“Yo no soy indio, pero amo a los indios y quiero defenderlos”: Francisco Xavier Clavigero, a 225 años de su muerte

Por Rafael Cervantes

Distrito Federal, 25/09/12 (N22).-

El auditorio José María Vigil de la Biblioteca Nacional fue la sede de la inauguración del coloquio-homenaje «Francisco
Xavier Clavigero en la memoria mexicana», con motivo del 225 aniversario de
su fallecimiento. 

Miguel León-Portilla se encargó de la conferencia magistral. Además Alicia Mayer, directora del Instituto de
Investigaciones Históricas, Estela Morales Campos, coordinadora de Humanidades
de la UNAM y el maestro Salvador Reyes Equiguas, del Instituto de Investigaciones
Bibliográficas, asistieron al evento.

León-Portilla hizo un recuento
de la vida y obra del jesuita Francisco Xavier Clavigero Echegaray, de quien se
considera admirador, y que con su trabajo dio el primer paso en busca de la identidad
que tanto buscaban los criollos a finales del siglo XVIII, que años después
serviría de base para asentar lo que hoy es México.

A lo largo de su ponencia, León-Portilla citó en repetidas ocasiones al
homenajeado: “yo no soy indio, pero amo a los indios y quiero defenderlos”; de
ahí que con su obra más conocida, estudiada, aplaudida y criticada, Historia Antigua de México, tratara de
refutar las ideas retrógradas que tenían algunos intelectuales europeos de su
tiempo sobre los pueblos originarios de América.

Sin embargo, reconoció que sí tuvo varias deficiencias, ya que para ese
momento, a raíz de la expulsión de los jesuitas del imperio español por órdenes
del rey Carlos III en 1767, se encontraba exiliado en Italia y “en Bolonia, no
Polonia –bromeó–, no tenía acceso a las fuentes que tenía aquí con Carlos de Sigüenza y Góngora”,
lo que después de su muerte le hizo merecedor de varias críticas y
desacreditaciones que decían que no había consultado las fuentes indígenas más
antiguas.

La Historia Antigua de México fue
publicada originalmente en italiano en Cesena (1780), y distribuida en diez
tomos. Hasta 1824 se publicó en español, luego de traducciones al alemán y al
inglés. Entre las fuentes a las que recurrió su autor se encuentran las Cartas de Relación de Hernán Cortés; la Historia Verdadera de la Conquista de la
Nueva España
de Bernal Díaz del Castillo, así como el trabajo de Francisco López
de Gómara, todas a través de la obra de fray Juan de
Torquemada.

Las culturas mesoamericanas estuvieron presentes en la vida de Clavigero desde
que era niño, pues cuando vivía en Jamiltepec, Veracruz, aprendió náhuatl y
mixteco, fruto de la convivencia con otros niños indígenas. De ahí su interés
por escribir acerca de los pueblos originarios: “escribo para llenar mis ocios;
yo amo a mi patria y quiero hacer algo por ella (…) hay una chusma que ataca al
mundo indígena”, rememoró el doctor.

Junto con el Códice Florentino
de fray Bernardino de Sahagún, la Historia
Antigua
escrita por Clavigero proporciona toda la cultura indígena, ya que
“México necesitaba, después de su independencia, un sustento, una especie de
Biblia”. De acuerdo con Luis Villoro –citado por el doctor–, el jesuita “fue el
hombre que puso la cultura indígena a la altura de las culturas clásicas griega
y romana”.

A pesar de que Clavigero fue tachado como enemigo de España al decir en
su obra que los indios, luego de la Conquista, quedaron peor que los griegos
dominados por los turcos. Su obra se reivindicó y sirvió de guía a
historiadores decimonónicos como Alexander von Humboldt, Carlos María de Bustamante, Lucas Alamán,
fray Servando Teresa de Mier y contemporáneos como Georges Baudot y el mismo
León-Portilla. Incluso,“influyó en los libros de texto; sigue siendo un clásico
de nuestra historiografía; por eso se merece un homenaje”, concluyó el
investigador emérito de la UNAM.

Imagen: http://bit.ly/PlBcvU

12AM/MAG 

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