Por Víctor Gaspar
Distrito Federal, 21/02/14, (N22).– Un hombre y una mujer se reencuentran en una sala convocados para la reubicación de los restos de su hijo muerto hace unos años.
A partir de esta situación la dramaturga holandesa Lot Vekemans explora la búsqueda de identidad, las laceraciones que causa la ausencia de un hijo y el valor para sobreponerse a ellas.
Durante la indagación nos dimos cuenta precisamente que hay recuerdos, que hay memoria, que hay fantasmas que si no logramos realmente sepultar, nos van a corroer definitivamente durante el resto de nuestras vidas. Ha sido un viaje doloroso, sí, pero muy placentero. Hemos estado lidiando con emociones desbordadas de estos personajes pero, bueno, no es para menos, pareja que pierde un hijo de ocho años pues es una catástrofe que colapsa en sus vidas, en la vida de cualquier pareja, comentó Hugo Arrevillaga Serrano , director de escena.
Juan Manuel Bernal y Arcelia Ramírez interpretan a los personajes creados por una autora poco traducida incluso al inglés. El título original de la pieza es Veneno y este montaje evidencia también el escenario como elemento simbólico
Tuvimos la intención de, conceptualmente, escénicamente, tratar de ser poco ruidosos con el texto. Lo que nos importa muchísimo es tener, exponer, a estos dos personajes, prácticamente ponerlos contra el muro, este mundo que es una especie de bloque, de fisura en el horizonte que no nos permite ver lo que hay más allá y que, en sí mismo, tiene también una fisura en el centro, que es esta grieta que parte la existencia estos personajes, y las bebidas, agua, café, vino, sangre etc. Todos estos componentes que reunirse generan una reacción tremenda, agregó.
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