Junto con su poemario Regreso a casa, escrito durante la pandemia, el autor lusitano nos cuenta de sus procesos de escritura, su rutina y sus libros recientemente publicados
Huemanzin Rodríguez / Ciudad de México.
Desde que en 2001 recibió el Premio de Literatura José Saramago, José Luís Peixoto ha atrapado la atención y se ha vuelto uno de los referentes de las letras portuguesas de su generación, una de las más ricas de las últimas décadas. Con más de una decena de libros publicados al español. Este 2021, comparte con Noticias 22 Digital, dos novedades castigadas por la pandemia: El libro de poesía en prosa Regreso a casa (Ed. Cuadrivio, 2020) y la novela Autobiografía (Random House, 2021). Desde Lisboa, Peixoto habla de la forma en la que pandemia ha impactado en su proceso creativo.
«El año pasado estaba trabajando en una novela que he tenido que interrumpir porque la pandemia ha vuelto todo un poco claustrofóbico. Curiosamente, ha sido la escritura una manera de lidiar con todo lo que eso significa. Detuve la escritura de la novela, pero trabajé en poesía. Eso me permitió publicar, incluso en México, un libro titilado Regreso a casa. Con la poesía encontré una manera de darle sentido a todo que se está viviendo.»
Regreso a casa es una reflexión sobre los pasos andados de un escritor que durante la pandemia cumple 46 años y revisa, a partir de la cuarentena, lo mismo sus miedos, que los espacios de su infancia, los lugares que lo han marcado en Asia, sus traductores a otros idiomas y algunas de sus obras más significativas.
Este momento excepcional que vivimos con la pandemia, ¿qué añoranzas te ha revelado?
Ya volví a la novela, ahora estoy a punto de terminarla y mi intención es pasar este lapso sin parar de escribir. Encontré una manera de seguir trabajando, incluso me siento muy cómodo con esta rutina diaria del encierro de escribir, leer, escribir y leer. Pero al mismo tiempo, sueño con el momento que me permita volver a viajar a México o a Asia, lugares que amo visitar; o, por lo menos, no tener esta limitación de soñar con el viaje, porque muchas veces no se trata realmente de viajar, sino de mantener esta posibilidad que hoy en día, desgraciadamente, está muy limitada.
¿Qué es lo que la poesía te permitió explorar de ti y de tu literatura en este lapso en donde, según tu libro te llamas “nómada de cuarentena”?
Creo que la poesía es una forma que trabaja con las metáforas, con el símbolo. Eso siempre ocurre con la literatura, pero con la poesía es muy evidente. Y hoy vivimos un tiempo lleno de metáforas, es un tiempo muy simbólico a muchos niveles, especialmente si pensamos en el paso del tiempo y la manera en que lidiamos con el otro.
Y a la vez, la poesía que yo escribo también tiene siempre una dimensión personal muy fuerte y por eso ha sido útil para reflexionar sobre mí mismo, sobre mis fragilidades y mis dificultades con respecto a esta situación.
La pandemia ha trastocado todas nuestras dinámicas. Era común ir a presentaciones de libros con mesas de discusión, con entrevistas y conversaciones que hoy resolvemos a través de telecomunicaciones digitales, aun así, es algo artificial. La literatura no ha parado como sí la mecánica de la edición y promoción. ¿Eso ha impactado en tu proceso como escritor?
Hace mucho que he tenido conciencia que el tiempo de la escritura no puede estar condicionado por el tiempo de la edición. Sin embargo, ahora mismo también me doy cuenta de cuán importante es ese intercambio que hay con las presentaciones de libros, con los encuentros con lectores, con la posibilidad de viajar y de estar en contextos distintos. Como no tengo una respuesta a ese problema, imagino que vamos a mantener estas formas de comunicación que son bastantes prácticas, pero que no van a substituir el encuentro personal.
La literatura, la escritura y la edición son formas de comunicación que, curiosamente, son al mismo tiempo muy cercanas, se puede decir íntimas; y al mismo tiempo son bastantes lejanas. Muchas veces, también favorecen la mitificación del otro y esa mitificación siempre está vinculada con una lejanía. Sin embargo, creo que seguiremos buscando maneras de encontrarnos con el otro. La literatura, la expresión y la palabra ha nacido por la necesidad y eso lo seguiremos manteniendo. Creo que el tema de las infecciones por los virus nos dejará algún trauma, pero como todos los traumas, encontraremos maneras de un traspasarlo. Es parte de nuestra evolución humana, es parte de lo que somos. Yo soy muy optimista, incluso con tantas señales a veces negativas, quiero creer que con la suma de todos seguiremos adelante.
Eres un amante de las culturas asiáticas, tienes libros como El camino imperfecto (Cuadrivio, 2018) o Dentro del secreto. Un viaje por Corea del Norte (Xordica Editorial, 2016), resultado de tus recorridos en los países de ese continente. Actualmente estudias mandarín. Cuando nos conocimos hace algunos años me hablabas del poder de la literatura de Juan Rulfo al contar una historia íntima rural y una de las obras latinoamericanas con mejor recepción en China es Pedro Páramo. Con las distancias guardadas, al igual que Rulfo, tu imaginario parte de la observación que aprendiste en tu pueblo, Galveias —que te ha inspirado una novela homónima. Como escritor, ¿qué te permite contar el mundo de lo rural?
