DISTRITO FEDERAL, México, (N22/Conaculta).-
Silvestre Pantaleón es un anciano de 81 años, quien vive en el pueblo nahua de San Agustín Oapan, Guerrero. Debido a su edad, su vida y cotidianidad se ven limitadas. Él se lamenta de que su cuerpo ya no responda del todo y la fuerza física lo abandone por momentos.
Sin embargo, don Silvestre y su esposa no se intimidan ante nada, siguen su vida elaborando de manera artesanal objetos religiosos y cuerdas de fibra de maguey o trabajando el barro.
Lejos de hacer un material etnográfico, el realizador Roberto Olivares Ruiz se concentra en contar una historia de vida y presenta a esos héroes anónimos que preservan las tradiciones y la cultura del país.
Y a pesar de las duras condiciones en que vive don Silvestre y su familia, el director no victimiza a sus personajes, por el contrario se vuelve un testigo más en el cotidiano de San Agustín Oapan y da cuenta de la gran sabiduría y el talento artesanal que poseen los habitantes de esta región, que hacen de la naturaleza su aliada para sobrevivir.
Roberto Olivares recuerda que hace un tiempo el productor Jonathan D. Amith le pidió que hiciera un registro visual de cómo se hacen las cuerdas de mecate hechas a base de fibra de maguey, por lo que tenía que contactar a don Silvestre Pantaleón, uno de los últimos artesanos que trabajan esta técnica.
Así el proyecto comenzó a crecer y Silvestre se convirtió en el protagonista de esta historia, quien ya estaba acostumbrado a que lo grabaran las cámaras, lo que facilitó que fluyera el rodaje. De hecho fueron sólo tres viajes de dos semanas cada uno, lo que tuvo que invertir en tiempo el director para hacer el registro de esta cinta documental.
Roberto Olivares es un cineasta formado en Comunicación Social por la Universidad Iberoamericana. Lleva 20 años trabajando en comunidades indígenas, lo que le ha permitido crear el proyecto Ojo de agua, en la que se imparten talleres para que los grupos étnicos cuenten sus historias.
El cineasta se adentró en el mundo indígena para encontrar sus raíces y reconocerse a sí mismo y con esta claridad que le da la experiencia explica que Silvestre Pantaleón no es un trabajo etnográfico “es más bien la historia de un hombre que se cuestiona su edad y el porqué su cuerpo ya no le responde”.
La idea era humanizar a la gente de las comunidades indígenas, rendirle un homenaje a don Silvestre Pantaléon y compartir sus historias. En suma esta película se convierte en una alegoría a la vida, a la experiencia, al conocimiento ancestral de los indígenas y a su aliento artístico.
Silvestre Pantaleón compite en la Sección Plataforma Mexicana de la primera edición del Riviera Maya Film Festival, encuentro que cuenta con el apoyo del Conaculta, a través del Imcine.
Además, ha sido invitado a participar en los festivales de Marsella y Bruselas y logró la venta para su transmisión por Canal 11, aunque su director espera negociar con algún distribuidor para su estreno en salas de cine.
Foto: http://bit.ly/GGctOK
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