«La vida de Adele», un filme entrañable

Por Marcos Daniel Aguilar


Ciudad de México, 18/ 02/14, (N22).- Ayer fui a ver La vida de Adele, premiada como mejor película en el festival de cine de Cannes. Quiero decir que salí con un buen sabor de boca tras ver esta historia con poco más de tres horas de duración. Me gustó por dos elementos que parecen sencillos, pero que en el contexto mexicano podrían resultar incómodos. El tema de la homosexualidad es vista por el director del filme, Abdellatif Kechiche, de manera natural: el deseo, el amor, la infidelidad y el rompimiento entre la protagonista Adele (Adèle Exarchopoulos) y su primera relación con otra mujer, Ema ( Léa Seydoux), suceden sin tomar en cuenta el lado del prejuicio que aún existe en Occidente, incluso en Francia, otra nación de las libertades.

Además, las escenas sexuales acometidas por el gusto hacen que uno no ponga atención si en pantalla hay dos mujeres amándose. Uno siente la pasión y eso bastada para darle todo sentido de verosimilitud a la película. Por otro lado, el espectador puede percibir ese tufo húmedo de la desolación tras la ruptura definitiva. Lo que parecía en principio una película cliché sobre el tema homosexual, se convirtió en una trama entrañable sobre lo difícil que es ser joven en el momento en que a uno le dicen que es tiempo de «decidir qué hacer con tu vida». La escena final es fantástica. Cuando parecería que Adele podría tener una segunda oportunidad amorosa con un amigo de su ex novia todo queda abierto, con esa incertidumbre que no carcome sino que inspira.

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