Gabino Palomares y la canción de protesta

“Las revoluciones se hacen cantando”, dice el cantautor, que hizo un recorrido por las canciones del Movimiento Estudiantil de 1968; el músico y periodista Jorge Velasco habla sobre la relevancia de la música en los movimientos sociales

 

Guanajuato (N22/Huemanzin Rodríguez).- Por primera vez, el cantautor Gabino Palomares es invitado al Festival Internacional Cervantino. Su concierto en el Auditorio de la Universidad de Guanajuato hizo un recorrido por las canciones del 68.

A 50 años del Movimiento Estudiantil, ¿qué se cantaba en esa época?

En esta, mi primera participación en el Festival Cervantino, pensé en un programa que comprende dos partes: las canciones del 68, las que se cantaban en las marchas en las noches, en los descansos, en las marchas, en el movimiento; y la otra parte tiene que ver con un libro que edité a finales del año pasado que se llama Cien canciones de amor y patria, donde hago una recopilación de mis canciones más importantes. Esto surgió después de una conversación con Marcela Diez, directora del Cervantino. A principio de año hablamos sobre la necesidad de que los muchachos de la universidad, y los que vienen al festival, supieran de la trascendencia del Movimiento Estudiantil porque fue, como en todo el mundo, una ruptura de una forma de vida en la búsqueda de otra mejor, que nos ha costado mucho. Buena parte de las libertades que ahora gozan las generaciones jóvenes vienen de ese 1968. El país que tenemos, con sus claroscuros, ha costado mucha sangre y vidas. Y parte de eso se vio reflejado en la música. El arte y la cultura no es nada abstracto, alejado del mundo, no. Todo está relacionado, el arte, la expresión popular, la política, la economía.

¿Desde las canciones se ha logrado cambiar algo?

Por ahí dicen que los movimientos sociales, la revoluciones, no las hace una canción, pero  las revoluciones se hacen cantando. La parte ideológica, la parte de los principios, tan importantes en los movimientos políticos se dan también en sus manifestaciones artísticas. Dentro de los movimientos siempre ha habido cronistas, artistas que se han dedicado a relatar, a través del arte, lo que sucede en las luchas sociales. Desgraciadamente esto no se ha sido difundido, porque el arte en México se va a la idea del blof o el espectáculo.

Si buscamos música de protesta en Estados Unidos vamos a encontrar lo mismo a Pete Seeger, Harry Belafonte, Bob Dylan, Peter Paul and Mary, Joan Baez hasta Bruce Springsteen. Hay libros, discos, tesis sobre este tema en Estados Unidos, Francia y en varias partes del mundo. Mientras el movimiento folk estadounidense tomaba fuerza y muchos de ellos también participaban en las protestas, en México no existía la carrera de etnomusicología. Mucho del canto de protesta en México se remitía a los géneros tradicionales que derivaron en el Canto Nuevo. Entiendo que este tipo de expresiones populares en México fueron combatidas por décadas, pero a 50 años del Movimiento Estudiantil, aún me parece poco conocida la canción de protesta.

Hay una estética en las luchas sociales que es importante revisar, con motivaciones diferentes para nacer, con diferentes intenciones, en donde ganar dinero es la principal. Lo que importaba era plasmar en una visión artística tu paso por la historia, que se hace participando. Hace falta documentar la música del 68, a 50 años se hace una revisión que permite editar varios libros. Mi compañero músico, Jorge Velasco, es un investigador de esto, es de los pocos que hacen este trabajo. Mi hijo, que hace un doctorado en literatura en Canadá, escribe sobre la Nueva Canción Mexicana, y se ha topado con que casi no hay información. Sí la hay en Chile, en Argentina, en Uruguay y en Brasil, países que vivieron dictaduras. La hay en Cuba. La hay en Estados Unidos sobre los personajes que mencionaste. En México es un campo grande por investigar.

