Redacción/CDMX
En las terapias psicológicas que tratan personas con ansiedad, es común que los pacientes se refieran a sus crisis como: “lo que pasa es que pienso mucho en…”, “he estado pensando en esto durante horas, incluso días”.
Otros generalizando expresan: “mis pensamientos me agotan”, “soy mi peor enemigo/a”.
Las cifras indican que, en cuanto a la ingesta de ansiolíticos, aproximadamente por cada 1000 personas, 110 consumen algún fármaco de este tipo al día, para calmar sus estados de inquietud.
¡El problema no es pensar! Asegura la psicóloga, María J. García-Rubio, miembro del Grupo de Investigación Psicología y Calidad de vida (PsiCal).
Los expertos afirman que, naturalmente una persona tiene más de 6 mil pensamientos al día y estos le pueden beneficiar. Donde sí radica el problema es cuando los pensamientos son negativos y cíclicos.
Las personas que sufren rumiaciones viven “enganchadas” a pensamientos que hieren su autoconcepto y autoestima, reduciendo, en consecuencia, su calidad de vida.
Desde una base neurobiológica se puede poner fin a las rumiaciones con actividades sencillas que cambien el foco de la o las divagaciones, como por ejemplo: concentrarse un tiempo específico en hacer ejercicio, o salir un rato a platicar con un círculo íntimo o de confianza.
Por otra parte, se recomienda autorregular estos pensamientos negativos, si es posible detenerlos en el momento en que se están volviendo cíclicos. Si le cuesta, lo primordial es buscar ayuda profesional para un tratamiento personalizado.
Recuerde que la salud mental debe ser su aliada en el ritmo de vida acelerado de hoy.
(Con información de The Conversation)