La felicidad, el amor y la cercanía como un producto que se fabrica, una idea que poco se aleja de la realidad es lo que muestra esta cinta del director alemán
«Así como el cuerpo tiene necesidad de alimento y sufre sin él,
así el alma tiene necesidad del amor y sufre si no lo tiene».
—Lev Tolstoi, Aforismos
Ciudad de México (N22/Huemanzin Rodríguez).- Desde el cielo vemos a Tokio en el mes de abril, momento en que florecen los cerezos, todo Japón se cubre por unos días de un pálido solferino. Las imágenes del dron nos ubican en el parque Yoyogi, en el centro de la urbe. Es el Nakameguro Sakura Matsuri, los días son de asueto para que la gente disfrute de este símbolo de belleza y fragilidad. Así empieza la película más reciente de Werner Herzog titulada Family Romance, LLC (2019), presentada el año pasado en el Festival Internacional de Cine de Cannes y que este 3 de julio tendrá durante un día, su estreno gratuito en la plataforma digital MUBI.
La película escrita, dirigida y fotografiada por el director de Fitzcarraldo (1982), crea una ficción en espacios públicos grabados por una pequeña cámara de video en mano, que da una sensación muy íntima y, a la vez, de documental.
Después de presentar a esta ciudad con sus contradicciones entre la tradición y la vanguardia, vemos a un hombre que viste un traje, no es un “hombrecito de negocios”, uno de esos que visten trajes negros con portafolios que como hormigas se mueven precisos en silencio a sus centros laborales y cada viernes toman el tren para volver a sus casas en las afueras o liberan su estrés en los bares de Tokio para después dormir en un McDonal’s 24 horas frente a una hamburguesa fría a la espera de la primera corrida del tren. No, no es ese tipo de hombre, el que espera parece de cuarenta años de edad, tiene cierta clase, dominio de sí mismo y aguarda por alguien en un puente cerca del Parque Yoyogi, transitado en su mayoría por jóvenes y adolescentes.
El título de la película quita la sorpresa, ya que LLC significa Limited Liability Company (Sociedad de responsabilidad limitada), es decir, Romance Family es una compañía. Una adolescente pasa varias veces frente al hombre mirándole de reojo y discreta con su celular le toma una foto. Ishii, así se llama el protagonista, lo nota y a intercepta. —¿Eres Mahiro?, le pregunta. Es el encuentro de un padre con su hija a la que dejó de ver hace doce años.
Werner Herzog es un referente de la cinematografía alemana, aunque buena parte de sus películas han sido hechas fuera de Alemania, pues su actividad artística es amplia. Desde 1968 es director de largometrajes y cortometrajes de ficción y de documental; también ha trabajado como director escénico de ópera, en la televisión y tiene una presencia como actor que lo mismo le ha permitido ser némesis de Tom Cruise en Jack Reacher (2012) que participar en la exitosa serie de Star Wars producida por Disney + Originals, The mandalorian (2019).
En una ocasión Volker Schlöndorff me contó que él, Reiner Werner Fassbinder (1945-1982), Wim Wenders, Margarethe von Trotta y Herzog, compartieron sus primeros años como cineastas en un lugar donde les alquilaban equipo cinematográfico para trabajar. Todos nacieron en los primeros años de la década de los cuarenta y en ese momento de juventud aún no eran las grandes figuras del cine alemán de posguerra. Quien les alquilaba el equipo era Leni Riefenstahl (1902-2003), una mujer mayor que pasó sus últimos años en el olvido por ser la creadora de la grandiosa película Olympia (1938), crónica de los Juegos Olímpicos de Berlín del 36 en donde los dioses griegos encarnaron a los atletas, cinta usada como parte de la propaganda del Kaiser en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Esa generación de cineastas creció en una Alemania culposa (a veces obligada) por la derrota y por sus crímenes históricos. Esa generación vio a su país ser dividido y décadas después, reunificado.
En Japón vivieron un proceso similar con la diferencia de que, buena parte del archipiélago trabajaba en una economía déspota ya iniciada la confrontación mundial. Y en términos religiosos, lo que para Alemania es culpa, para Japón es vergüenza. El mundo interior y el silencio del conflicto en los personajes son elementos esenciales de observar para entender el cine de autor de ambos países.
«Cuando tenías doce meses me peleé con tu mamá y nos separamos. Ahora tengo una familia nueva y me pidieron que no te buscara. Hasta ahora lo hago. Lo lamento», le Dice Ishii a Mahiro, mientras la joven, distante, bajo los cerezos, toma fotos con su teléfono celular para evitar mirar los ojos de su padre.
Cuando la película fue presentada en Cannes en 2019, Werner Herzog, quien hace unos años estuvo en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara para presentar su documental La cueva de los sueños olvidados (2010), comentó que la idea de Family Romance, LLC le vino después de una discusión con un alumno de su escuela de cine, a quien considera un gran escritor de historias y un buen teórico, pero al que le faltaba el estilo gorilla, como llama a su forma de aproximarse a las cosas. Ese estilo gorilla viene de la cámara al hombro.
