El camino de la investigación para obtener una vacuna y un protocolo de tratamiento de la Covid-19

En México hay equipos de distintas instituciones que concentran sus investigaciones en el desarrollo de una vacuna, uno de ellos es el encabezado por la doctora Edda Sciutto, el doctor Juan Pedro Laclette y el doctor Francisco Suárez, de la UNAM

Ciudad de México (N22/Ana León).- Desde el inicio de esta pandemia en diciembre de 2019 en China y luego su esparcimiento posterior en varias partes del mundo, se empezó a hablar de que diversos equipos de investigación enfocan ya su quehacer profesional y experiencia en el desarrollo de una vacuna en países como la misma China, Rusia, Canadá y EE.UU. Los científicos rusos hace poco tiempo señalaron que sus ensayos habían tenido resultados favorables y prevén tenerla lista en octubre de este año. Tal parece que esta es una carrera contra reloj. Pero el tiempo no puede acelerarse. Hay procesos, protocolos, pasos a seguir. 

La Organización Mundial de la Salud ha señalado que actualmente existen 140 proyectos que ya han encontrado un candidato a vacuna y se encuentran en fase preclínica y hay otros 23 que ya la han superado y están en fase clínica. Uno de ellos es el que realiza el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford, en Reino Unido. 

En México hay un par de grupos de investigadores que centran sus esfuerzos en la misma empresa. Uno de ellos es el dirigido por la doctora Edda Sciutto, investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB) de la UNAM, el doctor Juan Pedro Laclette, investigador emérito del IIB y el doctor Francisco Suárez Güemes, director de la Facultad de Medicina, Veterinaria y Zootecnia de la misma casa de estudios, quienes coordinan el trabajo de alrededor de cincuenta investigadores entre los que se encuentran  infectólogos, intensivistas, médicos internistas, inmunólogos, biólogos moleculares, genetistas y veterinarios, trabajan en un proyecto que tiene cuatro tópicos de investigación: el desarrollo de una vacuna contra el SARS-CoV-2; el desarrollo de un método de diagnóstico; un protocolo de tratamiento de pacientes con dexametasona vía intranasal; y un método para la detección de anticuerpos que permitirá identificar a personas que han sido infectadas y que han desarrollado una respuesta inmune.

Nos reunimos con los representantes antes mencionados de este equipo de trabajo para conocer algunos detalles de su proceso de investigación. En esta entrevista participan también el doctor Joselín Hernández, investigador en Ciencias Médicas y encargado del servicio de farmacología clínica en el Hospital General de México y que en esta investigación su labor se enfoca en adaptar el protocolo a las condiciones del Hospital General en ensamble con los otros institutos; la doctora María Chávez Canales, investigadora del IIB, UNAM y del Instituto Nacional de Cardiología y que apoya el desarrollo del proyecto en éste último; y la doctora Graciela Cárdenas Hernández, responsable del proyecto en el Instituto Nacional de Neurología. 

¿Cómo se organiza y se conforma este equipo de trabajo y cuánto tiempo llevan en esta investigación? 

Juan Pedro: Éste es nuestro modo de trabajo desde hace mucho tiempo, desde hace décadas, yo diría; el trabajo multidisciplinario en donde cada quien aporta diferentes capacidades. 

Francisco: La Facultad de Medicina, Veterinaria y Zootecnia ha participado en forma conjunta con varias dependencias, en especial, desde hace muchos años, trabajamos con el IIB, con este grupo que conforma la doctora Edda Sciutto y el doctor Juan Pedro. 

Edda: Este programa de trabajo que incluye la evaluación de un nuevo tratamiento para prevenir las complicaciones o mejorar a pacientes severos. A esto se han incorporado tres instituciones hospitalarias: el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, el Instituto de Cardiología y el Hospital General de México, y en cada una de estas instituciones hay un responsable, un director del proyecto; la idea es que sea un proyecto multiinstitucional. 

¿En qué consisten cada uno de estos tópicos de investigación que están desarrollando? ¿Cuál es el estatus de esta investigación hasta este momento y de qué manera contribuyen al control de la enfermedad, del contagio y al conocimiento de la misma?

