- En el centenario de esta huelga, Anna Ribera contrasta el estado del sindicalismo actual con el de entonces
Por Víctor Gaspar
Ciudad de México, 19/02/16 (N22).- Las crisis política y económica nacional consecuencia de la Revolución mexicana, un exceso de circulante y ambigüedad en la validez del papel moneda que cada facción emitía, gestó desde el año previo una huelga general en la Ciudad de México que despuntó en 1916. Ese fue el tema de una conferencia que la investigadora Anna Ribera Carbó ofreció en el Instituto Nacional de Estudios de las Revoluciones Mexicanas.
«Los conflictos obreros empezaron desde antes. Pero este año, en el mes de julio, se cumplen cien años efectivamente de la única huelga general que ha habido en la Ciudad de México y en el país y que, por supuesto, se explica en el contexto general del proceso revolucionario. Es interesante, porque la Revolución mexicana fue un proceso fundamentalmente agrario, de luchas de campesinos, como era la mayoría de la población del país. La población obrera en México no llegaba a un 10% del total», explicó la investigadora.
No obstante, el Movimiento Sindicalista Mexicano dejó su impronta a nivel constitucional en el artículo 123. Pero el proyecto de entonces tenía miras más lejanas.
«Los obreros de la Ciudad de México crean en 1912 una organización que se llamó la Casa del Obrero, luego le añadió la palabra mundial, la Casa del Obrero Mundial en este afán internacionalista, que se proponía hacer una revolución que acabara con estas grandes fuerzas opresoras, de acuerdo con el pensamiento anarquista, y que para ello no podía recurrir a la intermediación del estado. Además, los obreros adoptaron una vertiente específica, que es el anarco sindicalismo».
En el centenario de esta huelga, Anna Ribera contrasta el estado del sindicalismo actual con el de entonces:
-Hoy, por el contrario, el mundo no parece ir en ese sentido. Al contrario, estamos en un proceso de desmantelamiento de los logros colectivos, de las representaciones sociales, de los derechos sociales. Justamente lo que hemos visto en los últimos tiempos es un retroceso en estos temas. Porque hoy los movimientos sociales no están en ascenso y de hecho, es muy lamentable decirlo, la mayoría de los sindicatos, no sólo mexicanos sino en el mundo entero, no tienen ni siquiera una agenda reformista, ya no digamos revolucionaria. Ésa no la tiene nadie.
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