Su directora, Paola Santoscoy, nos describe los cambios de este espacio frente al distanciamiento social y la forma en la que desde ahí se construyen puentes y diálogos con las y los artistas, y el público
Ciudad de México (N22/Ana León).- El Museo Experimental el Eco potencializa su plataforma en internet ensayando distintos usos. Una revista digital que tiene por objetivo revisitar los proyectos que se han desarrollado en éste, un trabajo que transitó hacia lo colectivo en donde cada miembro del equipo independientemente de su labor propone un núcleo temático. Así como también, optimizar los contenidos de su página web con un diseño más atractivo que los visibilice.
La revista la entienden, me dice su directora, Paola Santoscoy, como una extensión del trabajo que hacen. Ésta, «hace un rescate no sólo de lo que ahora está “dormido” durante la pandemia, sino del nutrido archivo audiovisual del museo.»
En su camino de adiciones durante el confinamiento, el Eco ha añadido a su programación charlas semanales con las y los artistas que están y que han estado en el museo. El objetivo, en palabras de Santoscoy, «es transparentar los procesos de trabajo y crear un diálogo abierto.» Creando así, una arquitectura de contenidos y de trabajos que se van visibilizando en línea.
Una extensión del trabajo del museo al que se suma también un podcast que tiene que ver con la exhibición actual del museo, Manifiesto emocional, que muestra documentos de Mathias Goeritz, fotografías de la época y de la escena, «para hablar de las y los actores del momento fundacional del Eco como museo vivo», señala Paola. Este podcast es El ruido inconforme, hecho por David Miranda, curador del museo.
Desde las redes, el público se ha diversificado y el museo se abre así a la posibilidad de tener otras conversaciones que no están condicionadas por el lugar. Pero siempre y lo señala como esencial su directora, cuestionándose cómo seguir generando experiencias sociales, lúdicas y, al regreso, también arquitectónicas. Su directora es enfática:
«Sabemos que no vamos a regresar exactamente a lo mismo.»
El Museo Experimental el Eco se muestra así, como un espacio que desde la necesidad se adapta a través de lo digital, pero para el que la presencia y la experiencia son la esencia del mismo.
Un museo de acceso gratuito.
Un icono de la arquitectura moderna.
Imagen de portada: Dibujo Ideográfico del Museo Experimental el Eco,
1952, Mathias Goeritz, tinta sobre papel 26 x 21.6 cm