«El Estado sabe que los jóvenes pueden incidir y modificar lo que está pasando en el país, por eso opera con el resto de los poderes para que la sociedad en su conjunto los vea como subversivos»: Marabunta
Por Karen Rivera
CIUDAD DE MÉXICO, México, (N22).-
La cultura es la herramienta que nos permite convivir sin violencia, pero si un joven manifiesta su cultura a través de su ropa, su estado social y, además, hace una crítica a su entorno, puede ser señalado, incluso criminalizado, aseguró Miguel Barrera.
En entrevista para Agencia N22, el coordinador de “Espacio Libre Independiente Marabunta”, organización civil que en 2010 ganó el cuarto lugar del proyecto nacional Iniciativa México, señaló que la juventud de ahora está atrapada, a pesar de su fuerza, cantidad y energía.
Aseguró que hay un ánimo por posicionar a las juventudes de manera negativa. “Ser joven ya es un estigma. Mucha banda que es señalada está dentro de estos desplegados que la posicionan como enemiga pública. Sin embargo, son seres humanos, personas con emociones sorprendentes. Los jóvenes no son peligrosos, están en peligro”.
De acuerdo con Barrera, el Estado sabe que los jóvenes pueden incidir y modificar lo que está pasando en el país, por eso opera con el resto de los poderes para que la sociedad en su conjunto los vea como subversivos, rebeldes y peligrosos. “La juventud es irresponsables porque no asume su momento histórico”.
Convencer a los funcionarios públicos de trabajar con estos sectores a través de una perspectiva de realidad actual y humanitaria, así como generar una conciencia pública y social con capacidad de movilización, son algunas de las soluciones que propone el líder de la organización civil.
“Si nos acercamos a los lugares más jodidos es lógico que los compas ya no aguanten más, pero vivimos un proceso de descomposición muy largo y muy inteligentemente ejecutado. Yo quisiera ver en los barrios a esta joven panista que quiere regular las marchas, que venga a la Gabriel Hernández, que suba a La Roca y vea cómo vive y convive la banda, que vea que no nos violentamos”.
La Roca es un baldío que se transformó en un teatro, un gimnasio, un lugar para la danza aérea, para la música, donde los jóvenes pueden acceder a distintas actividades artísticas de manera gratuita. “La intención es formar gente que tenga la mayor información posible de cultura de paz. Todo va articulado para que podamos sensibilizar a la sociedad”, agregó Barrera.
La organización también cuenta con la Compañía de Teatro Activista Marabunta, que tiene como objetivo recaudar fondos y exponer la realidad de víctimas que han sufrido alguna violación a sus derechos humanos.
La cultura no sólo es exhibición, es convivencia
El propósito de Marabunta es promover la convivencia entre todas las juventudes. “Yo imagino los combos de reguetoneros, con más de 300 jóvenes, en avenida central, te aseguro que si a todos ellos se les asegurara un espacio de diálogo con su sociedad, que ellos vean que la población tiene interés por ellos, seguramente se convertirían en una fuerza, ellos serían la seguridad del país”, puntualizó Barrera, quien hace años se dedicaba a robar y participar en actos delictivos.
“Yo veo la desesperación de mucha banda con la que estamos trabajando, y nos preguntamos por qué tenemos una sociedad tan apática, tan débil en términos de salir y manifestarse, tan mediocre. La respuesta es porque la televisión forma a los niños que crecen bajo un escenario de descomposición familiar, y cuando los educa con el grito “que paseeeee el desgraciao” pues es muy complicado tener a futuro un joven crítico”.
Uno de los pilares del colectivo se basa en la resignificación de barrios, que pretende generar conciencia social en todos los sectores de la población, así como desarrollar los talentos de jóvenes en condiciones de marginalidad, sobre todo de la colonia Gabriel Hernández.
“Yo quiero aclarar aquí para todas las partes, para la banda, para el crimen organizado, para la policía y para medios, que el ánimo con el cual nosotros hacemos un trabajo de movilización con los jóvenes no pretende tampoco estar señalando los modos operandi de cada uno de estos grupos, lo que hacemos es tratar de canalizar las fuerzas, la energía de protesta, de denuncia, del hartazgo ante tanta impunidad, de tanta violencia institucional hacia toda la sociedad, de la cual ellos son conscientes. El único pecado que cometen los chicos que se manifiestan es que se dan cuenta”, finalizó Barrera.
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