En la memoria colectiva de Churubusco permanece el recuerdo de la batalla que allí tuvo lugar

El historiador Raymundo Nicolás Alva nos cuenta sobre esta gesta heroica y las consecuencias tanto de la batalla de Churubusco, como de la guerra de intervención en nuestro país

Ciudad de México (N22/José Meléndez).-  La guerra entre México y los Estados Unidos ocurrida entre 1846 y 1848 es un acontecimiento que ha dejado profundas huellas que bien podemos denominar como traumáticas y que han tenido afectaciones en términos sociales y políticos en ambas naciones. A mediados de 1847, tras quince meses de derrotas militares y malas decisiones, el ejército de los Estados Unidos se apostó a las puertas de la ciudad de México. El 19 de agosto de ese año, la División del Norte, la parte del ejército mexicano más fogueado, mejor armado y preparado, al mando del general Gabriel Valencia, es derrotada en la batalla de Padierna en el sur de la Ciudad de México. Con la aniquilación de este cuerpo del ejército mexicano sólo queda un único reducto de defensa de la capital mexicana asediada por el ejército norteamericano. 

Platicamos con el historiador Raymundo Nicolás Alva Zavala sobre esta gesta heroica y las consecuencias tanto de la batalla de Churubusco como de la guerra de intervención estadounidense en nuestro país. 

¿Cómo se inicia este conflicto entre México y los Estados Unidos a mediados del siglo XIX?

James Polk, el presidente de los Estados Unidos, reclama como suyo un territorio que no lo es, justamente la franja entre Texas y Tamaulipas, y comienza la guerra que va a tener varias características. Para empezar, es la primera guerra en donde una ciudad o un puerto, son bombardeados hasta prácticamente aniquilar a la población. Monterrey y Veracruz son claro ejemplo de esta práctica del ejército de los Estados Unidos. Estos bombardeos masivos que después vamos a ver ya a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, México fue el primer espacio geográfico, geopolítico, que sufrió semejantes cosas. El segundo punto es un asunto que tiene que ver con la supuesta fragmentación que tiene México en ese momento político. Están los santanistas, están los republicanos, hay toda una serie de matices políticos entremezclados ahí, pero hay que decir que la patria no existía como tal. Cada quién entendía la patria como quería. 

Y luego el asunto económico, México está quebrado en esos momentos, económicamente está muy mal justamente por las guerras. No hay capacidad económica para resistir un ataque de la magnitud que tuvo el país en esos años. A eso hay que agregar que no hay un ejército profesional como el de los Estados Unidos. Nada que ver nuestro ejército con el gringo. No hay trenes de avituallamiento, esto hasta bien entrado el siglo XX no se da en el ejército mexicano, no hay uniformes, no hay pertrechos de guerra, bueno, ni siquiera hay hospitales. Quien atendía los “hospitales de guerra” eran las mujeres como se vio durante la Revolución Mexicana, las adelitas. 

Todo esto que acabo de mencionar va a facilitar mucho al ejército norteamericano entrar en el territorio.

¿Cuál era el plan de defensa del presidente Antonio López de Santa Anna?

La táctica seguida por Santa Anna no era mala. Era adecuar los espacios, los grandes conventos, etcétera, de la capital, para resistir el ataque norteamericano. Escogen estos viejos conventos, estas construcciones monumentales, para intentar detener al ejército norteamericano (sic), y entre ellas está Churubusco.

¿Cómo se desarrolla la jornada del 20 de agosto de 1847?

El 20 de agosto, los norteamericanos vienen de Padierna, vienen persiguiendo a la División del Norte de Gabriel Valencia y justamente Churubusco queda al paso de esta persecución. Hay que considerar que Churubusco estaba siendo ya custodiado por el ejército mexicano, por estas fuerzas civiles, por esos mexicanos que están ahí, aguardando justamente el ataque. Santa Anna viene también de Padierna, porque además, a él se le debe justamente que Padierna haya sido un caos, no apoyó a Gabriel Valencia, al contrario, le dio una orden de retiro cuando el general pudo haber sido fundamental. Ahí, una parte del ejército que comandaba Santa Anna pudo haber apoyado y no lo hizo. 

