Redacción/CDMX
En el reino animal, las creaturas recién nacidas pueden caminar, pararse y mamar poco después del nacimiento.
Para los humanos, esto es imposible.
Jarl Giske, biólogo experto en evolución de la Universidad de Bergen, en Noruega, asegura que hace 20 o 30 millones de años, los humanos también teníamos cola, y los restos de ella se pueden observar en el cóccix.
Relata que hace unos seis millones de años, el hombre se levantó en dos piernas.
Esto ocurrió durante un periodo de clima seco en África, cuando los bosques disminuyeron y las sabanas crecieron.
Así que la gente se mudó a las sabanas donde era una ventaja caminar sobre dos piernas.
Así que nuestros cuerpos tuvieron que adaptarse, para poder caminar lejos en busca de comida.
En el proceso, las caderas se volvieron cada vez más estrechas, lo cual hace más difícil que las mujeres puedan parir a un bebé.
Según el especialista, los humanos deben nacer antes que sus cerebros estén completamente desarrollados.
En comparación con otras especies que dan sus primeros pasos, casi completamente desarrollados, pueden caminar, ver oír y concentrarse en aprender lo que los adultos pueden hacer.
La ventaja de esta proceso prematuro es que los humanos nos vemos obligados a cuidarnos unos a otros.
“Esto ha llevado a que las madres pasen más tiempo amamantando y cuidando a los bebés y niños pequeños, y el padre necesita conseguir comida».
De tal forma que el lazo de la familia de padres e hijos se hizo más fuerte que otros monos y otros mamíferos.
Afirma que cuando la gente abandonó los bosques y se asentó en las sabanas, no podían trepar a un árbol ante una amenaza.
Pero juntos pudieron obtener alimentos que no podrían obtener solos.
(Con información de sciencenorway.no)