse por los asuntos domésticos ni por las finanzas del hogar.
Los García Barcha ya vivían en México y Gabriel, quien tenía la idea de su novela cumbre, renunció a su trabajo como editor de las revistas Sucesos y La Familia, le dijo a su esposa que para eso requería cuatro meses. Aunque escribía seis horas al día, pasaron 18 meses y no terminaba el libro, lo que llevó a Mercedes a hacerse cargo para conseguir que les fiaran en distintos comercios y asegurar el sustento de la familia.
«Cuando el dinero se acabó, ella no me dijo nada. Mercedes logró, no sé cómo, que el carnicero le fiara la carne; el panadero, el pan, y que el dueño del apartamento nos esperara nueve meses para pagarle el alquiler. Tú ya sabes la cantidad de locuras que ella me ha aguantado», le confesó «Gabo» a su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, en una de las conversaciones íntimas que darían forma a El olor de la guayaba.
Quienes conocieron a la pareja aseguran que Mercedes fue literalmente la mano derecha de «Gabo», no sólo como ama de casa, tesorera y contadora de la familia, sino que además se encargaba de pasar a máquina las páginas que ya tenían el visto bueno del escritor.
Tras ese esfuerzo de familia, en 1967, Cien años de soledad fue enviada a la Editorial Sudamericana de Buenos Aires para su publicación y en mes y medio se agotó su primera edición, que fue de ocho mil ejemplares. Hasta la fecha se han vendido más de 30 millones de ejemplares y ha sido traducida a 35 idiomas, un logro que sin duda no hubiera sido posible sin el trabajo de la «Gaba».
Con información del medio Semana.