Edda: Uno de los proyectos es el de desarrollar un método para inmunodiagnóstico, es decir, detectar anticuerpos, es una prueba con la que se detecta la huella de la infección. Si un individuo adquiere la infección, induce anticuerpos; nosotros pretendemos desarrollar un método para detectar estos anticuerpos para poder estudiar qué tan extensa es la inmunidad poblacional en distintas regiones, comunidades, escuelas, etc. 

Juan Pedro: Nuestro equipo de trabajo lo que decidió fue tratar de contribuir en cuestiones sustantivas, en cuestiones clave para el manejo de esta pandemia. Se trata de aportar una herramienta económica susceptible de ser aplicada en grandes números para la población de diagnóstico. 

Francisco: Con relación a lo del diagnóstico, después desde que en el IIB se generaron los reactivos que los llamaremos ahorita “antígenos”, para poder detectar los anticuerpos, ahorita estamos precisamente en la unidad de investigación de Veterinaria, haciendo la estandarización de la prueba. ¿Cómo hacemos la estandarización de la prueba? Con sueros ya conocidos de pacientes que dieron positivo y con sueros de pacientes negativos, y positivos de ya tiempo de positividad, para poder calcular qué tanto anticuerpo tienen en circulación en su suero para poder hacer un diagnóstico; saber en qué condiciones estamos y poder tomar las mejores medidas para poder estar integrándonos, si es que así se decide, de forma presencial a la universidad. 

María: Esta pandemia, esta infección, nos agarró en las nubes a toda la comunidad científica y justamente el establecimiento de este grupo científico, multicéntrico y un poco también, de cierta manera, multidisciplinario, lo que trata de hacer es abordar la enfermedad desde distintos puntos de vista. Desde el punto de vista desde la detección; el desarrollo de una vacuna; y, en tercer lugar, el desarrollar o el proponer un tratamiento que sea de bajo costo, que sea accesible y tenga muy pocos efectos secundarios para el tratamiento de todos los pacientes. 

Me hablan del desarrollo de una vacuna y también el desarrollo de un protocolo de tratamiento. Me gustaría que me explicaran ¿cuáles son las etapas que se tienen que seguir para llegar a la obtención de una vacuna y cuánto tiempo puede tomar el conseguirla? Y, en paralelo, ¿cuáles son las etapas que se tienen que seguir para desarrollar un protocolo de tratamiento y cuánto tiempo se toma el conseguirlo y cuál es más viable que se obtenga a un corto plazo? 

Edda: El desarrollo de una vacuna incluye la identificación de componentes del patógeno que sean importantes y críticos para inducir una respuesta inmune que no enferme, pero que deje inmunidad en el individuo. La respuesta inmune tiene memoria, cuando el individuo vuelve a ver el mismo patógeno o alguna forma de ese patógeno o algunos componente de ese patógeno, puede volver a desarrollar una respuesta inmune más eficiente y controlar el establecimiento o atenuar el establecimiento del patógeno. En el caso de Sars-Cov-2, se han hecho rápidamente estudios de secuencias y análisis y funcionalidad de los distintos componentes del virus y esto nos permitió elegir componentes crípticos del virus para reproducir en forma recombinante, es decir, en el laboratorio a partir de bacterias y en forma sintética y, una vez que tenemos estos elementos, se empiezan a evaluar en animales de experimentación, en miras de observar si inducen respuestas inmunes efectivas e identificar cuáles son los mejores. Tenemos un conjunto de estos elementos que podrían ser interesantes para vacunas, ya los estamos probando. 

Una vez que uno termina la fase experimental de la vacuna, viene la fases que se llaman fases preclínicas, antes de utilizarse en el humano, y luego fases clínicas, para evaluar si la vacuna es inocua y luego para evaluar si realmente induce una respuesta inmune en el humano, y luego para evaluar su efectividad. Hemos estimado con el doctor Laclette, un tiempo aproximado —haciéndolo con muchas prisas— de aproximadamente un año para poder llegar a tener un biológico con todos estos cumplimientos. Ya hemos empezado, ya llevamos varios meses —un año a partir de ahora— de trabajo en esto. Están colaborando en este proyecto distintos grupos, uno es el de San Luis Potosí, de la Universidad de San Luis Potosí, con el doctor Sergio Rosales; por supuesto gente de la Facultad de Veterinaria y gente de nuestro propio instituto. 

