¿Por qué lloramos al escuchar música?

Redacción/CDMX

Cuando conectas tus audífonos al celular para escuchar música te puedes sumergir en un mundo lleno de emociones, tristeza, llanto, alegría, emoción, ansiedad, asombro, ya que la música puede evocar estas y, más emociones.

Ya que la principal función del arte es evocar las emociones.

Científicos de la Universidad de Carolina del Norte y de Sidney realizaron un estudio en 2018, para analizar las emociones evocadas por la música, hubo un total de 982 de las cuales el 89.9% reconocieron que la música los hizo llorar.

Por otro lado, el 63% confesó haber llorado por tristeza y el 36,7% lo veían como una situación de asombro, al mismo tiempo, la personalidad tuvo influencia en el resultado en donde las personas que lloraron por tristeza se les clasificó como neuróticos y las que se sorprendieron tenían tendencia a las nuevas experiencias.

Para realizar estas connotaciones a los participantes se realizó un test psicológico, cabe aclarar que el ser “neurótico” no es algo malo, es un rasgo psicológico de personas que tienen un sistema nervioso muy reactivo, y, que reacciona a estímulos externos, la música es uno de ellos.

Llorar al escuchar música no es malo, los latidos cardíacos se aceleran, la respiración es más lenta, esto demuestra que tiene efectos de relajación y liberación, a su vez, llorar activa los sistemas de recompensa del cerebro, ya que libera dopamina y sentimos más placer.

En 2022, se demostró la eficacio de los acordes menores, se realizó un estudio que pidió amungrupo  de compositores que escucharan llantos de bebés y los transformaran en acordes, y el resultado fue la creación de acordes menores.

Los acordes a intervalos menores evocan tristeza debido a la distancia entre tonos.

El profesor de psicología de la Guildhall School of Music an Drama de londres, John Sloboda asrgura que para que una melodía nos haga llorar normalmente debe incluir, además de acordes menores, contar con una o varias notas rápidas que se tocan alrededor de una nota central y que no forman parte del cómputo total del compás.

También, esá el factor sorpresa, es decir la aparición de progresiones de acordes inesperadas, que se salgan de la estructura normal de la melodía.

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