Ciudad de México, México, 15/08/12, (N22).- La existencia del hombre y el paso del tiempo dejan rastro en todo lo que tocan. La vida se encarga de recoger los vestigios de lo que se llama realidad, de aquello que el hombre ve, toca, escucha y olfatea, y es así como se crean simpatías y disgustos, juegos de luz y sombra, dice Esther Seligson en el prólogo del libro Huellas de una presencia, de Rogelio Cuéllar, volumen que será presentado el miércoles 22 de agosto acompañado de una exposición del mismo nombre.
La actividad tendrá lugar a las 18:30 horas, en la Galería Luis Cardoza y Aragón del Centro Cultural Bella Época (Tamaulipas 202, esquina con Benjamín Hill, colonia Hipódromo Condesa). La muestra está integrada por 50 fotografías —más artísticas que documentales— donde su cámara combina los colores blanco y negro dando como resultado poemas visuales.
Los protagonistas de la lente de Cuéllar van desde un vestido, unas manos, unas naranjas, una casa, un árbol, una jaula, un letrero, una pisada, un camino, un reloj, un gato hasta otras escenas como paisajes, rostros, telas, ventanas y cuerpos.
Las tres series de imágenes que componen Huellas de una presencia son testimonio lúdico del paso de los días y del hombre, así como del ojo artístico de Rogelio Cuéllar, que deja su tejido de signos en nuestra mirada.
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