- La magnificencia de los antiguos guerreros japoneses permanecerá en el Museo Nacional de Antropología hasta octubre próximo
Distrito Federal, 17/09/12 (N22).- Con más de 82 mil visitantes, luego de un mes en exhibición en el Museo Nacional de Antropología, la exposición Samurái. Tesoros de Japón, fue enriquecida hace unos días con 40 nuevas piezas, la mayoría de los siglos XVIII y XIX, entre las que destacan un kimono naranja y dos armaduras originales que pertenecieron a antiguos guerreros del país nipón.
Se trata del reemplazo de 40 objetos de los 180 que componen la muestra, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y el Museo de la Ciudad de Nagoya, debido a la delicadeza de los materiales con que fueron creados (papel, madera y tela), y que tienden a una descomposición natural o son propensos a la oxidación y a la pérdida de brillo (metal).
“La legislación japonesa del Ministerio de Cultura establece que las piezas con altas posibilidades de daño o desgaste deben exhibirse solo 45 días, ya que agentes como la luz y la humedad pueden actuar en detrimento de la calidad de las mismas; en atención a esta norma, 23 por ciento de objetos de la exposición que se exhibe en el Museo Nacional de Antropología, fueron sustituidos por otros de igual belleza e importancia histórica”, informó Erika Gómez Carvajal, coordinadora de logística de la muestra.
También se exhibe una pintura sobre seda del Monte Fuji, de 1767, el símbolo nacional de Japón al ser la montaña más alta de ese país (con 3776 metros de altura), que se puede observar desde cualquier punto del territorio nipón.
Otra obra incluida es un nuevo kimono de seda naranja, que muestra el diseño de un pavo real, manufacturado en el siglo XIX, llamado en japonés yogi, utilizado para dormir.
“Dicha vestimenta destaca por la técnica de elaboración llamada yūzen-zome, que consiste en el uso de almidón de arroz en áreas que no se desea teñir, lo cual permite que una misma prenda sea pintada de diferentes colores a voluntad”, explicó el arqueólogo Miguel Báez Pérez, coordinador académico de la exposición.
Además, se incorporó un grabado sobre madera con la representación del animal mitológico shachihoko o sachi, que tiene cuerpo de pez y cabeza de tigre, cuyas esculturas custodian el Castillo de Nagoya, mismas que se exhibieron en el Templo Yushima-seido, Tokio, en 1872. El artista Ikkei Shōsai hizo una xilografía en la que refleja un shachi en exhibición que es observado por gente atemorizada y rezando.
Las fundas de katanas de más de 300 años de antigüedad, que pertenecieron a la dinastía Tokugawa (1600 a 1868), también fueron sustituidas de la exhibición por estar constituidas de madera calada e incrustaciones de polvo de oro y perla, “porque la exposición constante a la luz y la humedad pueden alterar la madera hasta provocar pequeñas roturas y pérdida de los diseños; un caso similar podría ocurrir en los biombos, al estar compuestos por los mismos materiales”.
El arqueólogo comentó que en lo que respecta a las dos armaduras (tipos dō-maru y yoroi), fueron también cambiadas de la muestra, debido a la combinación de elementos que las integran, como placas de hierro que pueden sufrir oxidación e hilos de seda que pueden sufrir decoloración.
“Además —añadió Miguel Báez— cuando este tipo de piezas están exhibidas se tensan al estar en posición vertical, y pueden tener algún tipo de daño en los puntos de roce y unión entre los diversos materiales, debido a la delicadeza de los mismos”.
El coordinador académico de la exposición internacional, señaló que en lo que toca a los libros que también se exhiben, todos fueron cambiados de páginas, “es decir, si en un principio mostraban la página 12, ahora los visitantes observan la 20, ello con la intención de que la misma hoja no esté expuesta permanentemente a la luz de las vitrinas”.
Samurái. Tesoros de Japón continuará exhibiendo en el Museo Nacional de Antropología (MNA), la magnificencia de los antiguos guerreros japoneses, hasta octubre próximo.
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