60 días sin respuesta. Las fosas siguen ahí…

Por
Verónica Lugo @bretanicsgirl

Peritos,
médicos forenses, detectives y agentes del ministerio público habían estado
trabajando durante varias horas. Algunos de ellos habían dejado de lado el
trabajo para tomar un descanso. Mientras unos descansaban y encendían un
cigarro otros intentaban terminar a tiempo. Sin embargo, no lograrían concluir a
tiempo para irse a cenar, no, porque fueron descubriendo a medida que excavaban
de bajo de este paraíso, de verdes montes, majestuosos arrecifes y playas de
dorada arena, un extenso cementerio, que bien podría tratarse, dadas sus
siniestras características, del mismísimo infierno.

Decenas
de cuerpos fueron apareciendo, con el transcurso de los días sumarían media
centena. Ropas desteñidas, zapatos desgastados, objetos personales, huesos,
dientes e indicios de todo tipo, se rehusaban al olvido y daban testimonio de
la otra historia de México, ésa que pocos se atreven a contar y que todos
quieren sepultar.

Al poco rato periodistas nacionales y extranjeros llegaron a Iguala en busca de
lo que podrían ser los cuerpos de los jóvenes desaparecidos de
la escuela Normal rural de Ayotzinapa. Grande fue su sorpresa al ver la
desgracia que emergía del terreno.  A pesar de que los miembros de la
Procuraduría General de la República impedían el paso a la zona del desastre,
la cobertura de los medios de comunicación provocaría que el mundo entero se
estremeciera.

Sólo así y bajo la presión internacional el presidente de la República, Enrique
Peña Nieto, salió, 10 días después, a declarar: «los hechos
en Iguala son inaceptables». Su respuesta lejos de calmar a la multitud la
hace enfurecer aún más. Tres días después miles de personas realizan una
primera mega manifestación en todo el país y en otros países como Estados
Unidos, España, Argentina, Italia y Alemania.

Al día siguiente la PGR reporta el hallazgo de cuatro fosas más. Dando un
total, hasta el día 9 de octubre, de 10 fosas clandestinas. Horas más tarde la
misma PGR confirma que 28 de los cadáveres hallados en las primeras 6 fosas, no
corresponden a ninguno de los normalistas de Iguala. 

La histeria se
apodera de las redes sociales y se difunden rumores sobre los cadáveres,
algunos aseguran que corresponden a extranjeros.

Mientras
tanto el gobierno estadounidense emite un comunicado en el que pide a sus
ciudadanos se abstengan de viajar al estado de Guerrero. Una semana más tarde el turismo
decae y hoteleros de Guerrero reportan pérdidas considerables.

Lo
que comenzó como un rumor se convierte en un hecho fehaciente, en las fosas de
Iguala encuentran los restos del religioso católico de Uganda John Ssenyondo
quien fuera reportado como desaparecido por la diócesis católica de Chiapas y
Chilapa. La identidad del religioso se logra corroborar gracias a la colaboración de su
odontólogo.

Han
transcurrido 60 días desde la desaparición de los 43 normalistas y aún no se
sabe nada acerca de su paradero. Hasta el momento todo parece indicar que los
cuerpos hallados en las fosas de Guerrero no corresponden a los normalistas de
la escuela rural Isidro Burgos. 

Sin embargo su búsqueda ha destapado a la luz
crímenes aparentemente sin resolver y ante estos hechos surgen nuevas
interrogantes dentro de la sociedad mexicana y extranjera que ahora se pregunta
¿a quiénes corresponden los cuerpos hallados en las fosas? A estas alturas se
cree todo, de hecho empiezan a decirse todo tipo de versiones; incluso hay
quienes aseguran que podría tratarse de migrantes centroamericanos. 

14MAG

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