El cinefotógrafo suizo Renato Berta (1945), que lo mismo ha trabajado con Alain Tanner, Fanny Ardant o Manoel de Oliveira, en una entrevista para Canal 22 me contó que, cuando la cámara de cine dejó de ser pesada y pudo manipularse con hombro y manos, con el sonido directo grabándose adonde fuera el cinefotógrafo, su importancia fue tan poderosa como la de un fusil: «Era como hacer otro tipo guerra». Eran los años 60. Mucho le debe el cinema vérité a la cámara al hombro, pero con la llegada de la televisión eso se vulgarizó; aunque hoy, la mayoría de las denuncias sean con videos grabados con un teléfono inteligente. A eso se refiere Herzog, a la cámara intrépida que no repara del todo en los ejes o busca las grandes estampas y que puede llegar adentro del personaje, en donde el accidente más que afectar, redimensiona la acción. En Family Romance, LLC, una de las grandes apuestas es entrar a lo que no se dice, así como escribió Kierkegaard: «Un buen silencio, es una buena explicación», pero ¿qué pasa cuando el silencio es pronunciado entre sordos?
Ishii ahora está en Shibuya, el centro de entretenimiento referente del Japón moderno, el crucero peatonal más transitado del mundo que aparece en películas como Lost in Translation (2003), lugar donde se unen líneas de transporte público, camiones, trenes, metros; el lugar en donde murió el perro Hachiko, en los años cuarenta. Ishii viste bermudas y está acompañado de varios fotógrafos paparazzis que rodean a una chica joven que entalla un vestido rojo corto.
«Capturen mi ángulo izquierdo», dice ella. Camina rodeada de las lentes y flashes, la gente la ve, en sus rostros dudan al no reconocerla, pero ¿la siguen? Seguro es famosa. Se acercan a ella y se toman selfies. La chica cumple su deseo, ser una idol, o como les conocemos en occidente It girl. No es su belleza, no es lo que conversa, es que tiene “eso”. Y eso hoy son los cinco minutos warholianos de fama. Ése es el deseo de esa chica, ser Paris Hilton, ser una Kardashian, la it girl en turno que no hace nada, sólo eso que le da dinero y seguidores en redes sociales, la tiranía del like. Ishii se dedica a eso, a llenar los vacíos creados por una sociedad de consumo que ha tipificado y codificado a las emociones como un producto y un anhelo prescrito que, al no cumplirse, es llenado con otros consumos. Al final, el vacío es un pozo sin fondo.
Herzog dijo en Cannes que la idea de la película le vino al saber que en Japón había amigos de “alquiler”, para pasarla bien cuando las agendas de los amigos reales están a tope con compromisos de su desarrollo personal. Eso es algo difícil de entender en América Latina, porque no se tiene el mismo nivel de competitividad ni el sentimiento gregario que hay en Japón donde la comunidad está sobre el individuo. Allá es cada vez más común entre los jóvenes encontrar relaciones amorosas asexuadas (hay que recordar que ahí fueron creadas las muñecas inflables), algo que podría parecer raro y extraño pero que, en sociedades cada vez más competitivas ya sea por el éxito —cualquier cosa que signifique eso— o por el dinero, las relaciones personales resultan presionadas por el estrés aspiracional, en esa permanente intranquilidad. Perderse en las sensaciones del enamoramiento es fácil, incluso cuando el alma esta vacía, pero amar implica mil cosas más allá de la piel. En la película de Herzog vemos a personajes de todos los estratos sociales que están solos, solitarios en soledad. Los personajes chocan sus soledades con otras cuando suben al metro, incluso cuando están felices en el Matsuri. ¿Por qué la soledad está tan estigmatizada en la sociedad de consumo? ¿Por qué es tan difícil amar?
Ishii es un maestro de los pequeños detalles, todo está controlado, hasta la sorpresa. Es un creador de estratagemas, de mentiras para que la gente sea feliz, personas que desean un abrazo o que alguien les diga “Te amo”, aunque sepan que no es real y prefieran construir una relación a partir de esa ficción. Al final, ¿qué es real en un mundo que ha perdido sus certezas y certidumbres?
La película tiene 23 escenas, en la 16, Ishii pasa por una agencia funeraria y el encargado de ella comenta: «Hay algo que ahora es tendencia: se alquila esto para muertos que no están muertos.» La pregunta obligada ante esto es: ¿hay vivos que no viven?
Herzog deja ver en la cinta una pregunta sobre los roles sociales: ¿Hasta dónde el personaje que representamos en la sociedad nos permite ser funcionales y productivos, y hasta dónde esas máscaras minan las emociones reales?
Family Romance, LLC se filmó en 2018, lejos estaba el futuro distópico de nuestro presente en donde un abrazo puede matar. En nuestros días, esta cinta nos cuestiona si no ha estado equivocada esta idea de vida, donde los sistemas de producción y la competitividad permean en la forma en que entendemos a la familia, al amor o al romance. ¿Será que el amor, como la belleza, podemos hacerlo nuestro como testigos, tal y como es presenciar a las frágiles flores de los cerezos? Al menos, se sospecha cuándo los capullos se abrirán y se sabe que todos pararán sus actividades para encontrarse con ese instante.
Family Romance, LLC tendrá una presentación especial disponible de forma gratuita por 24 horas en la plataforma digital MUBI. Se podrá ver en 150 países como México, Argentina, Chile, Canadá Estados Unidos, Alemania, Turquía, Nueva Zelanda, Australia y Japón, entre otros. Werner Herzog estará presente en el estreno virtual el 3 de julio y al final, abrirá un pequeño momento de quince minutos de preguntas y respuestas.