Juan Pedro: Suena mucho proponer que la vacuna podría estar lista en un año, sin embargo, hay una dificultad particular porque se trata de una vacuna que va a ser administrada en seres humanos y esto tiene unos requerimientos muy estrictos. Seguramente se desarrollarán otras vacunas por grandes empresas trasnacionales, pero las economías más poderosas ya han venido haciendo sus apartados, entonces esto quiere decir que, posiblemente, a nuestro país le toque estar en una lista de espera y si nosotros podemos hacer una aportación en este sentido, estaremos en mejores condiciones para el control de la pandemia. 

Graciela: Para el tratamiento se han investigado muchas moléculas a nivel mundial, algunas ya conocidas en relación a otras patologías y algunas de éstas, al menos in vitro, sí han mostrado efecto en relación al bloqueo para que el virus no se una al receptor de las células o algunos otros mecanismos de inhibición de citocinas, pero, realmente ya una vez que se han administrado a grandes poblaciones, por ejemplo en China, en Italia, etcétera, realmente han habido resultados a veces contradictorios, como ocurrió con hidroxicloroquina, que inicialmente los reportes —de algunos casos, porque no fue de una gran serie de pacientes—, mostraban aparentemente buenos resultados que no se confirmaron en posteriores estudios. Parece ser que mucho del problema que puede dar lugar a un desenlace fatal está asociado a una respuesta inflamatoria extrema, exagerada, lo que se llama una tormenta de citosinas  y que controlar este factor parece ser determinante para lograr recuperación en estos enfermos. En este contexto, uno de los fármacos prometedores que ya ha mostrado resultados en la mejoría sobre la mortalidad, es la dexametasona. En Oxford se ha hecho un estudio que se llama Recovering y en él se han evaluado una gran cantidad de pacientes con estas formas moderadas y graves, y se ha visto que la administración de dosis relativamente bajas de dexametasona, 6 mg al día, mejora el pronóstico o disminuye la mortalidad en, al menos, un 30 % de esa población. En ese contexto, el grupo de la doctora Edda, tiene experiencia en esta molécula y la ha evaluado en diferentes modelos animales, sobre todo para el abordaje en sepsis, que también es una patología cotidiana que vemos clínicamente asociada a diferentes agentes patogénicos, principalmente bacterias, pero en este caso también para Covid-19, el SARS-CoV-2, también para fines prácticos, genera sepsis y es lo que habitualmente conlleva a la muerte en esos pacientes, sobre todo, antes de la muerte la disfunción pulmonar y, consecuentemente, disfunción orgánica múltiple. Ella ya ha evaluado esta molécula usando una vía alternativa que es la vía intranasal y, a través de esta vía se ha observado que hay una respuesta inmediata, prácticamente en minutos se detecta este fármaco en el sistema nervioso central y también a nivel pulmonar. Es, realmente, un dato muy relevante que consideramos que también va a ocurrir en los humanos debido a que son moléculas que comparten homología. Y en este caso, en breve vamos a empezar la inclusión de pacientes y la administración. Vamos a hacer un estudio comparativo entre la dexametasona vía intravenosa, como ya fue probada en este estudio de Oxford, versus la administración intranasal. Las dosis que pretendemos usar son bastante bajas y el tiempo de tratamiento también es corto, diez días. Esperamos que los efectos adversos sean mínimos y que la efectividad sea suficiente para impedir que estos enfermos tengan un desenlace fatal. 

Joselín: Creo que la inteligencia del protocolo está ahí, en que no todas las moléculas van a actuar en todos los momentos en todos los pacientes, la inteligencia está en ubicar el tipo de paciente y el momento oportuno, y la vía de administración oportuna de cada tratamiento. Y eso es algo importante no sólo para dexametasona, sino para todas las estrategias de tratamiento que estamos probando. 

Edda: Me gustaría enfatizar lo diferente del protocolo que estamos proponiendo es la vía de administración. La vía de administración endovenosa controla la inflamación a nivel sistémico, a nivel periférico, pero la vía de administración intranasal, además de controlar la inflamación sistémica, puede controlar la inflamación en el sistema nervioso central y eso es fundamental, porque también el virus entra al sistema nervioso central, infecta células del sistema nervioso central, genera inflamación y genera daño, que se refleja en un daño funcional en las neuronas que controlan la función respiratoria y cardiaca, y también contribuye a la mortalidad en covid. 

