Reforma/CDMX
En 1988, un museo holandés Lam, dedicado a la comida y la alimentación, exhibía dos latas de cerveza vacías, una de ellas estaba parcialmente apastada.
Sin embargo, fueron tiradas a la basura, pues estaban sobre un elevador de vidrio, y un mecánico que lo utilizó, las desechó.
Tras ser recuperadas, el museo detalló que no eran latas comunes, pues estaban pintadas a mano con tal precisión que no se notaba la diferencia con los envases comerciales.
Tras la confusión, el museo decidió exhibirlas en un lugar de honor.
En 2001 el artista británico Damien Hirst armó una obra en una galería londinense con envolturas de dulces, tazas de café, periódicos, ceniceros, y botellas de cerveza vacías.
Tras la inauguración, una empleada de limpieza tiró todo, aunque en este caso, también gran parte de la obra se rescató.
En Italia, en 2015, dos artistas elaboraron una pieza con 300 botellas de champán vacías, confeti y colillas de cigarro.
Los conserjes lo limpiaron a fondo e incluso enviaron el vidrio al reciclaje, a pesar de ello se pudo recuperar suficiente material para reconstruir la instalación.
Donde no se pudo recobrar nada fue en 2004, donde parte de una obra del alemán Gustav Metzger en la Tate Britain era una bolsa de basura, que fue sacada y enviada a la trituradora.
No obstante, el artista se encargó de sustituirla, por otra bolsa de basura.
(Con información de Reforma)