El corredor escultórico más grande del mundo integrado por 22 esculturas, parte del proyecto de las Olimpiadas Culturales de los Juegos Olímpicos de 1968, es reconocido por su valor arquitectónico
Ciudad de México (N22/Irma Gallo).- “El papel de la ciudad en el cuidado de nuestro patrimonio ha sido un tema importante en los últimos años. Solo en estos meses recientes, el Dr. Amieva ha firmado a la Lucha Libre Mexicana como patrimonio intangible; hace una semana o dos, a Tlatelolco como escenario de la memoria histórica de México”, comenta el Secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín. A estos reconocimientos se sumó hoy el de La Ruta de la Amistad, creada como parte de la Olimpiada Cultural de México 68, que recibió la Declaratoria de Patrimonio Cultural Tangible de parte del Jefe de Gobierno, José Ramón Amieva.
Por su parte, Luis Javier De la Torre, director del Patronato de la Ruta de la Amistad, comentó que “la Ruta ha sido capaz de reintegrarse a la sociedad siempre, aunque ha sido olvidada. Está ahí, es algo que pasamos y que la vemos en el coche y qué bueno, ahí está, pero no sabemos ni porqué está ahí.” Está ahí con sus 22 esculturas de artistas como Mathias Goeritz, Alexander Calder, Germán Cueto, Ángels Gurría y José María Subirachs, entre otros.
Respecto a este olvido, la representante de la UNESCO en México, Nuria Sanz, comentó que lo que le pasa a América Latina, principalmente, y a otras zonas del mundo, es que el patrimonio de la arquitectura moderna y el patrimonio artístico de la modernidad está cercano pero está desprotegido. Son muchísimos los barrios, las casas, el urbanismo, el mobiliario, que desaparece cada noche, cada día, en América Latina. Así que esta ruta tiene hoy, desde el punto de vista mexicano, un reconocimiento, una actuación que va a servir de efecto dominó para muchísimas otras arquitecturas.”