Una nueva lectura a la obra del Museo Jumex desde la mirada de varias artistas de diferentes latitudes
Ciudad de México (N22/Ana León).- Como muchos museos, el Museo Jumex ha realizado diferentes proyectos expositivos para releer su colección permanente. Esta muestra, Podría ser (una flecha) reúne a un grupo de artistas mujeres que han interrogado y, en algunos casos, subvertido los cánones tradicionales del arte contemporáneo. No se trata en sí de propuestas extremas sino de obras que analizan los roles y la representación de la mujer en el arte y en la vida cotidiana, en diferentes épocas.
Podría ser interroga al espectador, o mejor dicho, las obras que integran esta muestra tiene la intención de interrogar al espectador. Cada una de las más de 40 artistas que componen la exposición ocupa formatos diferentes para transformar la mirada, no la suya, sino de quien observa. Lo cotidiano, objetos, entornos, se vuelven motivos para hacer preguntas, para cuestionar, como muchas otras artistas, lo que hasta ahora se entiende o se asocia a lo femenino, pero ¿qué es lo femenino?
La muestra no sólo se sustenta en la visión de las artistas, la narrativa curatorial ha acudido a filósofos como Walter Benjamin, Vilém Flusser, Judith Butler, Maurice Merleau-Ponty, entre otros. Una de los formatos más socorridos por las artistas es la fotografía y es precisamente sobre ésta que Flusser escribió: “una vez hicimos imágenes para encontrar nuestro camino en el mundo, mientras que ahora intentamos encontrarlo en ellas. Más aún, hemos llegado a confiar en las cámaras que las producen, como si fueran nuestros propios ojos.”
Es justo en este formato que se puede ver la obra de Hannah Wilke en S.O.S. Starification Object Series (1974) en la que posa desnuda para la cámara. En su cuerpo vemos pequeños chicles que emulan la forma de la vulva. Con este gesto, la artista busca burlarse de las representaciones mediáticas de los símbolos sexuales femeninos y, al mismo tiempo, criticarlos. En toda su obra, Wilke exploró las nociones de la feminidad y la sexualidad. El material que utiliza, el chicle, hace una metáfora de la mujer estadounidense que es utilizada, masticada y luego desechada para ser consumida de nuevo.
De la también estadounidense, Anne Collier se muestra Mujer con cámara, una imagen en la que la artista invierte la mirada dirigida siempre a la mujer hacia el espectador. La artista confronta directamente a este con un juego en el que la misma imagen conforme van pasando las diapositivas potencia la mirada de la artista haciéndola más y más inquisitiva.
El trayecto curatorial se organiza en una serie de constelaciones, ¿por qué constelaciones? valdría la pena preguntarse, entre las que están: Máquinas miméticas y mundos visuales, Afectos, Cuerpos, Percepción encarnada y Espejos.
Además de la fotografía, está la instalación. Una de ellas es una serie de escaleras en las que se ha colgado la crin de varios caballos. Esta también la instalación de Cathy Wilkes (Irlanda del Norte) en la que entran en diálogo diversos objetos en descomposición con un maniquí con el rostro cubierto y semidesnudo, buscando crear espacios para aproximarse a la vida cotidiana, el día a día, lo humano de la rutina de todo ser humano, pero también articular un críptico ejercicio de empatía.
Agotador sería enumerar cada una de las obras que se recorren en esta muestra que además de mirar el cuerpo femenino hacen también referencia a lo arquitectónico pues es desde esta disciplina desde la que se articula la forma en la que experimentamos el cuerpo en lo público, lo privado y el paisaje urbano, siendo cada uno de estos espacios lo modeladores del comportamiento en nuestras relaciones sociales, familiares y sexuales.
En Podría ser participan las artistas Anna Boghiguian, Pauline Boudry y Renate Lorenz, Carol Bove, Mariana Castillo Deball, Mónica Castillo, Anne Collier, Mary Corse, Minerva Cuevas, Moyra Davey, Ale de la Puente, Tacita Dean, Rineke Dijkstra, Ceal Floyer, Ana Gallardo, Andrea Geyer, Silvia Gruner, Candida Höfer, Jenny Holzer, Roni Horn, entre otras.
Imágenes: © Ana León