- “En general la gente se está cuestionando muchas cosas, no hay respuestas totalitarias desde la izquierda, simplemente hay preguntas. De aquí en adelante nos toca, como seres responsables, hacer reflexión en comunidad y llevar esas preguntas a más preguntas”.
Por Perla Velázquez
Distrito Federal, 04/12/14, (N22).- “Nosotros no queremos becas ni apoyos de un Estado criminal”, escribió
hace unos días en su perfil de Facebook la editorial Sur +. Detrás de ello, hay
una reflexión más profunda que no nació hoy; está en el pensamiento colectivo e
imaginario de muchos de los que conocen el sistema de becas para creadores e
intelectuales, pero jamás se ha puesto el tema a discusión.
Sur +, proyecto que nació en 2008 en Oaxaca. En su catálogo se leen títulos
como Los migrantes que no importan de
Óscar Martínez, Sentido común, simulación
y paranoia de Fernando Lobo, Morir en
México de John Gilber, Dolerse:
textos desde un país herido de Cristina Rivera Garza, entre otros.
Hace años, contó Jáuregui en entrevista, uno de los autores cuestionó
al equipo el por qué aceptaba becas si la línea editorial va en contra del Estado. “En aquel momento nosotros le respondimos que se trataba
de dinero público, defendimos nuestra postura en un primer momento”. El 4 de octubre del 2011 el equipo se
mostró entusiasta al ganar la categoría Coinversiones del FONCA.
estrategia: o no lo dan a nosotros o a otra editorial de mala calidad, que no
cuestionaría al estado, que van a poner libros ‘simpaticones’ que no cuestionan
nada. Fue un acto para desviar los fondos, para hablar en contra del estado”,
explicaron los editores.
existió una segunda discusión en el seno editorial; la congruencia ganó: no
aceptarían más apoyos económicos para no ser juzgados por contradicción.
porque surgen de todos los impuestos que se le cobran al ciudadano, pero la
manera en que se maneja y los funcionarios que se encuentran detrás de éste, fue
lo que convenció a los editores para rechazar cualquier beca.
postura en Facebook es para empezar un debate; es una provocación, además de un
gesto. Pablo Rojas cuenta que es una
forma de protesta, además de generar ruido. “Nosotros no queremos una beca del Estado porque es cómplice de lo que pasó en Ayotzinapa».
“Nosotros creemos que es una
situación del Estado, pero para como está organizado es una obligación como
ciudadanos y de las editoriales decir: ‘no, gracias’”.
procesos del fallo, el debate de a quién se le otorga el premio, lo anquilosado
del sistema y la burocracia son algunos de los puntos que señala Pablo Rojas
como los más cuestionables. “Pero no sólo eso, el Estado ha utilizado el sistema
de becas como una forma de cooptación”.
debate, pero aseguran que no se está criticando a ninguno que haya aceptado la
beca. Tampoco están afirmando que si tuvieron beca fue porque se vendieron al
sistema. Lo que sí aseveran es que el diseño del estado es justo para cooptar.
“Con esta postura no queremos
que sea un juicio moral, ni como una postura dogmática, ni como una condena
de los que sí están metidos. Simplemente es una postura de análisis propia que
compartimos por si alguien quiere hacerla suya, no se vuelve como una onda
dogmática de ‘estás o no estás con nosotros’”, ahondó Gabriela Jáuregui.
Tanto Rojas como Jáuregui
expresan que a la editorial se le ve como un medio para comunicar ideas, “una
pequeña parte que cumple una función comunicativa”.
últimos movimientos sociales, han cobrado importancia por el uso y
el alcance que han tenido. La rapidez, la respuesta y las nuevas maneras de organización
han empezado desde el internet. Ante esto, la editorial Sur + no se quedó atrás
y optó por utilizar Facebook para hacer su llamado al diálogo y generar
alternativas.
cuestionando muchas cosas, no hay respuestas totalitarias desde la izquierda,
simplemente hay preguntas. De aquí en adelante nos toca, como seres
responsables, hacer reflexión en comunidad y llevar esas preguntas a más
preguntas”, expresó Jáuregui.
perfil social lleva consigo que no sólo los editores se acerquen al tema, la
idea va más allá: “las editoriales independientes tenemos que abrirnos y
hablarles a los lectores sin miedos».
“La protesta es también para
entablar una comunicación con nuestros lectores. Para decirles que queremos
protestar, que estamos muy enojados y esa una de las vías que encontramos para
hacerlo”, apuntó Rojas.
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