Distrito Federal, 23/10/12 (N22).-
A cuatro kilómetros en línea recta al norte de la ciudad de Tonalá, en la costa chiapaneca, la zona arqueológica se ubica sobre una elevación a 740 msnm, aunque los cinco grupos arquitectónicos que componen el área monumental en su totalidad, se distribuyen en aproximadamente 70 hectáreas (31 de ellas protegidas), encima de tres colinas circundadas por arroyos.
El arqueólogo Akira Kaneko informó que desde 2010, las labores han sido intensivas y enfocadas a los denominados grupos B y C, de los que destacan dichos edificios levantados con enormes bloques de piedra, provenientes de canteras cercanas, por ejemplo, la Estructura B-I alcanza los 95 m de longitud.
Iglesia Vieja es de los escasos sitios mesoamericanos con arquitectura megalítica, junto con Chimalacatlán, en Morelos, y Aké, en Yucatán
Aunque el apogeo de Iglesia Vieja fue hacia 250-400 d.C., en el periodo llamado Clásico Temprano, la evidencia arqueológica señala que su ocupación comenzó entre 400 y 100 años antes de nuestra era; incluso cuando el lugar fue abandonado, algunos grupos acudían a él, como lo demostró la presencia de una ofrenda cerámica del 600 d.C., en el templo de la Estructura B-I.
Akira Kaneko destacó que otra de las sorpresas de los trabajos arqueológico en el sitio, fue el registro de más 30 monumentos escultóricos con la representación de figuras zoomorfas y antropomorfas, o algunas que combinan características humanas y animales, por ejemplo de un pez, un ave rapaz o una tortuga.
Al explorar la Plaza del Grupo B, en el centro se encontró una piedra de 2 m de diámetro y 1 m de altura, con forma ovoidal, la cual debió ser depositada intencionalmente. Este hallazgo cobraría significado de acuerdo con un mito de los grupos zoques, según el cual el hombre nació de un huevo, comentó el especialista del Centro INAH-Chiapas.
“De los más 20 sitios arqueológicos reportados en la región de Tonalá, en Chiapas, Iglesia Vieja es el más grande, ésta una de las razones por las que consideramos que debió ser su capital en el Clásico Temprano. Temporalmente coincidió con el dominio de Teotihuacan, pero hasta ahora no hemos encontrado indicadores de presencia teotihuacana”, refirió.
Pese a su localización estratégica (entre la costa del Océano Pacífico y la Sierra Madre Oriental) y la influencia de distintas regiones de Mesoamérica, se trató de una cultura local probablemente ligada al grupo zoqueano.
“Los antiguos habitantes de Iglesia Vieja lograron el desarrollo de la arquitectura megalítica sin recibir la influencia externa, es decir, cristalizó su propia cultura”, subrayó Akira Kaneko.
De comprobarse la hipótesis de que este grupo (zoque) se extendió hasta el Istmo de Tehuantepec, fungiendo como intermediario entre parte del área oaxaqueña y la maya, “habría que agregar un nuevo capítulo en la historia de Mesoamérica”, consideró el arqueólogo.
Antes de los trabajos sistemáticos por parte del Centro INAH Chiapas, Iglesia Vieja fue visitada por expedicionarios y estudiosos durante el siglo XX. Arqueólogos como Enrique Juan Palacios, Edwin Ferdon Jr., John Corbett, José Luis Lorenzo, Carlos Navarrete y Norberto González Crespo, la describieron.
La visita al asentamiento prehispánico —concluyó el arqueólogo Kaneko— podría representar una fuente de trabajo para esta región con altos índices de migración hacia Estados Unidos.
Foto: INAH
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