A 15 años de la Huelga de la UNAM: segunda parte

En la plenaria del CGH efectuada en
la Facultad de Filosofía y Letras, el 14 de agosto de 1999, se rechazó con 20 de 38
votos la propuesta de los profesores eméritos y continuaron las
descalificaciones de la fracción radical hacia los moderados y se acordó
solicitar la renuncia del rector frente a la UNAM.

 

El 8 de noviembre en un desplegado
dado a conocer por profesores de la Magna Asamblea Académica por la Dignidad
Universitaria, manifestaron que después de analizar la situación universitaria,
decidieron solicitar a los Miembros de la Junta de Gobierno, con base en el
artículo 6 de la Ley Orgánica de la UNAM, la remoción del entonces rector Francisco
Barnés de Castro, por las siguientes consideraciones:

El 12 de noviembre, el rector
Francisco Barnés de Castro presentó su renuncia ante la Junta de Gobierno de la
UNAM.

El 15 de noviembre, de acuerdo con
declaraciones realizadas por los “ultras”, Leticia Contreras Sandoval y Mario
Flavio Benítez Chávez, la realización de un congreso universitario en el cual
la comunidad estudiantil esté proporcionalmente representada, constituye la
alternativa viable para que se levante el paro de labores. Señalaron que el
nuevo rector deberá olvidarse del proyecto de Barnés de Castro e impulsar una
reforma universitaria.

Con la toma de posesión de Juan
Ramón de la Fuente, como rector de la UNAM para el periodo 1999-2003, el 19 de
noviembre, en sustitución de Francisco Barnés de Castro. En su discurso permeó
la apertura y la voluntad para reconciliar las distintas posiciones en la
Universidad y por dialogar con el CGH para solucionar lo antes posible el
conflicto universitario. El CGH rechazó y descalificó al nuevo rector al
argumentar que fue impuesto por el gobierno federal y reiteró que no se
levantará el paro de labores hasta que no se resuelvan los seis puntos del
pliego petitorio.

Las últimas negociaciones y la entrada de la PFP a CU

Enero 25. El rector Juan Ramón de la
Fuente intentó sin éxito, ingresar a las instalaciones universitarias para
entregar los resultados del plebiscito a integrantes del CGH, quienes
impidieron el paso, aún y cuando en su discurso había exigido la presencia de
las autoridades universitarias en la Universidad para reiniciar el diálogo.

“Cuando entra la PFP el 6 de febrero (2000) a la UNAM y te apuntan con un rifle de asalto dices ‘aquí valió madre pero no me
rindo’. Hubo muchos avisos, ‘va a entrar la PFP o el ejército’, primero el
ejército, después se supo que existía la PFP. Pues había muchas alertas a lo
largo de los 10 meses, la cuestión ya había llegado a un punto culminante con
la cuestión de las encuestas que hizo el CGH y Juan Ramón de la Fuente, que
simplemente era firmar un permiso para que entrara la PFP, donde el rector
declaró ‘sino entregan las instalaciones, no nos volveremos a reunir’.

“Teníamos ya la alerta de que
posiblemente entraría la PFP ese día en la noche, y lo digo desde mi punto de
vista en la Facultad de Ciencias Políticas, esa noche del 5 de febrero que la
asamblea inicio en la tarde-noche y se extendió hasta la madrugada, como a la una
de la madrugada- doce de la noche, ya del 6 de febrero, pues asumimos, ‘qué hacemos compañeros, aquí hay de dos sopas o entregamos las instalaciones como
lo exige De la Fuente, porque lo demás no le importaba el pliego petitorio, a
él le dijeron tú vas y recuperas las instalaciones’. Entonces la poca banda
moderada que estaba en la facultad, lo dijo ‘la neta nosotros nos vamos, pues adelante nadie los va a detener, si se quieren quedar igual nadie los va a
detener, como ustedes vean… es que esto ya está muy fuerte, agarren la onda…
pues sí pero aquí estamos por principios, por convicción y porque si no es
ahora no será nunca y no vamos a ser un grupo derrotado’ y pues nos quedamos…”
expresó Luigi, ex miembro del CGH.

Después de
15 años, qué se ganó y aprendió.

“La rectoría y el Estado mexicano
aprendieron que no pueden lanzar unas reformas de ese tipo, así de ‘botepronto’ y
con todo el descaro, sino que tienen que hacerlo más sutil, creo que eso es lo
que aprendieron y que se tienen que andar con cuidado porque nunca van a saber
cuándo una generación se les va a poner al brinco, así como nos pusimos
nosotros.

“Yo desearía que los posteriores
movimientos estudiantiles aprendan bien, no sólo del nuestro, sino de otros
movimientos anteriores o de los que pasan en otros países, para que de alguna
manera sepan por dónde actuar y que lo que les funcione mejor.” Comentó Argel
Pineda, ex miembro del CGH.

La huelga de la UNAM de 1999 deja una experiencia que las nuevas generaciones deben aprender del camino ya recorrido,
de los aciertos y errores que tuvo esa lucha estudiantil para retomar todos los
pendientes que quedan, no sólo en la universidad, sino y sobre todo, en el país
que estamos viviendo, donde desangra cada día con la violencia y el
narcotráfico, que tiene récord de desempleo, donde la educación no alcanza para
todo, y el Estado hace caso omiso, así como a la seguridad social en
general.

“Me da mucha satisfacción saber que muchos
jóvenes pudieron entrar a la universidad, que no están pagando cuotas, que
tienen acceso total a los servicios que ofrece la UNAM y que se aumentó la
matricula. A mí me da gusto eso, que los chavos estén estudiando, que tengan
esa opción de estudios que no es total, pues mucha gente se queda sin
estudio, lo sé, pero también hay que decir que gracias a nosotros, aunque, no nos lo agradezcan,
están estudiando y tienen una oportunidad de hacer algo más en su vida.