Cuatro mujeres exploradoras menospreciadas por la historia

Redacción/CDMX

En 1905, Mina Hubbard, una exenfermera de 35 años, se embarcó en una expedición para cartografiar el extremo noreste de Labrador, comenzando en el lago Melville hasta la bahía de Ungava, en Canadá.

La razón de esta expedición fue terminar la obra de su marido, quién dos años antes había fallecido en medio de la expedición.  

A pesar de enfrentar peligros físicos, ríos, nevadas y fauna, los verdaderos enemigos de Mina, fueron los hombres en los medios, quienes dominaban la prensa en aquellos tiempos.

La prensa la describía, como una mujer viuda e histérica, cuando logró lo que ningún hombre había podido hacer, cartografiar una ensenada del océano Ártico.

En los años 80, del siglo pasado,  Wangari Maathai, una activista ambiental en Kenya, fue duramente atacada y criticada por plantar árboles en bosques destinados al desarrollo industrial por el entonces presidente del país, Daniel arap Moi, y por desafiar los planes de construir un rascacielos en uno de los últimos espacios verdes de Nairobi.

En los titulares se podía leer “Los diputados quieren que se prohíba el movimiento Maathai”.  ¿Su delito? Querer frenar la desastrosa desertificación y erosión del suelo y empoderar a las mujeres rurales plantando 30 millones de árboles.

En 1995, Alison Hargreaves, alpinista británica, murió en una expedición en el Himalaya. Los medios de comunicación se centraron únicamente en que fue una madre negligente, ya que su única función era cuidar de sus hijos.

La prensa la llamó: “una madre obsesionada”, “Una esposa impulsada a grandes desafíos”. Lo que desató en los lectores una oleada de críticas infundadas de una mujer y madre egoísta, negligente e irresponsable.

En 1930, la entomóloga Evelyn Cheesman pasó décadas recolectando insectos en las islas del Pacífico.

Su trabajo la condujo al apoyo de la creación de una línea divisoria biológica entre los diferentes ecosistemas de las Nuevas Hébridas, que se denominaría Línea de Cheesman. Su contribución a la ciencia fue una gran novedad para la prensa. Ganándose el titular “Mujer colecciona 42.000 insectos”, dejando de lado su contribución a la ciencia.

Después de más de 100 años, las mujeres exploradoras y científicas siguen siendo vistas como excepcionales o inapropiadas en el campo, lo cual refuerza actitudes sociales que las ponen en peligro.

(Con información de The Conversation)

En la imagen Mina Hubbard (archivo)