Ciudad de México, México, 27/08/12, (N22).- Las construcciones plásticas de José María Velasco, preparadas por dibujos, esbozos y diagramas, son huellas de lugares, memoria de un Valle de México que ya no es el mismo. Su forma de trabajo y cuadros representativos, cuya temática principal son las imágenes de tierras mexicanas, fueron comentados y analizados la tarde de este domingo 26 de agosto en el Museo Nacional de Arte (Munal).
En el marco del centenario luctuoso de José María Velasco, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), dentro del ciclo “Mira y lee”, honraron el legado del máximo representante del paisajismo en México, con una serie de actividades que iniciaron con la proyección del video Memoria del Valle: las huellas de José María Velasco, una investigación y realización de Andrés Reséndiz Rodea y Marie-Christine Camus.
El documental que analiza el trabajo de José María Velasco y su concepto en el arte con el paso del tiempo, también explora el proceso del paisaje en la plástica mexicana, tomando como punto de partida sus pinturas que exploran el valle de México. En el filme se plantea descubrir el cómo y porqué la obra del paisajista dejó marcas en la cultura contemporánea, qué queda de esos lugares que plasmó y explorar las huellas que dejó Velasco en el imaginario y el arte contemporáneo.
En charla con el público reunido en la sala 22 del Museo, la videoasta María-Christine Camus señaló que la experiencia de documental partió de la inquietud de ver si se podría encontrar algo que recordara la obra del paisajista mexicano y buscar una huella entre el pasado y el presente con sus pinturas. “Fue interesante encontrar lugares que aún existen, pequeños paisajes arqueológicos que no hubiéramos conocido sin el trabajo de Velasco”.
Por su parte, Reséndiz compartió que al visitar los lugares que plasmó Velasco en sus obras descubrieron la marcha inexorable de la presencia humana, la cual es devastadora. “Lo ideal sería encontrar una convivencia entre la gente y el lugar. Falta que las personas tengan y sientan una apropiación”.
Explicaron que su documental comparte procesos de investigación amplios, en donde también presentan a autores contemporáneos y artistas que han trabajo la obra de Velasco y que retoman su trabajo para presentar otras propuestas, como Luis Nishizawa y Luis Acosta, quienes reflexionaron desde un punto de vista nostálgico, de resistencia al crecimiento de la urbe, o Alfonso Ayala, Feliciano Peña y Enrique Sánchez, que presentaron nuevas perspectivas y puntos de vista del paisaje.
El documento visual plantea que Velasco en sus pinturas representa una manera científica de interpretar la imagen de la cuenca, el paisaje, la apariencia de un aire transparente y los detalles orográficos del gran Valle de México.
Para Reséndiz, quien colabora en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas, la obra de Velasco ayudó en el siglo XIX a construir una nacionalidad. “No teníamos una aglutinación social, con Velasco se junto lo que estaba disperso en el Porfiriato”.
En la segunda charla de la tarde: “De la naturaleza a los trazos”, el pintor Ricardo Amezcua habló de José María Velasco como el pintor y el dibujante. Explicó que en sus paisajes Velasco realizó un análisis visual de cada lugar. “Su gran aportación fue ver y plasmar una dimensionalidad del cerca y lo lejos, una atmósfera y su temperatura”.
Con las obras Vista de Guelatao, La catedral de Oaxaca, La bahía de La Habana, Baño de Nezahualcóyotl, Cañada de Metla y Pirámide del Sol, Amezcua explicó de manera general los elementos y características que dichos cuadros presentaban.
“Él en distintas pinturas modificaba el horizonte para que se alcanzaran a ver las partes escondidas del lugar. Hacía uso de tonos azules, morado, un blanco agrisado, tenía una manera de adelgazar los colores, lo más complicado es que en sus pinturas lograra diferentes efectos de matices fríos y cálidos”, explicó.
Velasco en sus obras, agregó, resaltaba la naturaleza y conocía de perspectiva, pues movía el horizonte sin que éste se viera mal: “Pareciera que el espectador pudiera entrar y caminar en la pintura”.