Redacción/CDMX
El Tribunal Supremo de Estados Unidos dio la razón a la fotógrafa Lynn Goldsmith quien reclamaba que Andy Warhol infringió sus derechos de autor para crear una serie de serigrafías del cantante Prince, a partir de una de las imágenes que ella tomó.
Esta decisión puede cambiar las reglas de la creación artística.
Ya que basarse en una obra previa, lo cual es una práctica extendida en el arte contemporáneo, e incluso desde el Renaciomiento, puede acarrear consecuencias legales.
La jueza Sonia Sotomayor argumentó que las obras originales de los fotógrafos tienen derecho a la protección de sus derechos de autor, incluso frente a artistas famosos.
Tal protección incluye los trabajos “derivados que trasformen el original”.
Consideró que ambas imágenes “comparten sustancialmente el mismo propósito y el uso es de carácter comercial”.
Además, subrayó que la fundación Warhol “no ofreció ninguna otra justificación persuasiva para el uso no autorizado de la fotografía”.
En 1981, Goldsmith fotografió a Prince para la revista Newsweek, quien entonces aún no era la superestrella en la que se convirtió después.
Tres años después, la revista Vanity Fair encargó una serie de serigrafías y dos bocetos a lápiz del cantante a Warhol.
En los cincuenta, el artista había utilizado objetos como una caja de detergente Brillo o una lata de sopa Campbell como parte de sus creaciones.
Así que Warhol tomó la imagen de Goldsmith y le inyectó color.
Es decir, lo mismo que venía haciendo desde hacía décadas con figuras como Jackie Kennedy, Mick Jagger o Marilyn Monroe.
La revista compensó entonces a la fotógrafa con 400 dólares por el «material de referencia”.
Sin embargo, en 2016, cuando Prince murió, Vanity Fair pagó a la fundación Warhol por el uso de otras serigrafías de la serie pero sin compensar a Goldsmith.
De ahí surgió su demanda.
(Con información de El País)