Redacción/CDMX
A finales de Edad Media, un plato podía tener hasta 15 especias, algo que en la actualidad no se le antojaría a muchos.
Se podría pensar que las utilizaban para conservar las carnes o el pescado, sin embargo, la norma era que entre más condimentos tenía más estatus presumía el banquete.
Así, una familia solía presumir sus amplios recursos.
Algunas de las más comunes eran la pimienta negra, el comino, el jengibre o el clavo.
En España, el tenedor personal entró en uso cerca del año 1450, pues los aristócratas preferían comer con las manos la carne que se les cortaba de manera artística.
El azúcar y las especias, solo estaban al alcance de las clases privilegiadas.
Los cocineros y los trinchantes asistían en las casas aristocráticas, es decir, ahí los hombres cocinaban, en las clases bajas, la mujer se dedicaba a la cocina, además de dedicarse a otras actividades.
En esta época se solía hacer dos comidas al día, un almuerzo y una merienda ligera. Las cenas no eran la costumbre, además que podía “incitar a comportamientos indecentes”.
El pan podía llegar a ser hasta el 70 por ciento de la ración alimentaria de muchas personas.
(Con información de El País)