Una película de Lucía Carreras y Ana V. Bojórquez, que aborda la forma en que una niña se enfrenta al mundo, su mundo, la libertad y las consecuencias de ésta
Ciudad de México (N22/Julio López).- Una historia simple pero conmovedora es lo que nos ofrece la película La casa más grande del mundo, que retrata un día en la vida de una niña de ocho años. Por primera vez a Rocío le han encargado cuidar al rebaño, para su mala suerte descubre que ha perdido una oveja y se debate entre abandonar a la manada para ir en su búsqueda o darla por perdida.
“Es muy difícil la distribución de una película con estas características”, comenta Ana V. Bojórquez, codirectora de la cinta. “No es una película con actores conocidos, no es una comedia romántica, a veces es muy difícil moverla, por eso se distribuyó de manera independiente, por eso se tardó un poquito.
La historia se desarrolla en la Sierra de los Cuchumatanes en la cordillera guatemalteca, un lugar de ensueño rodeado de niebla. Fue un rodaje complicado, filmaron en invierno y cada día tenían que recorrer largas distancias para llegar a las locaciones.
“Fue un rodaje difícil, en contra del tiempo. Tuvimos poco tiempo para encontrar a los niños, poco tiempo para ensayar. Fue un rodaje de cuatro semanas y media en condiciones difíciles.”
La casa más grande del mundo fue codirigida por Lucía Carreras y Ana V. Bojórquez, tuvo un largo recorrido por festivales y siempre fue bien recibida por el público. Este 28 de diciembre llega a la Cineteca Nacional para después recorrer otros estados de República Mexicana.