¿Has pensado qué pasaría si ciertas historias hubieran terminado de otra forma o de la forma que esperabas? Un ejercicio de reflexión sobre el Yo en el presente lo hace la compañía Borderline Teatro y El Caracol A.C., junta a poblaciones callejeras.
Ciudad de México (N22/Ireli Vázquez).- De acuerdo con el diagnóstico situacional de las poblaciones callejeras 2017-2018 de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESO), en la Ciudad de México hay un total de seis mil 754 personas en situación de calle, de las cuales 9.93% son mujeres y 90.07% son hombres. De esta cifra, dos mil 400 son atendidos en albergues y en Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS) y cuatro mil 354 habitan en el espacio público.
El arraigo a calle también surge por las historias de vida de estas personas. Y es así como Borderline Tetro (grupo de teatro interdisciplinario) y El Caracol A.C., organización de la sociedad civil que contribuye a la inclusión social de las poblaciones callejeras, trabajan en conjunto para llevar a este sector de la población el proyecto La máquina de los finales perdidos, una forma de escucharlos y poder cambiar el final de su historia.
«Nosotras somos mecanógrafas y mecanógrafos, que esperamos especta-autores. El propósito es cambiar los finales a las historias de estos especta-autores, finales que no hayan sido del todo lo que esperan, o lo que deseaban en ese momento. El proyecto apuesta por construir nuevas narrativas, primero individuales y después tal vez generar un tejido social», explicó en entrevista Itzel Enciso, directora artística del proyecto.
La idea surgió del interés de dos personas: Itzel Enciso y Faviola Llamas, que quienes, al pasar una situación difícil en los sentimental, decidieron cambiarle el final a su historia de una manera alternativa, y así comenzó la búsqueda de historias de amor, desamor y despedida, lo que cambió por completo el panorama del proyecto. «La impresión que a mí me dio fue de sorpresa, porque esas historias de amor y desamor eran de amor romántico y de violencia. Fue identificar qué estábamos replicando, y si lo que queríamos cambiar era el final para que el “príncipe llegara y salvara a la princesa y dijera fueron felices para siempre”, o identificar qué fue lo que nos condujo a ese final, a ese final desagradable; y si realmente lo que se busca es al príncipe o, tal vez, encontrar las herramientas para no llegar a esos finales violentos, sino encontrar otras alternativas.»
Es así que, una vez teniendo mucho más claro el planteamiento, Borderline Teatro, comienza a llevar el proyecto a más sectores de la población como: personas de la tercera edad que viven en asilos, reclusos, y ahora con personas en situación de calle.
«Una problemática que hemos visto y por la cual nos interesó trabajar con ellos fue porque se les invisibiliza, se les niegan que son sujetos de derecho y todos de alguna manera estamos involucrados, generalmente asumimos que una persona que llega a las poblaciones callejeras es por sus malas decisiones o porque su familia no los apoyó, pero hay un montón de cosas que juegan en la comunidad, que tal vez dentro de la comunidad no es un obligación total pero el Estado sí tiene una obligación de darle proyección a esa persona y se les ha negado», comentó Itzel Enciso.
Un tema importante que se desea abordar es el derecho a la cultura y la accesibilidad a todos los sectores de la población. «Aunque este proyecto se mantiene de una beca (Fondo para las Culturas y las Artes), y que si bien creo que son importantes estas becas, también creo que es importante hacer el derecho a la cultura no nada más para la gente que nos dedicamos al arte y que de algún modo pues sí vivimos de eso, […] sino que me parece que este derecho a la cultura ni siquiera existe para ese sector de la población que ni siquiera pueden aspirar o demandar, entonces creo que eso también es muy importante, que desde el lugar donde estamos puestos, en este caso del arte, tenemos la responsabilidad no solo de hacer valer y demandar nuestro derecho a la cultura, sino también demandar el derecho a la cultura de cada persona que vive en este territorio.»
Este proyecto está integrado por, además de las ya mencionadas: Michelle Ayala, Lorena Jáuregui, Lorena Bojorges, Lluis Miquél López Talavera, Ángel Rubio, Ricardo Martínez Pedro García y Karina Villaseñor. El producto final de La máquina de los finales perdidos, verá la luz en forma de un documental con el cual se busca visibilizar ante el público la situación por las que pasan estas personas. Éste tiene planes de ser presentado el día 8 de diciembre en las instalaciones de EL Caracol A.C., si las medidas sanitarias lo permiten.
«Vamos a hacer un pequeño documental, muy rústico, muy austero, porque en realidad viene de nuestra necesidad de hacerlo y cerrar con esa comunidad, no solamente decir “ya vine, ya me voy”, sino también de que haya una resignificación de quiénes son y de que en ese momento estas personas se convirtieron en autores e hicieron una creación literaria, […] asimismo, buscamos que los presentadores sean los participantes, que puedan hablar del proceso y qué significó para ellos este ejercicio», concluyo Itzel Enciso.
Puedes conocer más sobre este proyecto en las redes sociales de Bordeline Teatro.
Imágenes: cortesía de ©Bordeline Teatro