«Huesos de San Lorenzo», una novela para desconfiar del narrador

  • …Me interesa que el lector siga entretenido con lo que está leyendo, porque la función de uno es ofrecer una historia interesante para que el lector se enganche. En ese sentido, podemos pensar que el escritor es más un artesano que un artista. 

Por Perla Velázquez 





Ciudad de México, 16/02/16, (N22).- Cuando Vicente Alfonso (Torreón, 1977) empezó a escribir Huesos de San Lorenzo tuvo una larga plática con el escritor colombiano Gabriel García Márquez, fue él quien le recomendó leer El doble de Fiódor Dostoievsky, pues la novela policíaca que Vicente escribía necesitaba de esa lectura. De ahí que el epígrafe de la nueva publicación del lagunero esté dedicado al autor ruso.

Huesos de San Lorenzo, afirma en entrevista el escritor, tiene mucho de autobiográfico. Y agrega que el objetivo principal al concebir la novela era dejar en claro una pregunta que se ha repetido a lo largo de su vida: ¿Qué se siente tener un hermano gemelo? Por ello, el texto está protagonizado por un par de hermanos quienes cometen un crimen, pero se desconoce quién de los dos lo hizo. A partir de ahí, y de otras historias, se va armando el rompecabezas.
“Empecé tratando de responder (la pregunta) con un ensayo, pero pronto me di cuenta que no era posible desde una perspectiva fría, lógica y totalmente racional. Quienes nacemos con un hermano gemelo tenemos la experiencia de no estar solos en el mundo, es decir, a esta consciencia de decir que tienes a alguien que siempre está proyectado como sombra y que genera crisis de identidad. No es un tratado ni de psicología, ni médico, es una novela negra que intenta que la gente cuestione su entorno y se haga las preguntas adecuadas para reformular su estancia en el mundo”.
Al entrevistarlo en un café de la colonia Polanco, Vicente Alfonso tiene al costado su mochila. En ésta carga un libro de uno de sus mentores: La hojarasca de Gabriel García Márquez, el también autor de Contar las noches dice que fue del colombiano de quien aprendió a ser un narrador a la antigua: me interesa que el lector siga entretenido con lo que está leyendo, porque la función de uno es ofrecer una historia interesante para que el lector se enganche. En ese sentido, podemos pensar que el escritor es más un artesano que un artista. 
Huesos de San Lorenzo es ejemplo de ello. De hecho, en la primera fase del libro, el autor invita al lector a ser él quien descubra poco a poco la trama de la novela. “La realidad es una; sus lecturas infinitas”, se lee al principio. 

“En la novela lo que pretendo es que el lector aprenda a desconfiar sistemáticamente del narrador, porque si uno logra que el lector haga eso, éste lo seguirá haciendo afuera del libro. Mi idea no era explicar lo evidente sino transmitir y fomentar desde los libros un pensamiento crítico. Siempre preguntarnos qué hay detrás de lo que uno percibe”.

Con Huesos de San Lorenzo el escritor ganó el Premio Internacional de Novela Sor Juana Inés de la Cruz 2014 y antes de que se publicara sus derechos ya estaban vendidos para que se tradujera al turco y al alemán. El texto tiene estructura poliédrica, este formato, «tiene que ver con lo que te exige la propia vida: porque es de esta forma como llegan las historias a nosotros, poco a poco escuchamos pequeñas historietas y uno mismo es quien elige armar su propia versión».
“Esto viene mucho de la novela policial, que está muchas veces estructurada con capítulos cortos y que hay una rotación de personajes. Que a su vez viene de una influencia más temprana en mi vida: soy hijo de una juez y cuando era niño solía acompañarla al juzgado. Una de mis travesuras favoritas era acompañarla y meterme al cuarto de expedientes, lo tenía prohibidísimo, cosa que lo hacía más atractivo todavía. Bien visto, una novela como esta tiene forma de expediente, porque en éste vemos lo que dijeron muchas personas, a partir de estas reconstrucciones nosotros nos hacemos una idea de la realidad”.
—¿Qué otras oportunidades literarias te ofrece la novela negra?
—Las temáticas sociales se pueden dar a conocer a través de este género. Por eso, hay una gran responsabilidad de la novela negra ahora, porque es a la que le toca hacer la crónica del lado amargo de lo que está pasando, no solo en el país sino en el mundo, no únicamente de esta realidad inmediata, convulsa y dolorosa que atravesamos sino a nivel mundial estamos viendo una especie de boom, que Campbell llamaba: la era de la criminalidad.
El editor del suplemento cultural de El Universal, Confabulario, dice que la realidad social no debe de tocarse de manera superficial, porque no se trata de consignar la violencia sino de explorar las causas que llevaron a ello: hay muchos autores que están entregando historias completas de cómo es que llegamos a este punto. Entre ellos, Alfonso destaca la labor literaria de Martín Solares, Élmer Mendoza y Federico Campbell.
Vicente Alfonso es autor también de Partitura para mujer muerta, que obtuvo el Premio Nacional de Novela Policiaca. Aunque no es nuevo en el género, finaliza que le apasiona escribir historias con este tinte porque siempre ha tenido la idea de que es más atractiva la duda que la certeza, porque la primera es un motor más poderoso que la segunda, la cual puede llegar a ser porosa y una frontera no definida. 
Huesos de San Lorenzo, Premio Sor Juana Inés de la Cruz, aparece bajo el sello Tusquets.

Imagen:http://eluni.mx/1Q0gSkY
             http://bit.ly/1Kouw14

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