Hablas de la universalidad de Rulfo, universalidad que está más allá de las ciudades que compartimos en todo el mundo. Las ciudades son más individualistas, los pueblos son más comunitarios y a veces podemos reconocernos más en esos pueblos que en las ciudades. Para quien escribe novelas y para quien está involucrado con la literatura, desde nuestro entendimiento, los libros en países como China, pueden ser una sorpresa un poco difícil porque estamos hablando de un lugar donde hay un canon distinto. Es cierto que hay autores, incluso chinos, que escriben con la misma perspectiva con que nosotros escribimos, o sea, entienden a una novela con los mismos ojos que nosotros entendemos una novela.
En China y en otros países de Asia hay otras formas y muchas veces la poesía y las novelas se entienden de una manera muy distinta. Además, estamos hablando de una cultura en la cual la presencia del libro, la presencia del texto escrito no es exactamente la misma que entre nosotros en Occidente. Eso también es muy importante a considerar. Sin embargo, está el milagro del entendimiento, eso que hablabas de Pedro Páramo. Yo he tenido experiencias directas muy gratificantes. Por ejemplo, hace unos meses, con un libro que tengo que se llama Te me moriste (Legorreta, 2018), que habla sobre la muerte de mi padre —fue mi primer libro, un libro muy corto y personal—, he tenido la experiencia increíble de que ha sido leído en un programa de televisión en China por un un hombre que ha perdido su padre; ha sido algo increíble. En China hay un programa de televisión que se llama El lector, en el cual hay historias personales que los productores del programa consideran interesantes, o en donde figuras relevantes de la sociedad china van a leer fragmentos de un libro. Eso es increíble, es uno de los programas más vistos en China; cada programa tiene alrededor de 250 millones de personas como espectadores. En ese programa, un señor con una historia increíble, porque su padre descubrió que tenía cáncer en 2016 y decidió correr cien maratones, y murió después de correr 61; y el hijo, que completará los maratones que su padre dejó pendiente, leyó un fragmento de mi libro. ¡Ha sido increíble! Ha sido una de las cosas más impactantes que han ocurrido con mis libros desde que publico, porque la cantidad de respuestas, el impacto en la gente ha sido increíble. Pero estamos hablando de los libros en televisión. Porque el impacto de los libros físicos no es igual, por ejemplo, autores conocidos en el panorama internacional, no venden mucho, no hay tirajes de millones en China.
Una vez en China, conocí al traductor chino de Ian McEwan y me dijo que los libros de McEwan no han vendido en ese país más de 10 mil ejemplares. Un país como China, con ese potencial de lectores, no tiene a un público disponible para leer lo que para nosotros es reconocido en nuestros países.
Con respecto a la novela Galveias (editado en español por Random House en 2016, con traducción de Pilar del Río y Antonio Sáez), que ahora se traduce al mandarín, hace dos años estuve con la traductora en mi pueblo que inspira la novela y hablando con ella, las pequeñas cosas eran distintas como la comida o la manera en que ocurren ciertas relaciones personales, pero los aspectos más elementales eran los mismos. Por eso un libro como Pedro Páramo es universal incluso en la China. Eso es un triunfo de la literatura, porque el objetivo es hablarle al ser humano, a su naturaleza más íntima, a eso que todos compartimos.
En México tenemos la posibilidad de acceder al libro de poesía Regreso a casa, con la traducción de Diana Alcaraz —algunos de sus poemas los subiste a las redes sociales casi en el mismo momento de su creación, también lo compartiste uno con nosotros en Noticias 22 Digital hace un año. En España ya circula tu más reciente novela que espero pronto esté disponible para todo público en México, se llama Autobiografía y tiene que ver con tu vínculo con José Saramago (1922-2010).
Tengo mucha esperanza que en México se publique Autobiografía, que ha sido mi último texto publicado en español. Es una novela un poco sacrificada por la pandemia, porque en Europa las librerías han estado abiertas de manera irregular, con muchas limitaciones, pero esa novela ya está encontrando a sus lectores. Ahora mismo se ha editado en Chile, tengo mucha esperanza que se edite en México y tenga una mejor distribución que ahora, pues sólo se consigue allá importada, porque sé de la consideración y admiración que tienen los lectores mexicanos por Saramago, y esta novela lo tiene en su centro.
Aunque escribes desde los años noventa, ha sido en este siglo cuando publicaste por primera vez. Mucho tuvo que ver recibir el premio Saramago y después, la confianza del premio Nobel. ¿Cómo fue escribir sobre él?
José Saramago en el personaje central de esta novela que cuenta la relación cercana que tuve con él, ha sido una persona muy importante en mi vida desde que le he conocido en 2001, hasta su fallecimiento en 2010. Es una novela en la cual yo, más joven, me relaciono con José Saramago en el libro. Es una novela en la que he puesto mucho trabajo y es muy importante para mí, el resultado me parece que es muy distinto a lo que he escrito anteriormente. Autobiografía mucho tiene que ver con la literatura, con la escritura y también con Saramago como modelo, como ejemplo del escritor y también de la persona que fue por su posicionamiento social e importancia en la vida pública aquí en Portugal. Ese es mi libro más reciente publicado en español y muy significativo para mí por Saramago y porque ha visto la luz en este momento tan difícil de nuestras vidas.