La desaparecida Editorial Posada editó hace muchos años Guaraches de ante azul, de Federico Arana, que pretende hacer una historia del rock mexicano, ahí hay varias referencias a ese canto nuevo, es de lo poco escrito en esos años.

Arana hace una crítica feroz contra la música de protesta y el canto nuevo, pero no importa, está bien, un acontecimiento tiene varios reflejos. Nos hace falta más para entender mejor a la música popular que no salía en la televisión ni en la radio. Creo que las editoriales deberían enfocarse en estos temas.

Jorge Velasco acompaña a Gabino Palomares, es músico y periodista. Ha trabajado con Astrid Hadad y con Betsy Pecanins. Tiene cerca de cuarenta años como músico; estudió economía en la UNAM y después etnomusicología. Ha recibido el premio Elías Kostakowsky por su libro El canto de la tribu. Actualmente hace una investigación sobre la importancia de la música en los movimientos sociales en el siglo XXI. ¿Crees que ahora hay una vertiente de la música popular que podamos rastrear desde 1968?

Jorge Velasco: Actualmente veo en las generaciones jóvenes el interés para hablar de los movimientos sociales desde géneros como el rock y el rap. Creo que estos nuevos músicos cuya formación académica está en otras carreras, vienen gracias a los músicos del 68 y esa línea de investigación es necesario revisarla académicamente, porque si no registramos eso no podremos entender lo que pasa ahora. Por eso es necesario revisar la figura de Judith Reyes, la cronista del 68, ella en diez canciones describió el Movimiento Estudiantil y lo que pasó en la UNAM.

Jorge, participas en un libro sobre el tema que se presentará en estos días, ¿nos puedes comentar algo sobre eso?

Jorge Velasco: Hay que recordar que el movimiento contracultural que nació en 1968 estuvo invadido de un pensamiento festivo de lucha e imaginación, fue rescatado por la música. Esa es su importancia. El martes 23 de octubre a las 18 horas se va a presentar un libro en el  Museo de la Ciudad de México, que se titula: Memoria en pie. Reúne diversos ensayos de diferentes disciplinas, teatro, música, poesía, cómic y cine, escritos por personas que vivimos el 68. Yo escribo un ensayo sobre la música. El libro tiene discos con música, videos e imágenes del 68. Es un material completo para que la gente sepa qué pasó en la expresión artística del 68 y qué ha pasado en 50 años.  

Sobre el 68 se ha revisado la literatura, el cine y la poesía, del teatro; pero los músicos y los investigadores se han olvidado de la música. Modesto López ahora hace un documental sobre la vida de Amparo Ochoa, por ahí hay un documental que se llama La música prohibida del 68, de Joaquín Guzmán Luna que tiene, a mi gusto, algunas ausencias como la de Ballesté, como la de Toño García de León, antropólogo que con su jarana, era de Veracruz, cantaba décimas en contra de Díaz Ordaz. Margarita Bauche, otra cantante fundamental del movimiento, y no hay registro de ella.

Gabino, ¿cuál es, para usted, la canción más representativa del movimiento estudiantil?

Gabino Palomares: Hay muchas, porque tenemos que hablar sobre los cronistas del 68 en vez de la canción… Toño Díaz de León, Judith Reyes, que fue una de las más importantes cronistas está en el olvido. José de Molina que es uno de los cantores de protesta más importantes, Enrique Ballesté, Óscar Chávez también compuso algunas cosas, son gente que ha sido olvidada. Debemos revisar su trabajo porque las consignas del Movimiento Estudiantil se reflejaron en la canción popular, si no ponemos atención en eso, en las protestas contra la represión y la violencia vividas en 1968, no están lejos de nosotros. Ahí están los 43 de Ayotzinapa, están muchas otras masacres selectivas que se han dado en nuestro país. Y si los muchachos no aprenden de la historia, los va a agarrar sorprendidos la realidad.

 

 

Rodolfo Isaac García / © Festival Internacional Cervantino 2018