En el momento que se obtiene una vacuna, ¿cuál es el siguiente paso y cómo lograr que la mayoría de la gente pueda acceder a ella?

Edda: Bueno, una vez que se desarrolla una vacuna tiene que estar registrada frente a la Cofepris, esto es una entidad reguladora que asegura que lo que se va a utilizar no va a generar daño al humano y tiene las propiedades que uno propone que tiene. Iremos avanzando en este proceso y conforme vayamos avanzando, veremos la posibilidad de incluir algún ente que produzca la vacuna en cantidad. Si la vacuna la logramos producir como estamos pensando, con base en moléculas sintéticas, es más fácil, digamos, poder escalar en producciones de altas cantidades; no se requiere de una gran estructura para esto. Al igual que si la vacuna es recombinante; tenemos en México infraestructura para producir vacunas recombinantes en cantidades. Vamos a ir valorando cómo avanzamos y en este camino si necesitamos incluir entidades privadas o públicas para poder producir masivamente la vacuna. Pero todavía es muy temprano para ese proceso, es necesario, pero recién estamos empezando. Es algo que tenemos que desarrollar. Estamos todavía en el camino. 

Juan Pedro: El punto del desarrollo de la vacuna tiene un aspecto de índole filosófica. Creo que no se había dado nunca en la historia una situación en la que tantos científicos están intentando desarrollar una vacuna en tantos países del mundo. La competencia es verdaderamente fuerte Y me refiero a que es un aspecto filosófico porque podríamos decir, por qué no esperamos a que la hagan en EE.UU, en China o en Inglaterra y luego la compramos. La lógica de encarar este proyecto es precisamente la opuesta: ¿por qué no podemos en México desarrollar o intentar desarrollar una vacuna? Las dificultades son mayores, pero tenemos las capacidades científicas y tecnológicas para lograrlo. Ya veremos si nuestra estrategia, que es muy similar a la que están siguiendo en diversas partes del mundo, tiene algunas ventajas sobre otras estrategias que se están practicando. 

Francisco: Dentro de la pregunta qué sigue después de la vacuna, bueno, primero tener las pruebas que ya se habían dicho que son las pruebas mínimas que son que sí produce anticuerpos, que sí va a producir protección, que es inocua, que no va a causarle daño a las personas y que va a poder tener la potencia para detener al virus. Pero es todo un reto también, y eso no nada más es en México, sino en muchas partes del mundo, todo el proceso para poder registrar una vacuna para uso humano. No nada más significa que sea el proceso que se tiene que realizar, sino es que los aparatos con los que se realiza, la gente que lo realiza, todo esto esté calificado y esté certificado. Porque esto tendría que tener una validación que tendría que ser reconocida en diferentes partes del mundo. Existen instancias dentro de la Universidad que cumplen con estas especificaciones. ¿Es tardado? Sí, es tardado. ¿Y costos? Sí, es costoso, por eso se define tener, a lo mejor, socios dentro de la producción de la vacuna para que esto tuviera todavía una distribución más amplia. 

Este es un momento en el que muchos científicos, muchos equipos de trabajo están enfocados en el desarrollo de un mismo proyecto: una vacuna que nos proteja del coronavirus. Ustedes como equipo de trabajo ¿tiene vinculación con otros investigadores en otras partes del mundo? ¿Hay un intercambio de información, un diálogo, o cada equipo es cerrado y trabaja en su propia investigación?

Edda: En el caso de vacunas como en el caso de muchas otras áreas en al ciencia, la información se difunde, se divulga, a través de publicaciones, a través de reuniones científicas, a través de colaboración con otros grupos internacionales. En general la actitud en la investigación no es de mantener en secreto nuestros hallazgos. Sino, al contrario, de difundirlos y compartirlos en miras de mejorarlos. Y ésta, por supuesto, también es la actitud en este sentido. Hay muchos grupos en el mundo, más de 150, tratando de desarrollar una vacuna y se publican distintos posibles avances y se reportan distintas estrategias, y todas pueden ser potencialmente útiles. Nacionalmente también existe esa característica. Nosotros estamos muy cercanos a otro grupo de biotecnología que también está tratando de desarrollar una vacuna, con la doctora Laura Palomares.