Por Irma Gallo
CIUDAD DE MÉXICO, México, 28/02/13, (N22).- Sobre la reciente renuncia del Papa Benedicto XVI, quien desde hoy es sólo Papa Emérito, el rector de la Universidad Pontificia, Mario Ángel Flores, dio a conocer a N22 su opinión acerca de esta renuncia y sobre las características del próximo Papa. Aquí sus reflexiones:
La renuncia de Benedicto XVI
La renuncia es un acto de mucha humildad, y ser humildes nos hace más cercanos a todos. Es un acto de sencillez, y cuando hay sencillez también nos humaniza esa actitud. La gente lo siente más cercano. Es decir, alguien que puede decirnos a todos, no a través de terceros, sino él mismo, de su propia voz: «miren, yo ya siento que mis fuerzas, mi edad, mi ánimo, ya no son suficientes para seguir dirigiendo a la Iglesia en un tiempo tan complicado.
Creo que esto es, sin duda, un rasgo de humildad y de sencillez algo que lo pone más cercano a nosotros. Y por otra parte me parece una actitud muy sabia. La sabiduría de tomar una decisión a tiempo. Y en esto da una lección a la Iglesia y al mundo, al mundo de la política, al mundo del poder: el saber tomar una decisión a tiempo para bien de aquellos que tienen el poder.
¿Qué cualidades debería tener el sucesor de Benedicto XVI?
Yo creo que el primero y más importante es que debe ser un hombre de fe, un hombre auténticamente de fe. Parecería muy obvio, pero no es tan sencillo decir que somos hombres y mujeres de fe. Que vivimos necesitados de fe es una cosa, todos necesitamos, pero vivir probados por la fe, movidos por la fe, como lo ha mostrado Bendicto XVI, sin duda Juan Pablo II, quienes eran hombres de fe, que frente a todas las problemáticas, por encima de ellas, estaba su confianza en Dios.
Un segundo aspecto, sin duda, es su apertura al mundo, porque esa fe se debe comunicar, y esa apertura al mundo significa diálogo, por ejemplo, un acercamiento a los distintos ambientes, culturas. Un hombre preparado, por supuesto, en muchos aspectos, que pueda dominar dos, tres idiomas.
Que sea un hombre que tenga fidelidad al mensaje de Cristo, y que sepa actualizarlo a nuestra realidad contempóranea.