Redacción/CDMX
La memoria no solo consta en retener la información durante mucho tiempo, sino, en retener selectivamente la información más relevante.
Nikolay Kukushkin, profesor clínico asociado de Ciencias de la Vida en el Centro de Ciencias Neurales de la Universidad de Nueva York, realizó un estudio con babosas de mar donde se estudió las hormonas que estas liberaban después de comer, al tiempo que sus organismos realizaban otras actividades al mismo tiempo, como depurar el azúcar, reducir su velocidad y mejorar el crecimiento neuronal.
Un efecto que llamó la atención del científico fue que a pesar de que estos moluscos son lentos, pudieron notar, que después de comer, entraron en una especie de estado de coma inducido por hormonas propias y específicas.
Esto se debió a que su memoria requería de energía para procesar la información del entorno y sobre todo recordar cómo habían obtenido su alimento.
La acción de retener la información selectivamente en la memoria requiere de un proceso energético muy costoso, debido a que los organismos se alternan entre el procesamiento de la información y otras actividades.
La memoria humana selecciona qué información almacenar y cuál descartar, es un proceso de forma de reconocimiento de patrones.
Se requiere de energía en nuestro cerebro, ya que este órgano procesa mucha información por unidad de tiempo, así como los factores que influyen en la recepción y en la selección de la información, ya que estamos rodeados de estímulos.
A diferencia de las computadoras, nosotros no nos quedamos sin memoria para almacenar porque la misma es limitada. De repente no podemos recordar algo, y en cambio recordamos cosas diferentes lo cual influye en la clasificación de la memoria en nuestro cerebro.
Al ser nuestra memoria selectiva y costosa, podríamos pensar más en lo que permitimos que entre y se almacene en nuestra mente.
La memoria no solo retiene información, sino que selecciona lo más relevante, un proceso que consume mucha energía.
(Con información de The Big Think)