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Iniciada tras el sismo como una iniciativa sustentada en la arquitectura y el diseño, este proyecto se consolida como una propuesta multidisciplinaria que ha entendido que la reconstrucción es un coto de caza con muchas puertas de entrada
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Ciudad de México (N22/Ana León).- La arquitecta Gabriela Carrillo, cofundadora del Taller Rocha-Carrillo, y una de las voces del proyecto multidisciplinario ReconstruirMx que surgió tras el sismo del 19 de septiembre, se encontraba a las afueras de Valle de Bravo, en la Reserva del Peñón, cuando la sorprendió el terremoto. A diferencia de otros, la experiencia en este espacio fue extraña, pues “el bosque entero se movía como si fuera un baile increíble”, como cuenta en entrevista con Agencia N22, pero al mismo tiempo la sensación de que aquél movimiento podría haber destrozado la ciudad, la aterraba. Sin señal y lejos de casa, la arquitecta, como muchos otros ese día, fue percibiendo la magnitud de la catástrofe poco a poco.
A tres meses del sismo y como parte de esta iniciativa que surgió una semana después del terremoto, Gabriela Carrillo nos cuenta cómo ha sido la experiencia de ReconstruirMx, a qué retos se han enfrentado y qué sigue para un proyecto que si bien inició como una iniciativa de diseñadores y arquitectos para buscar dar apoyo ante la emergencia desde estas disciplinas, ahora se ha diversificado.
Desde el temblor y hasta la conformación de ReconstruirMx, ¿cuánto tiempo pasó y cómo se organizaron?
Nosotros como oficina (Taller Rocha Carrillo) tenemos ya un tiempo trabajando con la Secretaría de Cultura del estado de Morelos. Desde el inicio, mi taller tiene muchos jóvenes arquitectos que decidieron participar y fueron muy activos, nos sumamos a todas estas jornadas de brigadas sin mucho éxito. A los dos días nos preguntamos ¿cómo podemos apoyar desde nuestra trinchera? Hablamos con la Secretaría de Cultura del estado de Morelos, nos dijeron que sí estaban interesados en que les diéramos un soporte para levantar inmuebles patrimoniales y sacamos una convocatoria desde la oficina de manera abierta para invitar a la gente a que se sumaran, arquitectos en particular. Juntamos 75 arquitectos. Esto mismo sucedió en distintas oficinas de arquitectura.
Fuimos a recorrer 16 municipios en el estado de Morelos y nuestra primera acción y objetivo eran hacer la documentación de los daños en inmuebles patrimoniales para soportar al INAH que no tenía en ese momento el alcance para hacerlo. Cuando nos reunimos en la noche después de la brigada del día nos dimos cuenta de esta realidad, pero de esta realidad rural que no era la que habíamos estado viviendo los tres primero días en la Ciudad de México. Entonces fue que decidimos, como oficinas especializadas en diseño arquitectónico, en ese momento porque ahora es un grupo mucho más plural, reunirnos en esta sede (Pienza, Montes de Oca 164) el primer lunes después del sismo. Éramos más de cien arquitectos tratando de entender cómo podíamos aportar desde lo que nosotros hacemos. Con planeación, con un poco más de estructura, en distintas miradas: lo urbano, lo rural, pero también la gran escala, la masa, la media, el largo plazo, el mediano plazo, pero ya en proceso muy particulares.
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Después de este primer mapeo ¿cómo estructuraron los niveles de acción a implementar en la reconstrucción?
Se establecieron ese día siete mesas que se fueron ampliando y ahora son alrededor de once mesas de trabajo, cada una con un enfoque, cada quien decidió en qué quería participar y sabía que podía participar más. Desde la parte de comunicación, la parte de patrimonio donde, obviamente, se sumaron todos los restauradores y arquitectos-restauradores, la parte de comunidad (vínculos comunitarios), conocimientos técnicos, sistemas constructivos, la parte de emergencia, es decir, se hizo una organización de cómo queríamos actuar desde esta gran escala. Cada quien empezó a encontrar esas demandas, esas necesidades desde lo local. Hoy en día tenemos 19 brigadas en distintos lugares, en distintos estados desde Oaxaca, Puebla, Morelos, Distrito Federal (sic), principalmente en la zona de Xochimilco, Iztapalapa, San Gregorio; es el trabajo al que cada grupo ha dado continuidad desde el día uno y que ha estado trabajando con las necesidades locales y entendiendo la problemática y al mismo tiempo, y en paralelo, con acciones a largo plazo.