Santa Anna llega a Coyoacán por la mañana del día 20, se entrevista con Anaya en este camino de herradura que va de Churubusco a Coyoacán y empiezan a reclutar gente desde ahí. A su paso por Churubusco, Santa Anna deja armamento y deja municiones, pero habría que pensar en todo el contexto. Muchos dicen que Santa Anna, con esta perfidia que lo caracterizaba, dejó en Churubusco parque que no era del calibre de las armas mexicanas y se retiró del lugar. Por su parte, Anaya recibe el mando, junto con el general Manuel Rincón, de la defensa de Churubusco. Para esto, se había preparado el convento, habían levantado una barda de tres metros de altura al frente de lo que hoy es el Museo de las Intervenciones. En su lado sur, habían ensanchado un canal que había ahí, lo habían tratado de fortificar lo mejor posible y espera el ataque norteamericano el cual empieza a las 11 de la mañana justamente por la parte sur del Convento. La táctica de Rincón y de Anaya es aguantar el asedio, soportar el golpe norteamericano, primero para ahorrar parque. Se da la orden de que ya que el enemigo esté muy cercano al Convento, se ordena el primer fogonazo de disparo sobre los enemigos, lo cual funciona bastante bien. Porque después, al general Scott le van a armar un juicio en los Estados Unidos, un juicio de guerra en donde lo acusan de que batallas como la de Churubusco, en donde las pérdidas humanas por parte del ejército norteamericano fueron muy altas, entre heridos y muertos se calcula que fueron más de 150 hombres, entonces este asunto para el mando norteamericano resultó la toma de Churubusco altamente lesiva para sus fuerzas. El general Twiggs entra a Churubusco, pero no hay una rendición por parte del convento. Se entrega el convento, se entrega el sitio, más no hay una rendición como tal, por lo cual, la batalla no puede ser calificada como una pérdida. Además, habría que considerar la actitud tanto de Rincón como de Anaya, de un heroísmo supremo. Los dos están al frente de un puñado de hombres que defienden justamente el honor de la República. No hay que dejar de mencionar a los san patricios que están ahí en Churubusco, que son el cuerpo de irlandeses, de alemanes, de italianos, y demás, todos ellos extranjeros que en algún momento, desertan del ejército norteamericano para apoyar a los mexicanos y que muchos de ellos, por supuesto, van a entregar la vida aquí en el país, más de cuarenta de ellos son fusilados en el camino que va de San Ángel a Tacubaya, los últimos son ejecutados en Tacubaya en el momento en que están tomando Chapultepec los norteamericanos. Otros, como por ejemplo el capitán John O´Reilly, sobrevive y se queda a vivir en México en condiciones muy adversas, porque el gobierno mexicano nunca los amparó. Muere dos o tres años después en el Puerto de Veracruz, sumamente enfermo, él se vuelve alcohólico por la experiencia que tuvo en Churubusco y por haber visto morir a todos sus camaradas de armas. 

¿Cómo se empieza a recuperar la memoria de este acontecimiento?

En un primer momento habría que mencionar el monumento que se encuentra al frente del ex Convento, ahí hay un obelisco pequeñito que fue el primer monumento construido justamente para recordar la fecha del 20 de agosto. Lo mandó construir Ignacio Comonfort como presidente de la República. A él se le debe la primera ceremonia habida en el sitio el 20 de agosto de 1856. A él se le debe también este rescate de la memoria de este sitio que se queda grabado en la población del lugar y que hasta la fecha sigue siendo recordada por los vecinos. Año con año, es una ceremonia cálida porque a pesar de no estar presentes los altos funcionarios del país, siempre está presente el pueblo, la gente de Churubusco que revive la historia. 

¿Cuáles considera son las repercusiones de la batalla de Churubusco y, en general, de la guerra de intervención norteamericana?

Motivó mucho a la población a empezar a pensar en la patria, en esto que hoy sabemos que es la patria y su defensa, por supuesto. Justamente este golpe, de la guerra de 1846-1848, hace surgir el sentimiento nacional, si no hay unidad, por lo menos hay un sentimiento nacionalista. Entonces, sí nos deja lecciones importantes la intervención norteamericana, por otro lado empieza este respeto a las leyes, el respeto a la negociación en papel escrito, y lo dejamos por escrito y firmado por ambas partes. Yo creo que es el nacimiento de una poderosa identidad mexicana, de una poderosa identidad nacional y que no tendríamos porqué dejarla de lado como se pretendió en algún momento. Invito a las personas a visitar el sitio y ver los monumentos que están ahí que nos recuerdan la gesta heroica.