Redacción/CDMX
El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) de España está a punto de aprobar una nueva estrategia para la conservación y recuperación del cangrejo de río italiano (Austropotamobius fulcisianus).
Esta especie, introducida en la península ibérica en el siglo XVI por orden del rey Felipe II, ha generado un intenso debate debido a su condición de especie exótica no nativa.
El cangrejo fue importado en 1588 desde la región de la Toscana para embellecer los jardines reales, marcando su inicio en España como un lujo exclusivo de la nobleza.
Sin embargo, su presencia se extendió rápidamente por el país y, durante el régimen de Francisco Franco, se promovió su liberación en ríos para fomentar la pesca deportiva y crear un mercado lucrativo.
Hoy en día, se estima que hay alrededor de 1,000 poblaciones de esa especie en España.
Muchas de estas poblaciones se establecieron en ríos que no tenían presencia del cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), una especie invasora introducida en la década de 1970 que ha causado graves problemas ecológicos.
La introducción y posterior expansión del cangrejo de río italiano ha tenido consecuencias significativas para las especies nativas.
En particular, ha competido con el cangrejo de río autóctono (Austropotamobius pallipes) por recursos y ha contribuido a la propagación de enfermedades que amenazan la supervivencia de este último.
Además, estos cangrejos exóticos han alterado los ecosistemas acuáticos, poniendo en riesgo a especies autóctonas y en peligro, como el desmán ibérico y diversas especies de sanguijuelas, que requieren entornos libres de especies invasoras para prosperar.
Miguel Clavero Pineda, investigador de la Estación Biológica de Doñana, señala que la protección del cangrejo de río italiano implica un alto costo de oportunidad.
Los recursos destinados a su conservación podrían redirigirse para proteger especies nativas en peligro crítico, un reflejo del dilema común que enfrenta España en la gestión de especies introducidas.
La protección de esta especie se ha convertido en un tema polémico, ya que algunos expertos y conservacionistas argumentan que priorizar una especie exótica desvía esfuerzos y recursos que podrían utilizarse para conservar la biodiversidad autóctona.
Si bien es cierto que algunas introducciones han tenido efectos positivos, como el caso de las flores en la isla de Vancouver que benefician a mariposas nativas, los efectos de muchas especies introducidas solo se comprenden plenamente a largo plazo.
(Con información de Xataka)