¿En qué nivel de acción están ahora, ya pasaron de “apuntalar” como señalaron en sus primeras declaraciones?
El principio por el que se gestó esto es que nosotros queremos reconstruir de lo que no se ha caído. Nuestro grupo promueve no necesariamente el uso del adobe, también el reconocer las carencias y las características de lo que está sucediendo en el sitio: del clima, de los recursos disponibles, de esta condición social y productiva que beneficia a esa localidad, no quitarle esos atributos por traer algo que funcione. Ahora estamos en una etapa de “después de apuntalar ¿qué?”, no es que hayamos terminado, seguimos en ese camino. Y no es sólo apuntalar, es desmantelar estructuras que son peligrosas, es cortar segmentos que sabemos que están en riesgo todavía, entender qué está sucediendo en cada caso.
En estos meses logramos un recurso importante de parte de Casa Wabi y de Home Deepot que nos permitió concretar algo que creemos es esta pequeña semilla o injerto muy puntual, casi una acupuntura, que puede permear a una escala mayor: los Centros Comunes de Artes, Oficios y buenas Prácticas Constructivas. Ellos nos donaron mucho equipo, material y herramienta para lograr formar cinco Centros Comunes en cinco localidades de las 19 brigadas que tenemos.
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¿Cómo consiguen recursos para mantener ReconstruirMx?
Ha sido la parte más complicada. Nosotros nos sentimos muy seguros en un principio porque todos tenemos una cartera de clientes importantes que suponíamos y suponemos van a confiar en que los recursos que nosotros tengamos los usaremos correctamente como una Sociedad Civil, sin intereses políticos y con transparencia absoluta. Hoy tenemos este convenio con Pienza que es una ONG que está formalmente constituida y que es la herramienta, digamos, administrativa y fiscal para poder hacer esa captación de recursos y cosas de transparencia. No es que tampoco hayamos salido a pedir recursos sin tener mucha claridad de cómo y en dónde se van a ejercer. Fuimos muy cautelosos y toda la primera etapa fue una autogestión, o sea, cada oficina está financiando, de alguna manera, su tiempo, sus viáticos, a cada arquitecto. En mi oficina los chicos están poniendo sus fines de semana.
Comenzamos un programa muy importante de alianzas académicas en distintas instituciones como la Universidad Iberoamericana, la UNAM, estatales como la UAEM; obviamente los vínculos a nivel municipalidad y gestiones con INAH e instancias gubernamentales con las que tendremos que formalizar nuestras brigadas.
Obviamente, después de casi tres meses de estar haciendo eso, todos estamos arañando las paredes, necesitamos recursos. Hace aproximadamente veinte días sacamos una campaña en Donadora, justamente para fortalecer el trabajo de las brigadas que están en campo. Hay muchas fundaciones y muchos grupos con la mirada ya muy clara de dónde quieren actuar, también esa gente se ha acercado a nosotros.
¿En qué sitios específicos trabajan estas brigadas?
Totolapan, Tlalnepantla, Jojutla, Tlayacapan, Tetela del Volcán, San Gregorio, Malinalco, Ecatzingo; en Oaxaca, Villa del Mar… son muchísimas. Todas nuestras brigadas son interdisciplinarias y la idea es que todas estén acompañadas de distintos componentes importantes como el apoyo comunitario, el vínculo municipal, la asesoría patrimonial, la asesoría de obra.
¿Qué sigue para ReconstruirMx, en qué punto están y hasta dónde van a llegar?
Creemos que no debería tener fecha de caducidad. Creemos que parte del problema al que nos enfrentamos ahora es que hemos sido un tanto ciegos en cuanto al territorio que habitamos. Hay una claridad de que hoy, como sociedad, tenemos que reformar esa visión del lugar en el que habitamos. Los recursos que estamos gestionando hoy es para operar esto entre dos y cinco años.
Mucha de esta acción, a nivel ciudadano, se ha planteado que es producto de una conciencia ciudadana previa y de alianzas, de trabajo previo en conjunto, ¿funcionó así para ReconstruirMx?
Hacer arquitectura tiene que ver con generar vínculos, con reconocer cosas, detenerse a observar y, de alguna manera, este proyecto tiene que ver todo con eso. Entender que nuestras propias prácticas son vínculos perpetuos con un grupo interdisciplinario.
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