A 700 años de su fundación, no deja de sorprendernos
Redacción/CDMX
La verdadera inteligencia hace práctico lo complejo, eso fue lo que los mexicas lograron en Tenochtitlan con la tecnología náutica que desarrollaron.
Lo que hizo grande a México-Tenochtitlan empezó con una gran necesidad. Los mexicas buscaban alimentarse, mover cargas e información, pero todo estaba rodeado de agua, además era urgente controlar el nivel de las aguas que se acercaba a las islas.
El inicio entonces del éxito de la gran ciudad flotante fue que, sus pobladores entresacaron lo valioso del lugar.
Ellos descubrieron que aunque al norte las lagunas eran saladas, al sur sí se podía cultivar porque llegaban las aguas de los manantiales de Xochimilco, Iztapalapa y Coyoacán, así es como nacen las chinampas.
En esas miniislas crecían amaranto, calabaza, frijol, maíz y chile. Se solucionó un primer problema, pero ahora necesitaban atravesar los cuerpos de agua.
Allí es cuando diseñan las canoas que, entre otras cosas, eran por lo menos 60 mil según las crónicas de Bernal Díaz del Castillo. Y dichas embarcaciones fueron estrictamente adaptadas a las características de las aguas, que eran de baja profundidad y con diversa vegetación.
Una canoa podía medir hasta seis metros de largo y 61 centímetros de ancho y las cubrían usando chapopote como impermeabilizante natural, lo que muestra el conocimiento profundo del espacio por parte de los mexicas. Pero no solo era importante la nave, sino su remo, al cual cubrían con hule.
Los españoles evidentemente se sintieron abrumados con la ingeniería marina de los mexicas y sus sistemas de cultivo porque ellos solo conocían los animales de carga y tal tecnología lagunar era inexistente en Europa.